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Minho, miño: De su centro nace un río de vino

  • Redacción
  • 2006-02-01 00:00:00

No importa si se llama Minho o Miño, Alvarinho o Albariño: en el norte de la península Ibérica, españoles y portugueses habitan junto al mismo río y cultivan la misma uva. En medio de un paisaje sobrecogedor ha surgido una cultura vinícola que se extiende a ambos lados de la frontera. Después de la primera copa, sigo con la mirada prendida en la casa unifamiliar de los vecinos. Una horrenda construcción con un enanito de jardín delante. “El propietario trabajó en Suiza mucho tiempo”, dice la vinicultora portuguesa a modo de disculpa. Después de la segunda copa ya sólo veo lo increíblemente verde que es esta tierra, y que el verde no es uniforme, sino un despliegue de cien matices: un verde musgo que cubre el suelo, el verde claro de los arbustos, el verde alto y crecido de los árboles y, naturalmente, el verde de la vid, mejor dicho, verde alvarinho, claro y fresco como el vino que se hace con esta uva. Después de la tercera copa descubro en la parcheada alfombra verde un viejo “espigueiro” de granito gastado. Este granero alargado parece la cámara funeraria de un rey. Reposa sobre pilares de piedra, cada uno de ellos interrumpido por un “disco para ratones”, con el que se pretende evitar que los roedores lleguen al maíz almacenado en él. Las gentes de esta zona, la más fértil de la península Ibérica, siempre han sido maestras en conservar y ennoblecer la cosecha del otoño. La mejor prueba es el centelleante vino de color verde claro que tengo en la copa. Con su estilo fresco, lineal y sin afectación, este varietal Alvarinho se desliza por la garganta de modo peligrosamente fácil. Al fin y al cabo, no son más que las diez de la mañana. Y en esta bodega no se escupe. “En nuestro pueblo, hace diez años, no había ni cinco varietales de Alvarinho. Hoy ya son casi veinte”, asegura Maria Augusta Fernandes Lobate, la maestra del pueblo, que cultiva junto con su padre el excelente O Nogueiral. Una hora de diferencia Por la tarde cruzamos el río. El viaje hasta la primera finca situada al otro lado de la frontera española dura menos de cinco minutos, y a pesar de ello llegamos más de una hora más tarde. Porque en este valle fluvial densamente poblado, la gente vive en dos sectores horarios diferentes: en España es una hora más tarde que en Portugal. Cuando los niños del lado español se van a la cama, en el lado portugués aún se les oye claramente, alborotando en los jardines. Y cuando los españoles salen a trabajar por la mañana, los portugueses se dan otra vuelta más en la cama caliente. La diferencia horaria parece un anacronismo, una reliquia de tiempos pasados cuando esa frontera aún era de verdad y cuando sobre este río, verdaderamente no muy ancho, no había más que un puente en casi cien kilómetros. A las cepas de uno y otro lado del río no parece importarles que las cuiden siguiendo horarios diferentes. ¿Y por lo demás? El verde en el lado español del río es igual de rico en matices y también está dividido en microparcelas, como una manta de parches. Idéntica es también la mezcla de arquitecturas: antiguas y grandiosas casas de granito trabajado a mano junto a feas construcciones modernas. Y volvemos a hallar los graneros elevados, que aquí no se llaman “espigueiros” sino hórreos, apoyados sobre sus pegollos. El Minho se ha convertido en Miño y el Alvarinho, en Albariño. Enterrar la discordia En otros ámbitos, es posible que los portugueses y los españoles se eviten discretamente. Por ejemplo, intenten ustedes llegar del valle del Douro al Duero español utilizando el transporte público. En el tiempo invertido, igual se podría haber llegado a Nueva York. Al extender un mapa de la península Ibérica se ve fácilmente que a lo largo de la línea fronteriza entre los dos países, a ambos lados de la frontera, aún se extiende una ancha banda de tierra de nadie. Las ciudades de mayor tamaño mantienen una prudente distancia. Sólo en el Minho (Miño español) está empezando a unirse lo que nunca debió estar separado. No es casualidad que en Madrid digan que el gallego tiene más en común con el portugués que con el español. Las viejas discordias sólo siguen vivas en las anécdotas. En el lado español del río, el auge del Albariño se inició ya en los años 80. En Portugal, por el contrario, hasta 1995 no empezaron a llamar la atención los vinos de esta variedad, que sólo puede ostentar la designación de Alvarinho Vinho Verde si procede de la zona oriental del río, entre Monção y Melgaço. Auge en dos tiempos Hoy por hoy, los vinicultores portugueses han recuperado en gran parte este retraso. A pesar de ello y con excepción del enólogo estrella portugués Anselmo Mendes, siguen siendo las empresas superiores españolas las que explotan del modo más coherente el potencial de esta variedad. Terras Gauda y Adegas Galegas, por ejemplo, embotellan vinos densos y complejos para los cuales emplean sutiles técnicas de maceración previa a la fermentación y una magistral elaboración con levadura fina. Ambas bodegas demuestran, además, que una cautelosa elaboración en barrica de madera no tiene por qué ser una concesión a la moda internacional convencional, sino que más bien puede conferir una dimensión más a un Albariño hecho de uvas bien seleccionadas. El D. Pedro e Soutomaior Tempo de Adegas Galegas es un representante muy logrado de este ambicioso estilo. Río de suaves meandros Ya sólo el viaje ha sido toda una experiencia. El Airbus de Iberia aterrizaba en la ciudad portuaria de Vigo justo cuando el sol se estaba poniendo en el Atlántico. Sus rayos de color naranja sanguina iluminaban con dramatismo teatral las Rías Baixas, esos “valles sumergidos” del extremo occidental de nuestro continente, que desde el aire se podrían confundir con fiordos noruegos. En las bahías se podían distinguir las plataformas mejilloneras como un ejército de submarinos recién emergidos. Una hora después ya estábamos sentados en una taberna de pescadores del pequeño puerto de A Guarda, en la desembocadura del Miño, oyendo el batir de las olas del Atlántico. El tabernero nos recomendó veneras, percebes y bogavante, todo acompañado de un Albariño Fillaboa. La velada siguiente tuvo lugar a tan sólo tres kilómetros de distancia (a vista de pájaro, porque el viaje en coche, pasando por el puente, supone un trayecto de más de cuarenta kilómetros), en el lado portugués del río. La pequeña localidad de pescadores y bañistas se llama Caminho. Nos sentamos en la plaza principal, entre la fuente renacentista y la defensiva torre del reloj, a comer bacalhau. Poco antes de caer la noche subimos a una colina que domina Vila Nova de Cerveira. Ante nosotros se extendían los espectaculares meandros del río Minho desembocando en el océano Atlántico, con sus islotes cubiertos de una densa vegetación. Las suaves colinas escoltaban al río en ambas orillas, en sus últimos kilómetros hasta el mar abierto. Un español en Portugal Solar de Serrade en Mazedo es una hermosa casa solariega del siglo XVII. Casi se hubiera desmoronado, si la familia de José Adriano Lameiro Afonso no la hubiera comprado en 1984. Hoy la finca vinícola esmeradamente restaurada también alberga un hotel y constituye un lugar perfecto para observar los esfuerzos de los vinicultores portugueses de Alvarinho por lograr cada vez más calidad. En la bodega manda el joven enólogo Carlos Blanco. Oriundo de Orense, quizá sea el único enólogo español enteramente entregado al Alvarinho portugués. Está constantemente mejorándolo y puliéndolo con precisión casi científica. En la bodega perfectamente equipada, deja que sus vinos fermenten hasta 25 días, para lo que emplea tres cultivos distintos de levaduras. Éstas deberán desarrollar sus efectos óptimos en las distintas fases de la fermentación. Después, los vinos reposan sobre las levaduras hasta seis meses, removiéndolos con regularidad. Aunque muchas técnicas de bodega y viñedo se han ido equiparando a ambos lados del Miño, en algunos aspectos son diametralmente opuestas. Por ejemplo, en España los vinicultores despalillan la uva para evitar los taninos verdes, inmaduros. En el lado portugués, por el contrario, el Alvarinho siempre se fermenta con el raspón, pues muchos, entre ellos Blanco, creen que contiene sales minerales importantes. Además, aseguran que prensando con el raspón se obtiene la consistencia ideal para la maceración. Pero el enólogo español está convencido de que ya no hay una gran diferencia de calidad entre las dos orillas del Miño. Contrasentido del vino En una comparación directa, se pone de manifiesto que el Alvarinho portugués resulta más ácido y duro que el Albariño español, que suele ser más rico y complejo, pero a veces también más opulento y ancho. Curiosamente, el carácter de los vinos parece ser el opuesto a la naturaleza y el idioma de las dos nacionalidades. Si se piensa en la dramática intensidad española, con su lenguaje de articulación muchas veces dura, parece que es allí donde deberían producirse los vinos claros y rectilíneos. Y los portugueses, conocidos por su blanda sentimentalidad y una lengua en la que las frases se disuelven las unas en las otras y las vocales se esfuman en el aire, parecerían predestinados a un estilo suave y complejo de Alvarinho. Pero es que el Miño es un mundo diferente. Nuestro consejo: Fresco Alvarinho 2004 Solar de Serrade Una casa de campo recién restaurada, una bodega equipada con las técnicas más modernas y un enólogo de la vecina España, donde el Alvarinho (allí Albariño) hace tiempo que se cotiza muy alto. En Solar de Serrade no se deja nada al azar. La receta del éxito: una minuciosa selección de las parcelas, fermentación lenta del mosto a baja temperatura, larga elaboración con bâtonnage sobre la levadura fina. Carlos Blanco está dedicado a sus vinos con rigor casi científico. El resultado convence: aromática floral mineral, estructura densa, acidez jugosa y fresca. Filigrana Alvarinho 2004 Casa do Capitão-Mor El nombre de esta quinta significa “Casa del Gobernador Civil”. Los cimientos datan del siglo XIV. Es una casa clásica, sorprendentemente sencilla pero hecha con el mejor granito. Entre las vides crece la menta, el anís y la zarzamora. También pastan las ovejas. El Alvarinho, que se cría sobre suelos de lodo muy pedregoso, verdaderamente presenta una nota mineral. Es magnífico que una finca como de cuento de hadas también produzca tales vinos: un deje de cítricos y manzana, en el paladar es claro, rectilíneo y filigrana. Complejo Alvarinho Muros Antigos 2004 Anselmo Mendes El enólogo y asesor Anselmo Mendes es una figura clave para la construcción de fincas centradas en la calidad en el norte de Portugal. Este vinicultor de apariencia modesta evita las cenas de gala y las grandes actuaciones, prefiere pasar el tiempo allí donde se hace el vino. Ha colaborado en el salto cualitativo de varias fincas del valle del Douro. En su patria chica, junto al Minho, hace su propio vino, que recuerda a los Albariños superiores españoles: excelente y de tejido denso. Equilibrado Terras Gauda 2004 Bodegas Terras Gauda Qué diferencia: mientras que en las Rías Baixas puede verse detrás de cada casa un viñedo en pérgola con cepas de Albariño, las uvas de Terras Gauda crecen sobre modernas espalderas. Así las uvas maduran más, lo cual le permite a la enóloga Ana Oliveira Ortega embotellar sus vinos sin reducción biológica de los ácidos, a diferencia de la mayoría de las demás bodegas. Además, allí se han seleccionado rigurosamente los mejores clones de 130 variedades de Albariño. El esfuerzo merece la pena: el Terras Gauda (que contiene, además de Albariño, también algo de Loureira y Caiño Blanco) se muestra mineral, limpio y complejo. Polifacético Selección Finca Monte Alto 2003 Bodega Fillaboa La Bodega Fillaboa está situada en una pequeña depresión del terreno a orillas del Miño, y es como un maravilloso paraíso con viñas en terrazas y muros cuidadosamente restaurados. Un puente romano también restaurado da la bienvenida a los visitantes. El Selección Finca Monte Alto es el resultado de una interesante filosofía que se basa en crear un cru superior sólo y exclusivamente por medio de la selección en el viñedo. Las uvas que se seleccionan son de las doce mejores parcelas de Finca Monte Alto, plantada en el año 1988. Es un vino profundo y complejo, pero a la vez fácil de beber. Capaciad de guarda D. Pedro de Soutomaior Tempo 2002 Adegas Galegas ¿Barrica o no? Una pregunta muy frecuente en las Rías Baixas. Por lo general, se preferirá la uva Albariño genuina y pura al sabor de la madera. Pero hay excepciones, por ejemplo cuando las uvas minuciosamente seleccionadas se fermentan y elaboran hábilmente en la barrica. Este vino inició la fermentación en un tanque de acero inoxidable sobre levadura fina. El vino presenta aromas de cítricos, flores y madera de roble muy fresca y poco tostada. En el paladar es concentrado, jugoso, con mucho brillo. Las mejores direcciones – España Hoteles Parador de Tui Avda. Portugal, s/n E-36700 Tui Tel. +34-986-60 03 00 Fax +34-986-60 21 63 tui@parador.es www.parador.es Paredes pintadas de blanco, muros de granito, suelo de madera de castaño en el interior. La casa tradicional gallega es ideal para excursiones a uno y otro lado de la frontera. Parador de Baiona Monterreal E-36300 Baiona Tel. +34-986-35 50 00 Fax +34-986-35 50 76 baiona@parador.es www.parador.es Una mezcla de fortificación y casa señorial con una magnífica vista sobre la costa. En el restaurante “A Pinta” hay buenas tapas. Restaurantes Restaurante Anduriña Rúa do Porto, 58 E-36780 A Guarda Tel. +34-986-61 11 08 Fax +34-986-61 11 56 El local está en el puerto de pescadores. La decoración resulta algo antigua, pero el pescado y los mariscos son fresquísimos. Restaurante Catavento Carretera a Mondariz, s/n. E-36860 Ponteareas-Pontevedra Tel. +34-986-66 18 68 catavento@siscomvigo.net Un molino remodelado en medio de un parque bien cuidado. Cocina sensata, buena carta de vinos regionales. bodegas Bodegas Terras Gauda Carreterra Tui, km 46 E-36760 O Rosal Tel. +34-986-62 10 01 Fax +34-986-62 10 84 terrasgauda@terrasgauda.com www.terrasgauda.com Esta moderna bodega de alta tecnología produce vinos extraordinariamente limpios y equilibrados. Granja Fillaboa Lg. De Fillaboa, s/n E-36459 Salvaterra do Miño Tel. +34-986-65 81 32 Fax +34-986-66 42 12 info@bodegasfillaboa.com www.fillaboa.es Situación paradisíaca en una depresión del terreno a orillas del Miño. Muy buenos vinos. Adegas Galegas Meder, s/n E-36457 Salvaterra do Miño Tel. +34-986-65 74 00 Fax +34-986-65 73 71 galiciano@galiciano.com www.galiciano.com Produce vinos superiores de gran armonía y admirable densidad. Portugal Hoteles Pousada de Vila Nova de Cerveira Terreiro P-4920-296 Vila Nova de Cerveira Tel. +351-251-70 81 20 Fax +351-251-70 81 29 Pequeña casa solariega del siglo XVIII, paradisíaca, con maravillosas vistas sobre el Minho. Hotel Monte Prado Monte Prado Melgaço P-4960-320 Prado Tel. +351-251-40 01 30 Fax +351-251-40 01 49 hotelmonteprado@casaisinvest.pt www.hotelmonteprado.pt Sencillo hotel de diseño moderno en medio de un paisaje fluvial virgen y salvaje, muy alto por encima del Minho. Tomando el sol junto a la piscina, se puede oír el murmullo del río. El restaurante tiene una buena selección de vinos. Solar de Serrade Mazedo P-4950 Monção Tel. +351-251-65 40 08 Fax +351-251-65 40 41 quintadeserrade@clix.pt www.solardeserrade.pt Edificio magníficamente restaurado en medio de un parque con excelentes vinos de cosecha propia y habitaciones decoradas con gran estilo. Imprescindible reserva de mesa para comer. Restaurante Restaurant Casa das Velhas Quinta das Mineirinhas P-4920-217 Vila Nova de Cerveira Tel. +351-251-70 84 82 Fax +351-251-70 84 99 casadasvelhas@mail.telepac.pt Restaurante con mucho estilo, muy alto en la montaña, con una vista fantástica sobre la desembocadura del Minho y las suaves colinas que lo acompañan hasta el mar (véase foto de las pág. 30 y 31). Bodegas Casa do Capitão-Mor Mazedo P-4950 Monçao Tel. +351-251-65 12 88 Fax +351-226-10 18 38 quintapacos@hotmail.com La antigua casa del gobernador civil hoy es un pequeño paraíso donde las ovejas pastan entre las cepas y donde crecen la zarzamora, la menta y el anís. Muy buen Alvarinho. Muros de Melgaço Anselmo Mendes Lagos Penso P-4960 Melgaço Tel. +351-919-44 07 14 muros.melgaço@oninet.pt El enólogo estrella produce dos vinos hechos con Alvarinho que pueden medirse con los mejores blancos de las vecinas Rías Baixas.

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