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El sueño de un monje

  • Redacción
  • 2000-11-01 00:00:00

Fue el benedictino Dom Perignon el primero en encerrar las burbujas en cristal. Cuenta la leyenda que este monje, administrador de la abadía de Hautvillers, un pueblecito de Champagne, era un gran viticultor y un acreditado catador, tanto de vino como de las uvas de la comarca. Cuentan que, aunque ciego desde su juventud, conseguía acertar de qué pago era cada uva que le presentaban para la cata y orientar sobre la formación del coupage ideal. Nació en 1638 y vivió 77 años, gracias, quizá, al aporte saludable del extraño vino que ayudó a crear. También a él se le atribuye el mérito de descubrir el tapón de corcho. Hasta entonces, las botellas se tapaban con un tarugo de madera, con el añadido de grasa y cáñamo. Pero las botellas no estaban preparadas para soportar tantas atmósferas y todavía no se conocía la proporción de azúcar necesaria para la segunda fermentación, por lo que un 45% de las botellas explotaban en el aire. Sobre su tumba, un bello epitafio rinde el humilde homenaje de su comunidad al hombre que supo imaginar cómo encerrar la burbuja natural del vino. “Aquí descansa Dom Pèrignon, durante cuarenta y siete años cillerero de este monasterio, administrando los bienes de esta comunidad con un esmero digno de alabanzas, lleno de virtud y amor paterno para con los pobres”.

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