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Roberto Verino, el seductor de Monterrei

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  • Sara Cucala
  • 2014-01-22 16:26:11

Apenas ha pasado un mes desde que todo el equipo de OpusWine desfilábamos por las viñas de Arrayán vestidos con la última colección de Roberto Verino. La ocasión lo merecía: terminaba un año, una etapa, una trocito de la historia de esta empresa pionera en la transmisión de la cultural del vino… y comenzaba una nueva era. ¿ Y qué mejor manera de comenzarla que vestidos con el gusto de un diseñador creador de alguno de los grandes vinos de Galicia?

Como digo, mi cita fue un mes después. En la misma tienda donde fui coronada reina de las viñas, con la mañana despierta, pero en esta ocasión solos los dos: Roberto Verino y servidora.

“Tu vestido me quedaba como un guante”, le digo nada más verle. Después de pasearme por toda la tienda y tener la libertad de elegir el diseño que más me gustaba para lucirlo en la foto, me quedé con un traje negro, ajustado en la cintura, sencillo y elegante. “Es que lo he diseñado pensando en ti”, me contesta, me sonríe y me guiña un ojo.

Bucean los ojos de Roberto Verino en un mar de infancia, en un recuerdo de lo vivido. Es una mirada sincera, reflejo del hombre elegante que es. Quizá como lo es su costura y como se expresan los vinos de su bodega. Dejamos la tienda y comenzamos a caminar por la calle Serrano de Madrid rumbo a su estudio de costura. Comenzamos a hablar del tiempo, sí, como dos perfectos desconocidos.

El clima...

Este año nos ha jugado una mala pasada, ha habido un cambio climático y nos hemos quedado con poca uva, así es este mundo...


Sí en ocasiones parece que se depende de los dioses, ¿no?

[Sonríe] Sí, parece, pero cuando te planteas hacer vino sabes que juegas con la fortuna del tiempo, dependes de la naturaleza. No hay otra… Aunque esto te ayuda a ser más selecto. Al menos a nosotros no nos vale cualquier cosa, seleccionamos con mimo para hacer los vinos que hemos soñado.



Sueños… No es la primera vez que el diseñador confiesa que los vinos de su bodega Gargalo le quitan más horas de sueño de las que hubiera imaginado.

En su taller hay dos personas trabajando. Algunos de sus últimos diseños penden de las perchas: texturas sedosas, telas tintadas con piel de leopardo, encajes, plumas…  Ser el diseñador de las mujeres requiere mucha sutileza, conocimiento de las curvas, de las imperfecciones perfectas de las féminas, de saber sobre qué se lleva y por qué… Nos sentamos en una de las salas, ante una hermosa mesa de madera.


Sobre la mesa, Gargalo coupage Treixadura y Albariño...

Estoy contento con este vino, se ha llevado el Acio de Bronce en la XXV Cata Dos Viños de Galicia, pero además es un vino que los expertos han puntuado muy bien. Es moderno, me gusta que esté tan presente una uva tan de mi tierra como la Treixadura.

Sin duda, este coupage de 2012 ha sido uno de los más apreciados por la crítica y una demostración de que el equipo de Bodegas Gargalo busca la reinvención de sus propios vinos.

Es un vino fresco, muy amable en boca, con notas de miel de frutas. Cristalino, elegante…


La bodega nació a finales de los 80 bajo la deliciosa locura de un diseñador en busca de las raíces de su tierra, plantando variedades autóctonas: Mencía, Arauxa, Doña Blanca, Godello, Treixadura y Bastardo...

Comencé con 40 años, casi casi dejándome llevar por la locura, por las ganas de hacer algo diferente pero que a la vez tuviera cierta relación con mi mundo. En el fondo es mi búsqueda de la seducción, de la elegancia, del placer… Cogí la bodega sin darme cuenta de que el vino te atrapa y te provoca investigar sobre él. Descubrí que cuanto más sabes de vino, más quieres saber… y cuando mejor lo haces, el listón de exigencia, la búsqueda de la perfección, es mayor.



Entonces, cuando Verino iniciaba su aventura bodeguera, su querido valle de Monterrei, de gran tradición vinícola, estaba envuelto en la niebla del olvido. Hoy, las viñas se extienden en 18 hectáreas, asomándose a las aguas del río Támega, un edén milagroso en una tierra de tiempos cambiantes.


Sin embargo, tu interés por el campo de vides te viene de la infancia

Mi abuelo tenía viñas en la zona de la Ribeira Sacra. Tengo un recuerdo del olor de la Mencía; tengo grabada en la memoria la llegada de los arrieros, la vida en el campo…


Hoy las cosas han cambiado… y mucho. Cuando creáis un vino, ¿qué buscáis?

La excelencia. Cuando cogí la bodega apenas había bodegas en la zona, hoy hay 25. Es maravilloso que todos luchen por recuperar la historia de esta tierra, estrechamente vinculada al vino. Cada una hace vinos distintos y la verdad es que se están elaborando muy buenos vinos de nuestra tierra. En nuestro caso, nosotros lo elegimos la mejor uva para hacer el mejor vino. Y para nosotros, el mejor vino es el que es fiel a su tierra. Nos gusta cuidar las variedades autóctonas y también hacer vinos evolucionados, modernos como éste. Pero la verdad es que, por encima de todo, me gusta que los vinos de mi bodega seduzcan…


Junto al Gargalo Treixadura-Albariño está el Godello 2012. ¿Qué está ocurriendo con la uva Godello que está más de moda que nunca?

[Coge la botella] Si probamos este vino descubriremos notas dulces, a miel, cítricos en nariz, en boca recuerdos a manzanas o peras… tiene persistencia en boca… ¿Elegante? Sin duda. Esta es la respuesta.


Elegante como tu ropa. Hubo un tiempo que algún que otro periodista comenzó a hablar del vino como si estuviera dictando un discurso sobre la sexualidad de la uva. Incluso hay quien dijo que tus vinos eran para chicas…

Hay opiniones de todo tipo. En ocasiones siento que el vino es como la moda. Una cosa es que te guste vestirte y otra que te apasione la moda. Pues lo mismo, una cosa es que te guste el vino y otra que te fascine este mundo. Así es. Creo que la seducción en mis vinos es para el que se deje seducir.


Se esfumó la mañana en una amena y deliciosa charla donde la infancia de Roberto Verino se unió a los sueños de su madurez; donde el nacimiento y la crianza de un vino se envolvieron en el recuerdo de sus dos hijos –ella, llevando el marketing de la bodega; él, entre planos y diseños y con deseos de chef-, donde las inclemencias del tiempo se esfumaron rendidas por el sabor a “frutos prohibidos” de sus vinos.

Habíamos quedado para hablar de vino… Quizá en otro momento; éste, con acierto, no lo fue.

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