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Tintos de maceración carbónica: El magisterio de la Rioja Alavesa

  • Redacción
  • 1998-12-01 00:00:00

Hay vinos que se forjan a sí mismos en su aventura social, bebida que trasciende sus virtudes o cualidades enológicas para devenir símbolo de una forma de ser, una forma de beber, una alegre manera de no ser. Vinos envidiables, procaces, provocadores, rebelión plebeya del granel que se hace un hueco entre los vinos de etiqueta; un rojo y temible burlón con vocación de mito. Así beaujolais, el tinto con mayor capacidad de convocatoria, borgoñón por adscripción legal, lionés de cuna, universal por elección. El beaujolais se ha convertido, con lo años, en el modelo de una particular concepción del marketing exitoso. Desde luego, el fenómeno se las trae: lo que desde siempre fuera un vino local, tan fácil de beber como poco valorado, ha terminado por convertirse en uno de los productos más rentables de la enología mundial.
Mientras, desde hace siglos, nuestros cosecheros alaveses elaboran un tinto magistral, pletórico de aromas, intenso, con cuerpo y grado, que apenas si se cotiza a la mitad que su primo gabacho. Vinos que, bien elaborados, resultan los mejores tintos jóvenes, verdaderamente insuperables. Como lo son, y cada vez más, los otros tintos de maceración carbónica que hoy se elaboran en Toro, de la mano del imprescindible Fariña, o en Jumilla, por obra de Agapito Rico, o en Yecla, por el pundonoroso Castaño. Para todos ellos ha llegado la hora de la reivindicación, de la fiesta, del reconocimiento.
Los vinos de maceración carbónica pasan por uno de los mejores momentos de su historia. Europa se ha enamorado de estos vinos frescos, desinhibidos y faltos de prejuicios, aunque dotados de un innegable carácter. Tienen la ventaja de que es innecesario rodear sus atributos juveniles -colores violáceos, aromas primarios o la suave carnosidad que imprimen en el paladar- de la solemnidad que requieren los grandes reservas. Los viticultores han estado atentos a la nueva demanda. Francia que, en un alarde de marketing, lleva al último rincón del mundo su famoso Beaujolais, es la más madrugadora. Y no solo se hace este tipo de elaboración en Beaujolais: regiones como Provenza o el Loira comienzan a imitar a sus vecinos, y, en general, con magníficos resultados. En Italia hace tiempo que se le dio un impulso importante a este vino. Con abundancia de variedades e infinitos coupages, buena parte de ellos son vinos originales, que dicen mucho de la imaginación y del buen gusto del bodeguero italiano.

Todos se apuntan al vino nuevo

En España el área de mayor influencia, la Rioja alavesa, este vino nuevo forma parte de la cultura y el saber tradicional. En regiones tan apartadas entre sí como Canarias o El Bierzo, Jumilla o Toro, se realizan unos magníficos vinos de maceración carbónica. Y es que cada vez se pone mayor atención en su elaboración y se le dedica mejor materia prima. En casi todas las zonas se elabora con Tempranillo (uva sobradamente apta para hacer grandes reservas). Este aparente derroche no se lo pueden permitir en otras regiones del mundo: por poner un ejemplo, los beaujolais se elaboran así porque la mediocre uva Gamay con que están elaborados no sirve para otras alegrías.
El año 98 ha sido un difícil en la Rioja Alavesa, donde las vendimias se han retrasado bastante, por lo que el vino de “cosechero” no podrá estar en los mercados hasta bien entrado Diciembre, o primeros de Enero. Pero cuando lleguen, asombrarán por su extraordinaria calidad, propia de una añada con notables variaciones, pero niveles medios buenos y puntos concretos excelentes. Una vendimia plena de color, de poderosos taninos dulces, con aromas frutales intensos a frutillos rojos y flores, y el inconfundible regusto a regaliz del mejor Tempranillo.
En la mayoría de las vinos ya catados, incluso antes de terminar la maloláctica, se aprecia un aumento del color francamente bueno. Esto, unido a un mayor cuidado en la elaboración, hace que se aprecia una constante progresión en todas las zonas. Ejemplos que harán que la idea se extienda a todas las regiones vitivinícolas con condiciones idóneas para que sus vinos tempranos se adelanten a las cigüeñas en su bienvenida al año nuevo.

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