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Este crianza de Viña Sastre es mucho más que un ensamblaje de viñas de La Horra: es un espejo de cada añada y, al mismo tiempo, un espacio donde Jesús va identificando parcelas con un carácter singular. Todos los grandes vinos de la bodega forjaron su excelencia en este referente, y cuando el clima impide elaborar uno de los vinos de la colección de parcelarios, sus uvas encuentran cobijo en este crianza y lo dotan de una hondura y una autenticidad irrepetibles.
1992
Año inolvidable en el que momentos irrepetibles como los Juegos Olímpicos o la Expo'92 quedaron grabados para siempre en el recuerdo. Mientras, nacía una bodega que año tras año ha ido ganándose el aplauso del público gracias a la nobleza con la que cultivan la viña de La Horra.
2022
La añada más reciente del Viña Sastre Crianza destaca por su noble equilibrio, por el poderío bien entendido, porque va más allá de un crianza y es la verdadera expresión de un lugar y de una forma tan hermosa como rigurosa de plasmarla. Año de sol muy bien interpretado.
Carácter afable
Pienso que los vinos se parecen a sus creadores, y Viña Sastre tiene las cualidades y valores que su alma máter, Jesús Sastre, imprime en cada cosecha. Son vinos que hablan de una Ribera con raza, pero sin asperezas; con brío, pero sin excesos; con personalidad, pero afable.
Identidad La Horra
Jesús siempre habla con especial cariño de este vino porque piensa que es el que mejor expresa el carácter de su pueblo, La Horra. No es común que un vino de crianza proceda en su totalidad de viñas de más de 60 años que describen cada rincón de este municipio vitícola.
