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Del 1001 al 2000: El milenio del vino: Con el sonido de la tierra y la resonancia del tiempo

  • Redacción
  • 2000-02-01 00:00:00

«En efecto, el vino desempeña un papel íntimo en la vida
de la humanidad, tan íntimo, que no me sorprendería si algunos espíritus sensatos, seducidos por una idea fantástica,
le reconocieran una especie de personalidad».

Pierre-Charles Baudelaire (1821–1867) en
«Los paraísos artificiales»

La Biblia nos presenta a Noé como el primer vinicultor (Génesis, 9,20). “Éste nos consolará de nuestros quebrantos y del trabajo de nuestras manos por la tierra”, dice el libro del Génesis 5,29. En aquellos tiempos remotos, al zumo de la vid fermentado le correspondía, pues, en primera línea, la tarea de aliviar la dureza de la existencia humana. Pero en Occidente, hasta bien entrada la Edad Media, el vino era una parte fundamental de la alimentación diaria. En las emergentes ciudades, sobre todo, se consideraba incomparablemente más sano que el agua potable, a menudo sucia. Su evolución hasta llegar a ser en la actualidad una bebida de culto mitificada se inició hace sólo 500 años en nuestras latitudes. El vino posee el aura de ser la más noble entre todas las bebidas, y la debe primeramente a sus inigualables cualidades con respecto a tres aspectos: ningún otro elixir desarrolla tantos matices en cuanto a sabor y estructura, ninguno incorpora de tal manera su procedencia individual, ni puede dar fe tan sutilmente de los años de maduración. Hoy por hoy, a finales del segundo milenio después de Cristo, cuando su brillo resplandece con más luz que nunca, está considerado como medio sensual, producto natural, artístico y cultural en uno. Y sin embargo, el vino ha logrado conservar su cualidad de insondable. En el fondo aún alberga ese misterio que describió el poeta egipcio Al-Farid ya hace 800 años:

Puro, pero no como el agua,
suave, pero no como el aire,
un espíritu, pero sin cuerpo,
una luz, pero no el resplandor del fuego.

Todas las cosas de este mundo
existen gracias al vino.
Pero lo ocultan sabiamente
ante el profano insensato.


1453 La reconquista
Tras 300 años de dominación inglesa, la ciudad de Burdeos pasa a los franceses. Los franceses dan a los ingleses un plazo de seis meses para embarcar el vino del año 1453. Sólo pasados 20 años, cuando Burdeos sufre apuros financieros, se vuelve a permitir a los barcos ingleses atracar en el puerto. Parece ser que poco tiempo después, y siempre para las fechas del embarco del vino, volvían a reunirse en Burdeos alrededor de 7.000 ingleses. A pesar de todo, el comercio no alcanzó la envergadura de otros tiempos. Mientras que en el siglo XIII se embarcaban anualmente más de 80.000 toneladas de vino, ahora los envíos sólo llegaban a 10.000 toneladas. La razón: otras regiones claramente menos hostiles a los ingleses ofrecían cada vez más vinos de calidad.

1400 Asentamiento de las primeras cepas de la uva tinta Monastrell en la Huerta de Alicante, traídas de Grecia por los soldados almogávares. Poco después comienza a elaborarse el Fondillón, un vino viejo de licor de gran intensidad aromática, bello color ocre ambarino, paladar generoso, suave y penetrante, soberbio fósil enológico que, debido a la fama súbita y una demanda imposible de satisfacer con autenticidad, corre el peligro de ser banalizado. El “fondillón” es un vino que puede alardear nada menos que de ser el primero en dar la vuelta al mundo, naturalmente en las naves de Juan Sebastián Elcano, donde fue cargado en 200 barricas para “la salubridad y bienestar de la tripulación”.

1384 El monje franciscano catalán Francesc Eiximenis en su libro “Lo terç del Crestià”, no sólo trata la gula y la embriaguez, sino también las reglas para beber vino de manera decorosa. Subraya el efecto saludable de un moderado consumo de vino y recomienda tomar de tres a cuatro vasos con el almuerzo y la misma cantidad con la cena. Declara como mejores vinos de su tiempo los fuertes y dulces del Mediterráneo, sobre todo el Malvasía, pero también el Candia de Creta y el Picapoll de Mallorca.

1395 Felipe el Valiente destierra la Gamay (“una planta muy mala y pérfida”) del corazón de la Borgoña, la Côte d’Or.

1423 En la capital castellana Valladolid, una reglamentación sobre el vino regula exactamente qué vinos está permitido introducir en la ciudad y en qué momento. En aquella época, el más apreciado era el vino pesado y oscuro de Toro.

1472 Los venecianos envían al rey inglés ocho barricas del más fino y dulce Malmsey (Malvasía). Este vino dulce, amarillo dorado, probablemente procedente del Mediterráneo oriental (por ejemplo Grecia o Creta), pronto se puso de moda en Inglaterra. Tanto, que en el año 1480, al ser declarado culpable de alta traición el duque George of Clarence, y pudiendo elegir la forma en que había de ser ejecutado, dicen que se decidió por morir ahogado en unabarrica de Malmsey.

1487 Un decreto imperial regula en Alemania por primera vez el sulfitado de los vinos como método de conservación. Se permitían 16,2 gramos por 860 litros de vino. Aunque añadir azufre era una práctica antiquísima, hasta entonces no existía documentación que regulara el modo y manera del sulfitado.

1518 Para su flota, con la que dio la vuelta al mundo entre 1519 y 1521, Fernando de Magallanes presenta un presupuesto de gastos muy interesante. En él prevé una suma de 566.684 maravedíes para la adquisición de armas de todo tipo, pero presupuesta 594.790 maravedíes para la compra de “vino de Jerez”, incluidos los honorarios de un tal Juan Nicolás, que tuvo que viajar de Sevilla a Jerez expresamente para elegir el vino.

1565 Un cronista afirma que “de Jerez proceden los famosos vinos que son exportados hasta gentes de la India, y a Alemania, Francia, Inglaterra, Escocia y Holanda, y a todas las regiones del universo son exportados anualmente”. Pero sería en los siglos XVIII y XIX, de la mano de los grandes capitanes de empresa ingleses, pronto vinculados a los principales cosecheros nativos, cuando nacería el milagro comercial del
jerez. El irlandés Patricio Murphy, el escocés Arthur Gordon, el alemán Juan Nicolás Böhl de Faber, o el inefable Guillermo Garwey y Power, son los nombres más sugerentes de aquellos pioneros. Los Osborne, Terry o Domecq serán, a su vez, el más claro ejemplo de esa integración plena en la maravillosa tierra gaditana, dedicados ya por entero a la noble crianza del jerez.

1586 En la “Descripción de Inglaterra”, de William Harrisons, se describe por primera vez el fenómeno del esnob del vino que sólo se interesa por el mejor de todos los vinos que se puedan encontrar. “Esa clase de carne que sólo se puede conseguir con las mayores dificultades (y a los más elevados precios) se considera generalmente la más delicada, y todo huésped preferirá ceñirse a ella (…) éste tampoco perderá la ocasión de practicar los mismos excesos con el vino, del que en ningún lugar se halla mayor reserva que en Inglaterra. (…) No sólo me refiero a los vinos menores como el Claret, blanco, tinto, francés, etcétera, en total unas 56 variedades (…), sino también a las 30 clases de vinos italianos, griegos, españoles, canarios, etcétera, sin considerar menores por su vigor y su valor a los Vernage, Cate Pument, Raspis, Muscadell, Romnie, Bastard Lire, Oseie, Capricke, Clareie y Malmsey, pues vale lo mismo que para la carne, cuanto más fuerte es un vino, más demanda tiene”.

1597 El joven William Shakespeare, en su obra “Enrique IV”, pone en escena a Sir John Falstaff, adorable usurero, bribón, mentiroso y vividor. Falstaff se aloja en la taberna “Cabeza de jabalí” en Eastcheap y allí se queja del constante enflaquecer de su bolsa, lo cual no le impide, por otra parte, beber Sekt durante todo el día. Así reza la traducción alemana de August Wilhelm Schlegel, que obviamente no tenía ni idea de la historia del vino, pues en el original se habla de “sack”, que naturalmente no significa Sekt (espumoso), sino jerez. Lo que Falstaff bebía durante todo el día probablemente era jerez ligeramente dulce, similar al que hoy se conoce bajo la denominación de Oloroso. Así, elogia al jerez y no al espumoso cuando dice “Un buen sack español produce un doble efecto. Se os sube al cerebro, donde dispersa todas las brumas de necedad y zafiedad que lo rodean, lo vuelve agudo, rápido e ingenioso, lleno de imágenes ágiles, ardientes y divertidas; cuando éstas se transmiten a la voz y a la lengua, que son su nacimiento, se convierten en ingenio excelente.”


1663 Un vino llamado Ho Bryan

Apenas tres semanas después de haber jurado solemnemente abstenerse de tomar vino el resto de su vida, Samuel Pepys, de 30 años, pasa la velada del 10
de abril con su amigo Alexander Brome en la Royal Oak Tavern en Londres bebiendo un vino que, al día siguiente, le inspirará esta anotación en su diario: “Bebí una clase de vino francés llamado Ho Bryan, de buen sabor a la par que el más singular que haya encontrado jamás.” Lo que Pepys había probado era Haut-Brion, de entre todos los vinos de Burdeos el primero que se vendió bajo el nombre de la finca vinícola en la que se producía.

1636 En Inglaterra se embotella vino por primera vez. Hasta entonces se guardaba en barricas de madera, jarras de piedra, odres y talegas. Pero como las botellas sopladas a mano tenían tamaños diferentes, para proteger al consumidor el vino se vendía a granel (casi exclusivamente en barricas de madera). Sólo en las tabernas y comercios de vino se presentaba en botellas. En los años que siguieron, la calidad de las botellas de cristal mejoró rápidamente. Los productores de vinos persas de la ciudad de Shiraz fueron los primeros que, en el año 1677, embotellaron sus vinos antes de enviarlos a su lugar de destino.

1641 Para la famosa zona vinícola húngara de Tokai se decretan por primera vez disposiciones legales que regulan la selección del viñedo, la construcción de terrazas, el riego y el abono. Ya en 1660 se reconoció la podredumbre noble y se introdujeron reglamentaciones para los vinos Aszú (en los que apareció). Por el contrario, no está documentado si en esta misma época también se estaban produciendo ya vinos dulces nobles en Sauternes.

1626 Las cortes de Monzón establecen la primera clasificación de vinos valencianos. El litoral levantino, conocedor del vino desde los tiempos ibéricos, se convirtió pronto en un lugar no sólo de elaboración, sino de amplio y fructífero comercio, tradición que arranca de las primeras colonias griegas y que continúa hasta nuestros días.

1668 El monje benedictino Dom Pérignon toma posesión del cargo de tesorero y bodeguero de la abadía de Hautvillers en el corazón de la Champagne. Ha pasado a la posteridad como el hombre que inventó el Champagne, pero esto es más bien leyenda. Dom Pérignon meramente mejoró el vino blanco sin aguja de la región de Champagne introduciendo una poda rigurosa y el prensado suave, además de ser el primero que empezó a mezclar vinos de viñedos diferentes. La cuestión de cómo los vinos de la Champagne llegaron a ser espumosos en aquel tiempo aún sigue sin esclarecerse del todo. ¿Fueron los bodegueros ingleses, que al embotellar el vino solían añadir algo de azúcar y melaza, provocando así una segunda fermentación? ¿O acaso el Champagne espumoso se debe a un capricho de la naturaleza, pues el vino transportado a Inglaterra en barricas se embotelló entonces en las nuevas botellas Digby, que al ser más fuertes soportaban la presión del gas y no estallaban si se producía otra fermentación durante los cálidos días de primavera? Lo cierto es que los ingleses no consideraron defectuosos estos primeros vinos espumosos de la Champagne, más bien los tuvieron por un néctar nuevo, especialmente exclusivo. Paulatinamente, también los franceses descubrieron el placer espumoso. Así, a Dom Pérignon y a sus sucesores no les quedó más remedio que doblegarse a los deseos del mercado…

1709 Los periódicos ingleses incluyen a los comerciantes en vinos en el “gremio de los alquimistas”, por la tan extendida adulteración del vino. De hecho, no son raros los vinos de Burdeos a base de endrinas ni los champanes de manzana. Y el popular vino de Oporto adquiere su color oscuro gracias a las bayas de saúco y su sabor generoso de la pimienta de Jamaica seca.

1743 En Italia se desvanecen las últimas dudas sobre la comestibilidad del tomate, que hasta entonces había servido, sobre todo, de planta decorativa. El tomate de los países andinos ya había sido introducido en Europa 200 años antes por los conquistadores. Pero los libros de cocina americanos en 1860 aún recomendaban a las amas de casa hervir los tomates al menos tres horas antes de consumirlos. En la misma época, en Italia ya hacía tiempo que se comían crudos.

1756 El Marqués de Pombal, Primer ministro portugués, limita la plantación de uvas para vino de Oporto a una región definida con exactitud, que sigue el curso del Duero y en la que priman los suelos de pizarra. Las disposiciones de Pombal no son otra cosa que la primera Denominación de Origen controlada.

1768 En sus viajes alrededor del mundo, James Cook no sólo confía en el primer reloj exacto (un cronómetro construido en 1762 por el inglés John Harrison, que lograba una discrepancia de menos de tres segundos por día), sino también en el vino de Madeira. Antes de su viaje a Australia, cargó a bordo para sí y los 94 miembros de su tripulación nada menos que 3.000 galones de Madeira, a los que se había añadido brandy para conservarlo. Con el tiempo se pudo comprobar que el vino de Madeira que había sido almacenado en barcos de vela en continuo movimiento y bajo un calor abrasador resultaba especialmente bueno. No era de extrañar que los pedidos de Londres especificaran que el Madeira en cuestión debía haber cruzado el Atlántico no menos de dos veces. Como esta maduración sobre el océano resultaba demasiado larga y demasiado cara, a partir de 1794 se implantó otro procedimiento: desde entonces, el Madeira maduraba en las llamadas “Estufas”, unos cobertizos-bodega en los que se creaba un clima tropical con estufas y circulación de agua.

1787 Se crea la Real Sociedad Económica de Cosecheros de la Rioja, con sede en Fuenmayor, que inicia la mejora y el trazado de caminos y carreteras buscando dar salida a sus vinos, principalmente por Santander. La guerra de la Independencia supuso un alto en el desarrollo de la Sociedad, ya que los riojanos se preocuparon más de acabar con el francés que discutir con ellos las técnicas y crianzas de sus vinos.

1780 Un visionario en Rioja

D. Manuel Quintano y Quincoces, un emprendedor militar alavés, promovió la elaboración del vino fino riojano, que podía viajar sin la adición de sustancias más o menos naturales para preservarlos de alteraciones y enfermedades, pero que también dejaban sus fuertes olores y sabores. La experiencia de Quintano no tuvo demasiado éxito en sus primeros tiempos, pero la inquietud por hacer un vino distinto y distinguido estaba sembrada. Pasada la guerra de la Independencia, Luciano de Murrieta, un noble ilustrado de ideas liberales, se lanza a la aventura de crear el primer vino de Rioja tal como lo entendemos hoy. Tras un periodo de exilio en Londres por su apoyo al duque de la Victoria, don Luciano pasaría a Burdeos con la sana intención de estudiar los procesos de elaboración de aquellos afamados vinos franceses e intentar aplicarlos en su tierra.

1775 Descubrimiento de la Spätlese en Alemania, en Schloss Johannisberg, al llegar tarde el permiso del príncipe obispo de Fulda para iniciar la vendimia.

1778 El ambicioso vinicultor Hendrik Cloete produce el primer vino de postre Constantia cerca de Ciudad del Cabo. Éste asciende pronto a exquisitez exótica entre la aristocracia europea. Constantia hizo soportable a Napoleón su exilio en Santa Helena. También el rey Luis-Felipe de Francia se cuenta entre los aficionados declarados al Constantia. Con él, la historia del vino ha tenido su primer “boom del Nuevo Mundo”. En 1991, la finca Klein Constantia recuperó este legendario vino generoso de la variedad Muscat of Frontignan.

1779 Misioneros franciscanos plantan en las cercanías del actual Los Angeles las primeras cepas europeas de vitis vinífera para hacer vino de misa. Tras la fiebre del oro (1849), la viticultura se traslada, internándose en la bahía de San Francisco.

1788 Unos ingleses plantan en Australia las primeras cepas, en un terreno que en la actualidad pertenece a la ciudad de Sidney.

1791 En el curso de la Revolución Francesa, el poderoso convento de Citeaux, en Borgoña, se ve obligado a ceder su viñedo más legendario, el Clos Vougeot. Primero perteneció a dos banqueros, que lo transfirieron a un tercer banquero, llamado Victor Ouvrard. Éste se lo regaló a su primo de 19 años, que fue un digno propietario y dirigió personalmente la finca. Cuando murió en 1861, el Clos fue dividido entre los cuatro hijos de su hermana Betsy. Tras algunas turbulencias, finalmente quince comerciantes se repartieron el famoso viñedo en 1889. Consecuencia lógica del derecho sucesorio francés, siguió una fragmentación sin precedentes de este Cru, que aún hoy, al contemplarlo, parece formar una unidad. Y eso que en la actualidad más de 80 propietarios se reparten estas 50 hectáreas de viñedo. Lamentablemente no es éste un caso aislado en la Borgoña…
1803 El 5 de marzo aparece en Australia el primer periódico diario, el Sydney Gazette. Un artículo en la última página describe la plantación de un viñedo y la elaboración del vino.

1811 En Alemania se ha mitificado, considerándolo la cosecha del siglo. Nada menos que Johann Wolfgang von Goethe lo ha elevado al Olimpo poético. En el “Diván occidental-oriental”, su gran colección lírica de madurez, entre otras cosas puede leerse: “Dondequiera que me enseñen algo bueno, es una botella de Eilfer. En el Rin y el Main, en el valle del Neckar, sonriendo me traen Eilfer. Incluso muchos hombres buenos se nombran menos que el Eilfer…”

1830 En febrero, primera vendimia de Eiswein (vino de hielo) ) en Alemania, en el año 1829, en Dromersheim junto a Bingen.

1851 El tercer domingo de noviembre, los Hospices de Beaune subastan sus vinos jóvenes por primera vez. Fue un acontecimiento que rápidamente cobró fama, y que fue el germen de las “Trois Glorieuses”, los tres días festivos del vino de Borgoña.

1852 Primera aparición de la enfermedad de la vid Oidium -oídio- (verdadero mildiú) en el bordelés.

1855 En el curso de la exposición universal de París, organizada por deseo de Napoleon III, los agentes inmobiliarios de Burdeos establecieron una clasificación de las 61 fincas superiores del Médoc. El ya entonces legendario Château Haut-Brion en Graves también fue valorado, aunque geográficamente constituyera un caso excepcional. La clasificación se basaba exclusivamente en la perspectiva de mercado, siendo un indicador importante el precio conseguido por las fincas con sus vinos. Aunque muy controvertida, la clasificación de 1855 sigue teniendo aún hoy una considerable influencia en el prestigio en las fincas de Burdeos.


1858 La filoxera llega a Europa en barco, como ”polizón”. Las primeras apariciones de la enfermedad se presentan en Francia, en el departamento de Gard, en el año 1863. En Alemania se registran los primeros daños en 1874. Conforme va aumentando el número de viñedos franceses asolados por la filoxera, los comerciantes franceses se cubren con vino de La Rioja, sobre todo. Así, esta región vinícola al norte de España experimenta un boom único. Gracias a una nueva línea de ferrocarril, La Rioja exporta a Francia hasta 500.000 hectolitros mensuales en los últimos años del siglo XIX. Pero este milagro del vino terminó abruptamente. En 1901 la filoxera llegó también a La Rioja.

1860 Don Luciano Murrieta se instala en Ygay, y tras laboriosos trabajos consigue elaborar vinos al estilo de Burdeos, que obtienen medallas en la Exposición Universal de París los años 1878 y 1889. Por aquel entonces, había llegado a España el famoso enólogo bordelés Jean Pineau, embajador en Rioja de los sistemas modernos de elaboración del vino y su posterior crianza en barricas de roble, llegando hasta el último rincón de esta comarca para enseñar los nuevos métodos. Este eminente personaje, contratado por la Diputación Foral de Álava en un soberbio ejemplo de visión de futuro y fomento de sus productos, llega a Laguardia en 1862 y tras unos años de frenética actividad pedagógica, termina su carrera profesional contratado por D. Camilo Hurtado de Amézaga, Marqués de Riscal, para dirigir su hacienda vitivinícola. Desde entonces, esta innovadora empresa vitivinícola, con 200 ha. de viñedo en el que se cultivan los tradicionales varietales Tempranillo, Graciano, Mazuela y, ya desde sus orígenes, Cabernet sauvignon, con un parque de barricas de roble americano superior a las 25.000, y una capacidad de producción de 13 millones de litros, es un ejemplo de fidelidad a los orígenes, lo que no les ha impedido adentrarse por el camino de la renovación, con su vino más logrado y uno de los mejores del país: “Barón de Chirel”.

1864 Eloy Lacanda y Chaves funda Vega Sicilia, un vino que, por sí mismo, representa a todo un país. Lo curioso es que ese carisma ha permanecido inalterado a lo largo de los años, pese a que la propiedad ha conocido distintos dueños, como si la bodega se impusiera con su peso histórico y autoridad a los sucesivos propietarios. Y es que Vega Sicilia es algo más que un vino, un mito con el que los sibaritas millonarios han buscado siempre diferenciarse. Su adquisición, dificultada no sólo por su elevado precio, sino por una comercialización restringida, casi de favor, unida a su indudable calidad y primicia en la utilización de variedades francesas, como Cabernet sauvignon, Merlot, y Malbec, hacen de su tinto “Único” el no va más del buen vino español.

1876 En Alemania se fabrica por primera vez vainilla artificial de eugenol (un aceite esencial que contiene el clavo). Aunque este aroma artificial aún no ha alcanzado la perfección del original, actualmente un 90 por ciento de los aromas de vainilla empleados están producidos de manera sintética.

1853 En la Champagne ya se producen 20 millones de botellas de vino espumoso al año. Cuando un año después Reims enlaza con la red de ferrocarriles, se intensifica el negocio gracias a las mejoradas posibilidades de distribución

1888 Al sanear sus viñedos en Montalcino, aquejados por la filoxera, el joven Ferruccio Biondi-Santi consigue aislar un clon de la Sangiovese de gran valor, la llamada Sangiovese grosso o Brunello. Ha nacido el Brunello di Montalcino, que en los últimos años se ha ido estilizando hasta llegar a ser el tinto más prestigioso de Italia.

1920 La Ley seca supone un gran revés para la vinicultura americana. Cuando en 1933 se levanta la prohibición de producir bebidas alcohólicas, los hermanos Ernest y Julio Gallo fundan en Modesto una pequeña bodega. Actualmente, Gallo es el mayor productor de vino del mundo.

1924 Con apenas 22 años, Philippe de Rothschild, que hace ya dos años dirige la finca familiar Mouton-Rothschild, en Pauillac, consigue convencer a los responsables de Château Haut-Brion, Margaux, Latour y Lafite de la necesidad de embotellar en el castillo (“mise en bouteille au château”). Antes, el vino joven se llevaba en barricas a Burdeos, donde seguía madurando en un entorno extraño y sin el control de los propietarios de los Châteaux. El primer año embotellado en la propia Mouton es 1924. Como homenaje a este momento especial, Philippe de Rothschild hizo imprimir en la botella un dibujo cubista de Jean Carlu. Por ello, este barón innovador y poco convencional está considerado como el inventor de la etiqueta artística. Pero en su autobiografía otorga la misma importancia a un acontecimiento del año 1933. En ese año su château fue conectado a la red eléctrica. “Es imposible hacerse una idea clara de lo que significó la electricidad para estos pueblos tan aislados, en los que los niños vienen al mundo a la luz de las velas”, escribe. Así desaparece en Mouton el laborioso ritual de encender miles de velas en la bodega, que hasta entonces se desarrollaba como sigue: “Había que pasar una mecha de algodón de más de un kilómetro de largo de una vela a otra y de araña en araña. Cuando prendía, la chispa pasaba por toda la bodega dejando hileras de velas encendidas.”

1932 España ha sido pionera en la reglamentación de Denominaciones de Origen: la primera legislación básica data de 1932, cuando el Estatuto del Vino acoge la las primeras DO de Jerez, Málaga, Montilla-Moriles y Rioja.

1976 El comerciante de vinos inglés Steven Spurrier organiza en París aquella legendaria cata de vinos en la que reunió un jurado francés formado por productores de vinos de primer rango bordeleses y borgoñeses, conocidos propietarios de restaurantes y el inspector jefe del INAO (Institut National des Appellations d’Origine) invitándoles a catar Cabernets de California y Crus Classés del Médoc, Chardonnays californianos y Grands Crus y Premiers Crus de Borgoña en botellas neutrales. En ambos grupos gana un californiano. En cuanto a los tintos, finalmente el Stag’s Leap del 73 se sitúa delante del Mouton Rothschild del 70, en el grupo de los blancos gana el Château Montelena del 73 frente a un Meursault Charmes. El resultado de esta cata hizo estallar violentas controversias (se decía que los catadores se habían dejado cegar demasiado por el grado de maduración de las uvas californianas). Pero en California, donde el acontecimiento llegó a ser titular en los medios de comunicación, se sienten confirmados al haber quedado en tablas con los grandes modelos tras sólo una década de elaboración con ayuda francesa.

1972 Alejandro Fernández Pérez, creador de un tinto magistral, el Pesquera, funda en 1972 su propia bodega. Nacido entre viñas y toneles, a base de trabajar duro, y con gran visión de futuro. Sus vinos pronto alcanzan fama y precios más que rentables. A Vega Sicilia le ha salido un noble y peleón segundón que coloca su tinto entre los mejores del país, con gran prestigio internacional.

1978 El abogado americano Robert M. Parker junior publica el primer número de “The Wine Advocate”. Es la primera revista que sitúa en primer plano la calificación de los vinos basada en una escala de 100 puntos desarrollada por él mismo. Desde mediados de los años 80, las calificaciones del americano han influido considerablemente en el mercado del vino, especialmente en el precio. Las preferencias de Parker, no obstante, influyen también sobre el estilo del vino, incluso en las fincas vinícolas legendarias de Francia, donde los protagonistas del vino no suelen carecer de autoestima, precisamente.

1981 Llegan a Priorato, tierras históricamente dedicadas al vino, donde se asentaban famosas abadías y conventos cuyos priores -de ahí el nombre- sabían del buen vino, René Barbier Fil. Posteriormente José Luis Pérez recibe el encargo de poner en marcha la especialidad de Viticultura y Enología en la Escuela de Formación Profesional. En unión de René Barbier Fil y Carlos Pastrana, inicia la renovación de los vinos de la zona, aprovechando las posibilidades de una cooperativa de viticultores. Finalmente, en 1992 Jose Luis Pérez y su familia crean su propia bodega, en medio de las viñas de la finca “Mas d’en Martinet” con 6 ha. donde se cultivan, en cepas muy antiguas, algunas centenarias, Garnacha, Cariñena, así como pequeñas cantidades de Cabernet sauvignon, Merlot y Syrah, con las que elabora un tinto extraordinario, “Clos Martinet”, criado en barricas nuevas de roble francés.

1999 Los precios de los Premiers Crus en Burdeos se mantienen a la misma altura récord. Así, por ejemplo, una botella de Château Margaux cuesta el doble que cinco años antes. Aunque los críticos advierten de los peligros de esta evolución, los comerciantes confían en la demanda mundial de estos productos de prestigio, disponibles sólo en cantidades limitadas. Los productores de vinos superiores de la Toscana, Piamonte, Ribera del Duero y California también han elevado sus precios considerablemente en la estela de esta alza de los Burdeos. Pero esto no puede arredrar al tipo cada vez más frecuente de comprador de vinos, que adquiere los mejores más por pasión de coleccionista que para bebérselo. Muy al contrario. En el papel de prestigiosa pieza de coleccionista, el vino superior, o más bien su culto, ha alcanzado un nuevo estadio.

1872 Nace el cava español
Un hito en nuestra historia enológica: la creación, por Josep Raventós i Fatjó, del primer cava. La idea nace en una tertulia que celebran todos los domingos los prohombres de Sant Sadurní d’Anoia, entre los que se encuentra Manuel Raventós de la casa Codorníu, todos burgueses liberales y emprenderos. Tras varias pruebas buscando la dosificación mejor, Josep da con las proporciones adecuadas, y en 1879 salen a la venta las primeras 72 cajas del blanco espumoso. La empresa no parece tener futuro, pero su hijo, Manuel Raventós i Domenech, desarrolla la producción, amplía las cavas y, cómo no, se trae de Francia un enólogo. La técnica se depura, la idea prende en la zona, y antes de terminar el siglo son ya varios los elaboradores.

1971 326 grados Öchsle
La cepa ganadora produjo la cosecha de uvas con el mayor peso en mosto de todos los tiempos, 326 grados Öchsle,
en la finca vinícola Bauer, Nussdorf (Palatinado). El zumo prensado nunca se convirtió en vino, porque el azúcar frenaba la fermentación.

Realización
Fuentes
Hugh Johnsons Weingeschichte
Edit. Hallwag, Berna y Stuttgart,
ISBN 3-444-10370-0.
Das Oxford Weinlexicon
Jancis Robinson, Edit. Hallwag
Berna y Stuttgart,
ISBN 3-444-10446-4
Ilustraciones
Bertall, La Vigne, Voyage autour
des vins de France,
Edit. E. Plon et Cie, 1878





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