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Señores de las Uvas

  • Redacción
  • 1998-10-01 00:00:00

Dueños de los mejores viñedos españoles
Son bodegueros audaces que decidieron hacer su particular revolución en la viña, a la busca del mejor vino español. Salvadores de la vid vieja, poco productiva pero sana, capaz de realizar su sueño. Dueños de los mejores viñedos que son sangre y alma del propietario, condensación de historia y proyección de futuro, autenticidad con nombre de autor, orgullo secreto, honradez cabal que no rinde sus principios. Aquí esta lo mejor que puede dar la enología patria. Señores de las Uvas en Rioja, Ribera de Duero, Penedés, Toledo, Priorato o Jerez.

Señores de las Uvas
pioneros en toledo y priorato
Mauricio González Gordon, Señor de la canariera. El trabajo y la constancia son los principios por los que se ha regido este hombre de exquisita educación inglesa, sobrio y abierto, de inmensa humanidad y gran simpatía. Su fuerte personalidad se impone suavemente como un buen vino generoso, y se manifiesta en su devoción por el viñedo. Mauricio González Gordon, ya retirado de las tareas de dirección de González Byass, sigue fiel al campo. Ornitólogo y miembro del Patronato del Coto de Doñana, visita todos los días sus viñas, allí donde reside el alma de su mejores vinos, como las “Añadas”, joyas enológicas que ha visto nacer y crecer, continuación de la obra de su bisabuelo. Desde la sabiduría y sosiego de sus 75 años, recuerda: el vino viejo va siendo renovado por “el rocío” de los jóvenes. Y desde La Canariera, su viñedo preferido, sigue escuchando todos los días el canto de los pájaros.

Carlos Falcó, Señor de Valdepusa. Ha soportado durante años la fría soledad del pionero. Ingeniero agrónomo, más viajado que nadie por los viñedos emergentes, quiso crear y creó en Toledo, donde cigarral, sol inclemente, clima extremado y vinos vulgares imponen su ley, un oasis de calidad que sorprendió primero, emocionó después, y mereció finalmente el aplauso de los entendidos. En los viejos dominios de Valdepusa posee 14 ha. de uno de los mejor cuidados y más bellos viñedos de España, donde ha introducido técnicas de cultivo y prácticas de vendimia hasta ahora insólitas. Y es que Carlos Falcó, que se caracteriza por su audacia y buen hacer enológico, ha contado con la asesoría de nada menos que Peynaud. De esta manera, consigue que estén a la altura de su aristocrática y entrañable figura.

Carlos Pastrana, Señor de
L’Obac. Es un visionario que comprendió las inmensas posibilidades del Priorato para la elaboración de tintos modernos. Después de algunos ensayos de vinificación, y tras comprobar el excelente resultado de la Cabernet Sauvignon y Syrah en estas tierras, y la impresionante calidad de las tradicionales Garnacha y Cariñena cuando proceden de viñedos muy viejos, como los que se cultivan en su 17 ha. de viñedo, se decidió a elaborar su primer vino, el “Clos de l’Obac” que supuso una revelación. Difícil, escaso y caro, se ha convertido, desde su primera añada, en uno de los mejores tintos españoles, y ha permitido redescubrir las inmensas posibilidades de una uva tan denostada como la Garnacha.

Jesús Martínez Bujanda, Señor de Valpiedra. Campechano, directo, sincero, Jesús Martínez Bujanda, propietario de una poderosa bodega con 260 ha. de viñedo, sigue impertérrito ante los escándalos que origina su falta de prejuicios a la hora de diseñar sus vinos. Su espíritu renovador y sus audacias vitivinícolas son fruto de la visión internacional con que realiza sus proyectos, incluyendo la utilización de Cabernet Sauvignon en sus mejores tintos. Comenzaron criticándole, y han terminado por imitarle. Su última obra es un viñedo excepcional de 80 ha. a orillas del Ebro, en un espectacular meandro conocido como Finca Valpiedra, origen de un vino vanguardista, donde la mejor Rioja se expresa sin prejuicios.

Francisco Hurtado de Amézaga, Señor de Riscal. Descendiente directo del fundador de Marqués de Riscal, enólogo por Burdeos, alumno de Peynaud, experto en viñas y vinos, Francisco Hurtado de Amézaga ama la caza, y vive sus mejores sueños entre viñedos. No sólo ha levantado la bodega centenaria de una peligrosa postración como Director Técnico, sino que es el creador de “Barón de Chirel”, un vino con soberbio perfil, puro magisterio, que nace de tres viñas ejemplares: Las Tapias, El Acerado, y La Collada, plantadas hace más de 30 años. Y mientras el Consejo Regulador de la D.O. discute sobre la conveniencia o no de utilizar Cabernet Sauvignon, él ha incorporado, como hicieron en los tiempos fundacionales, significativas cantidades de este noble varietal, que ya se cultivaba desde hace más de 100 años en sus viñedos.

Miguel A. Torres, Señor de Mas la Plana. La mirada clara, comprensiva, el hablar cordial que apenas oculta su timidez virada en respeto hacia el interlocutor, así es Miguel A. Torres, empresario vitivinícola que aúna en su persona la alta cualificación de un experto enólogo, el juicio de un excelente catador, con la sagacidad empresarial de la familia. Ya en los años 60, antes de suceder a su padre en la dirección de Bodegas Torres, planta en Cataluña las primeras cepas de Cabernet Sauvignon, en la finca “Mas La Plana”. Un soberbio viñedo de 60 ha. donde sale cada año su mejor vino, el Gran Coronas “Etiqueta Negra”, capaz de derrotar, en el año 1979, a los intocables 1er Cru franceses, en las ya célebres Olimpíadas del Vino de París del mismo año. Desde entonces, Miguel A. Torres, puede sentirse orgulloso de sus viñedos.
Pablo Álvarez, señor de Vega Sicilia. Miembro de la actual familia propietaria, pero ajeno al mundo del vino hasta su desembarco, en 1982, como máximo responsable de Vega Sicilia, Pablo Álvarez se ha identificado tanto con el tinto más prestigioso de España, que vive prácticamente en la bodega. Hombre de pocas palabras, sabe que Vega Sicilia es una leyenda viva con casi un siglo de historia. Su grandeza es llevar tamaña responsabilidad con discreción y eficacia ejemplares. Así, fiel al concepto de “châteaux” fundacional, y convencido de que la bese de la suprema calidad esta en la uva, amplía y replanta parte del viñedo, hasta convertirlo en uno de los mejores de Europa: son 160 ha. de cepas situadas en la ladera sur de la cuenca del Duero, que abrazan y sostienen la bodega con sus cinco variedades milagrosas: Tinto Fino, Cabernet Sauvignon, Malbec, Merlot y Albillo. Y cuando la cosecha es excelente las uvas se destinan al único vino que puede llamarse “Único”.

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