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Espectáculo popular, elitista, mítico y barroco

  • Redacción
  • 1998-12-01 00:00:00

Por quinta y última vez en este siglo, desde el 29 de Julio hasta el 15 de Agosto de 1999 se celebrará en Vevey (Suiza) la Fête des Vignerons o fiesta de los viticultores. Cinco mil actores, bailarines, cantantes y músicos aficionados crearán, junto con artistas profesionales, un espectáculo totalmente nuevo en su clase. A continuación, François Rochaix, director artístico del festival, perfila su visión de este acontecimiento único en el mundo al que se espera que acudan unos 500.000 visitantes.

“La fiesta de los viticultores de 1999 es la última del milenio. Por lo tanto, supone una obligación simbólica. ¿Cómo se celebra el final de un milenio? Se echa un último vistazo hacia atrás para saber o recordar de dónde viene uno y quién es uno, y después se salta al siguiente milenio. Por eso, la última fiesta de los viticultores del siglo XX debe contener todas las fiestas anteriores, debe conservarlas en el recuerdo. Tiene que tener una conciencia histórica. Arlevin, el trabajador de la viña, el rey fugaz, se acordará de fiestas anteriores. El mensajero cojo, una figura tradicional que es una especie de Hermes del cantón del Vaud, profetiza lo que ha ocurrido y recuerda lo que ocurrirá...”

“Desde que existe la fiesta -como desfile seguramente desde el siglo XIV, y como representación desde 1797-, el material se ha ido ampliando en cada ocasión: Baco fue introducido en 1730, Ceres (la Demeter romana) llegó en 1747, Noé (el primer viticultor bíblico) lo hizo en 1765, mientras que Sileno (filósofo, preceptor y maestro ebrio de Baco) apareció por vez primera en 1783. En 1797 le siguió Pales, la diosa romana de los pastores y la primavera. En 1819 se incluyeron en el espectáculo los pífanos y tambores de Basilea, así como los “ranz des vaches” o canciones de los vaqueros alpinos. Algunas innovaciones sobrevivieron, y en ocasiones incluso pasaron a ser obligatorias, mientras que otras han desaparecido. Resultan sorprendentes los increíbles contrastes de las raíces de la fiesta, que van desde la mitología griega y romana hasta la historia suiza o la cultura alpina. El festival de los viticultores de 1999 pretende desarrollar todavía más este carácter barroco. Tres compositores -es decir, tres formas musicales de pensar- se irán pasando el relevo. El vestuario corresponderá a distintas épocas. Habrá una combinación de diferentes formas de expresión: teatro, ópera, danza, pantomima, oratorio, desfile, discurso, marionetas, hiperrealismo (por ejemplo, en la ceremonia en la que los viticultores auténticos reciben su remuneración verdadera por servicios reales).

En la región de Lavaux y Chablais, es decir, entre Lausana y la frontera con el cantón del Valais, existe una tradición viva de cantos y bailes populares. Pero también existe una fuerte tradición de creación artística individual. Importantes literatos como Rousseau o Dostoievski, compositores como Chaikovski o directores de orquesta como Furtwängler, pintores como Kokoschka o directores de cine como Chaplin han vivido y trabajado aquí. Me gustaría que el festival rinda cuentas de ello, que se inscriba en esta fuerte tradición de convivencia entre cultura popular y cultura elitista”.

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