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Vinos centenarios vinos del milenio

  • Redacción
  • 2000-12-01 00:00:00

Termina, finalmente, el siglo, comienza el milenio su tercera andadura, y el vino sigue recorriendo las venas del tiempo, imperturbable a las cronologías y fastos humanos. Como el río de Heráclito, el vino cambia pero sigue siendo el mismo, y para demostrarlo nada como una inmersión en las profundidades de algunos riojas centenarios, como los de Marqués de Riscal que traemos a nuestras páginas. Por ejemplo, el de 1900, buena añada y mejor vino, que actúa como una máquina del tiempo, transportando al feliz catador hacia aquellos inicios esperanzados del siglo que agoniza. Otra cosa es lo que luego ocurriría con la embriaguez humana de violencia y fanatismo. Pero el vino, que hace amables a los hombres si se toma con la prudencia del entendido, sólo ha conocido alegrías: desde la victoria en la batalla contra la filoxera, hasta el actual reconocimiento «científico» de sus bondades salutíferas. ¡Cómo si cinco mil años de historia no lo avalaran!
Claro que no todo han sido alegrías y triunfos. El siglo, en sus postrimerías, nos ha traído una plaga, al parecer imparable: la globalización, que en esto de la enología y viticultura significa empobrecimiento. Difícil resistirse a la presión comercial de los varietales de moda, de los chardonnays, cabernets, merlots, sauvignons o syrahs. Es la nueva filoxera que no mata cepas pero sí las unifica en una labor de zapa que arruina terruños, desprestigia denominaciones de origen, y abarata costos a base de imponer una mediocridad que hasta ahora era patrimonio de los refrescos.
Así las cosas, cuando nuestro país comienza a sacudirse la inercia de los graneles y la losa de las mal entendidas «tipicidades», la defensa de las variedades autóctonas de calidad, junto a la promoción de los terruños, pagos y fincas, es una obligación que en Vinum aceptamos gustosos. Porque el vino tiene una dimensión insobornable: la de una obra de arte hecha de tiempo y respeto.

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