Política sobre cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros, así como los datos de la conexión del usuario para identificarle. Estas cookies serán utilizadas con la finalidad de gestionar el portal, recabar información sobre la utilización del mismo, mejorar nuestros servicios y mostrarte publicidad personalizada relacionada con tus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos y el análisis de tu navegación (por ejemplo, páginas visitadas, consultas realizadas o links visitados).

Puedes configurar o rechazar la utilización de cookies haciendo click en "Configuración e información" o si deseas obtener información detallada sobre cómo utilizamos las cookies, o conocer cómo deshabilitarlas.

Configuración e información Ver Política de Cookies

Mi Vino

Vinos

CERRAR
  • FORMULARIO DE CONTACTO
  • OPUSWINE, S.L. es el responsable del tratamiento de sus datos con la finalidad de enviarles información comercial. No se cederán datos a terceros salvo obligación legal. Puede ejercer su derecho a acceder, rectificar y suprimir estos datos, así como ampliar información sobre otros derechos y protección de datos aquí.

La copa-calavera de Lord Byron

3S2A7U2Q1O6T0M1J9I1P1J6R6J8J7B.jpg
  • Diana Fuego
  • 2019-05-30 00:00:00

L ord Byron decía: "El gran objeto de la vida es la sensación. Sentir que existimos, aunque sea en el dolor. Es este vacío insaciable el que nos empuja al juego, a la guerra, a los viajes, a todo tipo de actividades, desordenadas, pero fuertemente sentidas, cuyo atractivo principal es la agitación inseparable de su realización". El torturado poeta inglés fue uno de los autores más influyentes del Romanticismo, y él mismo encarnó la figura del antihéroe temerario, ardiente y autodestructivo que reflejó en sus obras. Su vida, rodeada de malditismo, fue un canto al exceso, el desafío y la extravagancia. Y esa obsesiva y febril búsqueda de sensaciones lo llevó por caminos poco ortodoxos, protagonizando sonados escándalos y algunas historias tan curiosas como esta.
Cuentan que durante su estancia en la Abadía de Newstead (Inglaterra), encontró un antiguo cráneo humano que probablemente perteneció a algún monje. Byron confesó que, en el momento de hacer el hallazgo, "una extraña fantasía se apoderó de él": convertirla en una tenebrosa copa de vino (la oscura fascinación que despierta beber de copas de cráneo se remonta a la antigüedad, donde muchos guerreros las fabricaban con las calaveras de sus enemigos derrotados). Este excéntrico recipiente también inspiró al poeta para crear una especie de orden secreta, La Orden de la Calavera, y un poema que mandó grabar a modo de inscripción en el cráneo (Lines Inscribed Upon a Cup Formed from a Skull), del que hemos elegido estos encendidos versos: Yo viví, amé y bebí con placer, como tú. / Y ahora estoy muerto: que la tierra renuncie a mis huesos. / Lléname, no puedes ofenderme; / pues el gusano tiene labios aún más viles

enoturismo


gente del vino