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Lionel Cruse, Château d’Issan - la revancha tardía del valiente Monsieur Cruse

  • Redacción
  • 1998-12-01 00:00:00

Ah, la familia Cruse. Hubo un tiempo en que todo Burdeos levantaba los ojos hacia ella con admiración. Durante largos años, fue la familia de comerciantes más importante de la ciudad de las luces y propietaria de Château Giscours, Rauzan-Ségla, Pontet-Canet y Haut-Bages Libéral.
La primera piedra de la fortuna de la familia la puso el fundador de la dinastía bordelesa, Hermann Cruse, un inmigrante alemán, con su especulación con el año 1847. Invirtió acertadamente en grandes cantidades de este año extraordinario, tanto en calidad como en cantidad, y con ello no sólo ganó dinero, sino también prestigio. En 1853, dos años antes de su muerte, fundó una empresa comercial que, durante más de cien años, habría de ser una de las más importantes de Burdeos: Cruse et fils frères. La empresa perdió su energía con el escándalo de Burdeos de 1973. En 1979, la prestigiosa casa comercial se vendió a una filial del consorcio Ricard.
Lionel Cruse ha vivido la decadencia en sus propias carnes. Pero a pesar de sufrir algunos reveses del destino, no se ha dejado amilanar. Habla con nostalgia de sus tiempos de juventud. También en casa de los Cruse se hablaba inglés en la mesa, para preparar a los niños en su futura tarea de comerciantes de vinos.
En el norte había importantes mercados de exportación: Gran Bretaña, Alemania, Escandinavia. Lionel Cruse pasó el año 1948 en Bremen, hizo unas prácticas con Segnitz, una de las mayores casas comerciales alemanas. A continuación, fue enviado a Escandinavia. “Desde hoy”, le dijo su padre, “eres Monsieur Cruse”. La respuesta no se hizo esperar. “He vendido 350 tonneaux”, telegrafió orgulloso a casa aquel principiante. “Cuánto han cambiado los tiempos”, cavila Lionel Cruse conmovido, “los vinos, incluso los Crus classés, aún se vendían a granel en barricas que se bajaban rodando a las bodegas de los comerciantes y allí se embotellaban. El intercambio directo con nuestros socios comerciales creaba lazos de amistad y relaciones basadas en la máxima confianza. Actualmente uno sólo se sienta ante el ordenador y el fax. El vino ha degenerado a ser un puro objeto de especulación”.
Durante más de treinta años ha trabajado Lionel Cruse para la empresa familiar. Tras su venta, levantó una pequeña empresa propia, una especie de “négoce de chambre”, como se le llama en Burdeos, un “comercio de habitación” sólo con vinos clasificados.
Desde 1948, los Cruse son propietarios del Château d’Issan en Margaux. Lionel y, desde hace poco también su hijo Emmanuel, trabajan incansables en el renacimiento de la empresa que ya perteneció en el siglo XVIII a las fincas más famosas de Burdeos. Desde 1996, esta finca vuelve a situarse en la cúspide.

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