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Rodolfo Bastida

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  • Laura López Altares
  • 2020-01-27 00:00:00

El director técnico y general de Bodegas Ramón Bilbao afronta los emocionantes retos de su oficio sin pensar en el mañana, viviendo su gran pasión con la intensidad del primer día.


El gélido invierno de Madrid nos da una pequeña tregua cuando entramos en el espectacular cuartel general del grupo familiar Zamora Company, donde Rodolfo Bastida, director de Bodegas Ramón Bilbao, nos recibe con una calurosa bienvenida. En este juego de seducciones que es el mundo del vino no es tan fácil como parece encontrar a personas tan generosas a la hora de compartir lo que sienten y piensan. Rodolfo lo hace con naturalidad y vehemencia, con la misma intensidad con la que vive su oficio: "Yo me he vaciado completamente en este proyecto como persona y como técnico, con toda la pasión. Es una entrega total, como un sacerdocio, prácticamente [risas]. Y creo que es una especie de efecto boomerang: yo he dado mucho, pero Ramón Bilbao me ha devuelto muchísimo más, me lo ha dado todo".

El camino natural
Vayamos al origen de esta inmensa pasión. Tiempo atrás, mucho antes de que Ramón Bilbao se cruzase en su camino, Rodolfo creció jugando entre viñas riojanas: "El vino en nuestra familia forma parte del paisaje y del día a día, y yo tengo recuerdos muy nítidos de pasar los veranos con mi abuelo trabajando en los viñedos, ayudándole con los aperos del caballo y en el prensado".
Ya en la adolescencia, se rebeló contra todo lo que significó su infancia, pero, "como aquellos valores se te quedan ahí dentro, no fue difícil volver a ellos".
Para Rodolfo, estudiar Ingeniería Técnica Agrícola fue algo natural, y al terminar se especializó: "El Máster en Viticultura y Enología es una de las cosas más importantes que me han pasado, sobre todo porque allí conocí a mi mujer, la madre de mis hijos, que tiene pasiones muy parecidas a las mías en lo que respecta al vino". Concha es enóloga y ha trabajado en varias bodegas, "siempre muy cerca del vino. Hemos pasado muchísimas vacaciones visitando zonas vitivinícolas: este año estuvimos en Burdeos, en Toscana… Tengo esa suerte de compartir aficiones, ¡nos encanta el buen comer y el buen beber!".

Pasiones compartidas
Lo que más le gusta a Rodolfo de este sector tiene mucho que ver con esas pasiones compartidas: "Lo principal es que conoces a mucha gente con pasiones muy parecidas a las tuyas. El mundo del vino hace que te enganches y que te quedes como atrapado, embelesado". Su familia disputa al vino esta devoción incondicional: "En esta época de mi vida estoy muy enfocado en la crianza, pero no de vinos en este caso [risas]. Tengo una hija de 17 años y un hijo de 15, y el poco tiempo libre que tengo me lo absorben: estoy muy concentrado en intentar que sean personas creativas, retadoras, que se cuestionen lo establecido y que lo hagan con tranquilidad. Y con la conciencia de que se pueden cambiar muchas cosas, de que el mundo está ahí para cambiarse".
¿Y qué hay de sus otras aficiones? "Entre el vino y la familia casi no me queda tiempo para nada más. Eso sí, todo lo que cae del vino en mis manos lo veo y lo leo. Me encantan las novelas ambientadas en viñedos y bodegas: A merced de un dios salvaje, la última del escritor riojano Andrés Pascual, me ha gustado mucho. ¡Y este fin de semana volví a ver por décima vez Un gran año!".
 
Bendita insensatez
Entre las grandes añadas de su vida, Rodolfo reserva un hueco muy especial para su entrada en Ramón Bilbao: "Llegué con 31 años y he pensado en ese momento muchas veces. Incluir a una persona tan joven en un proyecto tan importante y con esta responsabilidad tiene un punto de locura. Pero pienso que la bodega y la marca necesitaban una visión más fresca". Recuerda sus divertidas primeras reuniones con Emilio Restoy Zamora, que fue la persona que le contrató: "Escribíamos planes en servilletas, ¡hasta las tengo guardadas!". Rodolfo destaca el esfuerzo de la familia Zamora para entender el sector y sus valores, con los que el equipo se alineó a la perfección: "Todo fue bastante sencillo, supongo que tiene que ver con la química. Hizo 20 años en abril, ¡se me han pasado volando! Es cierto que hay momentos en los que estás más cansado, pero como siempre hay nuevos retos, te vuelves a enganchar rápidamente".
El éxito de Ramón Bibao y su facilidad para conectar con el público puede explicarse por diversos motivos, pero Rodolfo apuesta por el inconformismo: "Tenemos muchas ideas nuevas respecto a interpretar las regiones una y otra vez, y quizá ese haya sido el factor clave: no conformarnos nunca con lo que tenemos y pensar siempre que el mejor vino está por venir".
Cuando le preguntamos por nuevas formas de incentivar el consumo de vino en España, también lo tiene claro: "Lo primero es beber más vino (conste que yo mi cuota la cubro sin problemas [risas]). Tenemos que favorecer que se consuma en muchas más ocasiones, sacarlo de la rutina de la celebración".
En cuanto al futuro, Rodolfo prefiere no adelantarse: "Creo que es una norma de vida interesante: no es que no tengas perspectivas, simplemente es que te enfocas y quieres hacer muy bien lo que estás haciendo en este momento. Yo estoy muy feliz ahora".

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