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La elección de un vino... en el Santiago Bernabéu. ¿El mejor blanco es un tinto?

  • Sara Cucala
  • 2008-06-01 00:00:00

Texto: Sara Cucala El paseo de la Castellana de Madrid, cortado por una nube de personas vestidas de blanco, con sus caras tatuadas a rayas y sus bocas redondeadas intentado sacarle al diafragma un “oé, oé, oé” en clave de sol. Si hay algo que una al mundo es el fútbol. Da igual en la parte del planeta en la que te encuentres, el Barça o el Real Madrid siempre son temas recurrentes, como la climatología en un ascensor… algo parecido. Para los que no entendemos esa extrema pasión que siente algunos por el deporte rey, el que un día cualquiera el tiempo se paralice porque un equipo de fútbol gane una liga o simplemente porque en la televisión retransmitan un partido, es algo que nos cuesta encajar. Sin embargo, cuando eso ocurre, al menos en la capital de España las principales calles se atascan durante la hora previa al evento, luego la ciudad se ve imbuida por un milagroso silencio que solo se rompe con algún ‘gol’ al unísono, procedente de quién sabe dónde. Este año, una vez más, el Real Madrid ganó la liga y a mí me pilló en medio de la plaza de Cibeles con la sana intención de tomarme un día de relax en el Retiro. Imposible salvar las olas blancas, conglomerados de aficionados, botando sin cesar en menos de un metro cuadrado y vociferando onomatopeyas intraducibles. Nadar a contracorriente tiene mal paradero. Así que decidí unirme a la masa. Con mi cestita de pic-nic a la espalda, dando saltitos con los brazos en alto y gritando “campeones, campeones”. El mar de aficionados se fue animando, saliendo de la Cibeles dirección al templo de los templos, el Santiago Bernabéu, a ritmo de dos por dos por toda la Castellana. Y yo entre ellos, incluso hasta emocionada. Real Madrid, Real Café Pero a una le tira la letra pequeña o al menos, la que ante tanta multitud parece minúscula. Fue así que al llegar al campo de fútbol, sobre las cabezas cubiertas con turbantes de bufandas blancas, atisbo un oasis que anuncia Real Café Bernabéu. Necesitaba un trago y ése era el objetivo. Buceando entre cuerpos exaltados consigo llegar a la puerta 30, empujo con dificultad la acristalada entrada y pronto salgo de la multitud y me sumerjo en un remanso de calma distribuido entre tres alturas: un bar en la parte de abajo, una tienda de merchandising blanco en el subsuelo y un restaurante en lo alto. Asciendo a la parte de arriba (nunca he conseguido descender hacia arriba) y me encuentro con unas mesitas y una balconada situada en una grada del fondo sur, desde donde se tienen las mejores vistas del campo del Real Madrid. La visión, hasta para los que no nos entusiasma el fútbol, es impresionante. Pero sin duda mucho más impactante fue encontrar, a un lado de ese salón con vistas, una bodega acristalada que permitía ver la gran joya de la corona del lugar, el vino. Pedí la carta y comenzaron a desfilar por mis ojos añadas de lujo. Pero lo que más reclamó mi atención fue una frase: “Un maestro me enseñó que los grandes vinos están regados por grandes ríos”. Entonces, en la carta comienzan a fluir las añadas del río Oja (Sierra Cantabria 05, Contino Reserva 03, Finca Allende 04, San Vicente 04…), del Duero (Pintia 05, Numanthia 05, Pétalos del Bierzo 06…), por el Ebro (Olvena 04 Pago de la Libélula, Hache 05…), los vinos del Júcar, del Tajo, del Guadiana e incluso aquellos grandes vinos del Mediterráneo como el amoroso Enrique Mendoza Shiraz 05 que fue mi trago elegido para aliviar el estrés de una tarde de campeones. Real café bernabéu Av. Concha Espina, 1 Santiago Bernabéu, puerta 30 91 458 36 67 Precio: a la carta, desde 20 euros www.realcafebernabeu.es.

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