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El vino global: Las uvas del progreso

  • Redacción
  • 2000-10-01 00:00:00

El vino, ese singular bien cultural, ¿habrá de convertirse en un simple producto industrial? Desde que Coca Cola, McDonald’s y la pizza están presentes en prácticamente todos los países, sabemos que ni la globalización del capital ni la nivelación mundial de las costumbres socioculturales se detienen ante las papilas gustativas. Incluso el vino, más definido por la geografía y el clima que la mayoría de los demás productos alimenticios, tampoco es inmune a ello.

Los cínicos podrían decir que el vino siempre fue muy viajero. Que por su propia naturaleza está supeditado a una cierta tendencia a la globalización. Hace más de 2.000 años, el vino dulce de Siria era muy apreciado en Roma. Precisamente porque un vino determinado no crece en todas partes, ya en la Antigüedad se empezó a comerciar con él y a transportarlo a regiones alejadas.
Desde que el vino se embotella y se tapa con un corcho, se puede transportar fácilmente a cualquier rincón del mundo. Ya hace 200 años, una bodega bien surtida formaba parte de la dotación básica de la clase superior entre Moscú y Río de Janeiro. El Burdeos, el Champagne y el vino de Oporto estaban al alcance de cualquiera que se lo pudiera permitir en cualquier lugar del mundo. Por eso no es de extrañar que la globalización del mercado, del capital y de la técnica no se detenga ante el vino.
El mercado mundial del vino surgió sobre la base de la inimitable individualidad de los grandes vinos de la tierra. Ha respetado la existencia de los terruños famosos y la realidad de las añadas buenas y malas. Conocía la imposibilidad de producir un vino que sepa como Clos Vougeot en un lugar distinto a Clos Vougeot. Pero actualmente sucede lo contrario. Hoy ya no sólo se comercia, sino que se produce directamente in situ, a menudo sin considerar el terruño ni la tradición. Por ello estamos experimentando la pérdida de la individualidad y la tendencia a copiar en los más diversos lugares del mundo cualquier sabor que esté de moda. A veces, el resultado es sorprendentemente bueno. Otras, sólo puede calificarse de timo de la etiqueta.
La marcha triunfal del Chardonnay globalizado demuestra que con técnicas modernas de cultivo y de bodega a gran escala se pueden conseguir vinos aparentemente independientes del año, el suelo, el clima y el lugar geográfico. No contentos con ello, en California copian el estilo de los mejores Burdeos, en Chile, la técnica australiana, y en el Languedoc hay vinos que saben como los californianos. Las diferencias entre las cosechas, la situación o la tradición de una Casa, es decir, precisamente aquello que constituye la materia de la pasión de los aficionados al vino, se planchan y se difuminan hasta hacerlas irreconocibles.
¿Será posible todo en todas partes? ¿Acaso nos amenaza un empobrecimiento del gusto? El imperialismo estilístico de la técnica omnipresente y de los dictados de la moda ¿estará sustituyendo al carácter inconfundible de aquellos vinos toscos, pero adorables? ¿Están extinguiéndose el terruño y la individualidad? ¿Habremos de someternos a los dictados del gusto de las masas, fácil de beber y fácil de vender?

El peligro existe. Pero el progreso tiene dos caras. Nivela, unifica y hace desaparecer las tradiciones, pero también nos ha regalado vinos maravillosos como el Sauvignon blanc de Cloudy Bay, como Opus One o como los Riesling de Robert Weil. Las enormes mejoras de la tecnología a gran escala han permitido reducir considerablemente la cantidad de vinos ácidos, oxidados, imbebibles o estropeados por hongos, aunque todavía hay bastantes vinos pequeños e irrelevantes. Los amantes del vino del mundo entero ya pueden comprar, incluso por poco dinero, unos vinos limpios y honestos para el consumo diario. Muchos terruños que actualmente producen grandes vinos sólo fueron descubiertos porque unos enólogos excelentes viajaron por todo el mundo recabando experiencias. La revolución del vino chileno, que transformó toda la vinicultura del país de los Andes fue impulsada por el español Miguel Torres y su técnica importada de Europa.
La globalización entraña riesgos y brinda oportunidades. Es imparable, al igual que la extensión mundial de las modas, los móviles y la música pop: tiene lugar a tres niveles: capital, personas y gusto.

Southcorp
El mayor productor de vino de Australia tiene con Penfolds un gigante bajo su techo, y ha ido comprando cada vez más bodegas de prestigio. Además de vino, esta empresa produce mundialmente embalajes industriales e instalaciones de agua caliente.
Facturación del consorcio: 1.700 millones de euros.
Volumen de facturación de vino exclusivamente: 400 millones de euros.
Ventas anuales de vino: 168 millones de botellas (1999).
Las distintas marcas: Australia: Penfolds, Lindemans, Seppelt, Wynns, Edwards & Chaffey, Hungerford Hill, Devil’s Lair, Tollana, Rouge Homme, Queen Adelaide, Leo Burning, Killawarra, Coldstream Hills, Kaiser Stuhl, Tulloch, Matthew Lang, Woodley; EE.UU.: 7 Peaks; Francia: La Pérouse.
Los mejores vinos: Grange (Penfolds), Yattarna (Penfolds), Bin 707 (Penfolds), Bin 389 Shiraz, Cabernet (Penfolds), Hunter Valley Shiraz (Lindemans), Limestone Ridge Shiraz-Cabernet (Lindemans), el vino espumoso Show Reserve Shiraz (Seppelt), vino espumoso Drumborg (Seppelt), vino espumoso Sainger (Seppelt), Pinot noir y Chardonnay (Cold-stream Hills).

Suntory
Este consorcio de bebidas japonés, fundado en el año 1899 a partir de una tienda de vinos, sigue en manos de las familias Torij y Saji. Llamó la atención hace algunos años al comprar castillos en el Rheingau alemán y en Burdeos. Suntory es el mayor productor de güisqui del mundo, y es conocido en el negocio del vino como gran distribuidor y propietario de prestigiosas fincas vinícolas.
Facturación de la corporación: 12.000 millones de euros.
Facturación de vino: 850 millones de euros.
Ventas de vino: 75 millones de botellas.
Países productores y marcas: Japón: Suntory (40 millones de litros); Francia: un total de 3 millones de litros entre Châteaux Lagrange, Beychevelle, Beaumont y A. & R. Barrière Frères; Alemania: Wilhelm Weil (400.000 litros).
Los vinos más valiosos: Tomi (Yamanashi winery), Lagrange, Robert Weil.

Seagrams
Este consorcio canadiense, dinámico y versátil, se desenvuelve con la misma soltura en el sector del ocio (es el mayor consorcio mundial de música, producciones cinematográficas, parques temáticos) como en el negocio de los vinos y licores. La cuestión de los beneficios ocupa un lugar central en todas sus actividades, más que en la mayoría de las otras centrales de las corporaciones que tienen que ver con el vino. La producción de vino se ha ido convirtiendo en una pequeña parte del enorme volumen de negocios. Los aguardientes y licores, por el contrario, con marcas como Chivas, Absolut, Martell, Seagrams, ron Captain Morgan, Tequila Don Julio, Royal Canadian y otras, han adquirido mucha importancia.
Facturación de la corporación: 12.800 millones de euros, de los cuales 5.000 corresponden a los vinos y licores.
Venta de vino: más de 100 millones de botellas de vino, vino espumoso, jerez y oporto.
Países y marcas: USA: Sterling Vineyards, Monterey Vineyard, Mumm, Almaden; Alemania: espumoso Müller Sekt; Francia: Barton et Guestier, Mumm, Perrier-Jouet, Forestier; España: Sandeman Sherry, The Don Sherry; Portugal: Sandeman Port; Argentina: San Telmo.

Torres
Muy pocos productores vinícolas han logrado aunar tan bien calidad y cantidad como la empresa familiar Miguel Torres, fundada en 1870. Torres saca al mercado anualmente 30 millones de botellas de vino y vende en 95 países. Algunos de los mejores vinos españoles forman parte de su programa. Torres, naturalmente, separa la producción mayorista del trabajo artesanal con los mejores vinos. El vino más famoso de esta Casa, el Gran Coronas Mas la Plana, elaborado sobre la base de Cabernet, compite con los mejores vinos del mundo. Es un ejemplo de la fuerza innovadora de Torres, que marca un hito tras otro en la evolución de la producción vinícola española. Con 900 hectáreas de viñedos propios, algunos de ellos en las mejores zonas de Cataluña, más de 12.000 barricas de roble y unos equipos técnicos perfectos, esta Bodega española sigue siendo modélica. En Chile, a principios de los años 80, Torres inició la tendencia hacia unos vinos más modernos.
Facturación: 123 millones de euros.
Ventas: 30 millones de botellas.
Producción propia: España: Miguel Torres S.A., Jean León; EE.UU.: Marimar Torres Estate (California); Chile: Miguel Torres S.A.
Las marcas más valiosas: Grans Muralles 1997, Mas la Plana 1996, Milmanda 1994, Fransola 1996, Jean León Cabernet Sauvignon 1995, Marimar Torres Chardonnay 1997, Cabernet Sauvignon «Manso de Velasco».

Wit
Wein International WIV, el antiguo grupo Pieroth, es la mayor empresa de Alemania relacionada con el vino y el mayor vendedor directo del mundo con sociedades comerciales propias en 20 países. Entre sus múltiples actividades se cuenta también la propiedad de viñedos y bodegas.
Facturación total de la empresa: 460 millones de euros.
Ventas de vino: 53 millones de botellas.
Países productores y firmas: Alemania: finca Pieroth, (WIV posee en Alemania un total de 110 hectáreas de viñedos); Sudáfrica: Cape Wine Shippers; Australia; Hungría: WIV Hungría con bodega propia.

La globalización de capital e inversiones ha tardado un poco más en el caso del vino que en el de la industria automovilística, pero se está produciendo de manera casi idéntica: Chile está muy solicitado por su buena tierra y su fuerza de trabajo barata; por los vinos del Priorato se puede llegar a pagar cualquier precio; en Argentina y en el sur de Francia aún se puede comprar tierra buena a buen precio. Todos estos son buenos argumentos para invertir. Cuando se descubren regiones con potencial de beneficios, todos quieren participar.
En cuanto a las personas, hemos de distinguir dos grupos: de un lado están los bodegueros multinacionales, los «jugadores globales», que diseñan estrategias y toman decisiones en las centrales de los consorcios. Quizá lleguen a introducir su nota personal en los movimientos del capital, pero nada más. Y en las bodegas, los «flying winemakers» australianos, franceses, alemanes o californianos juegan a hacer magia realizando su estilo y aplicando sus experiencias en diversos lugares del mundo. En su mano está que los vinos se hagan iguales en todas partes, o bien hallar una buena combinación entre la experiencia personal y el terruño.

Los resultados están en la copa: globalización del gusto. Vinos de «estilo internacional», de origen indefinible en el paladar, pero también vinos magníficos de una clase hasta ahora inexistente. Todo esto no sería posible si los bebedores de vino de todo el mundo no estuvieran aproximándose entre sí. Sus preferencias parecen equipararse. Hace aún pocos años, los españoles, australianos y alemanes difícilmente podrían haberse puesto de acuerdo en un estilo favorito común. Hoy por hoy, el vino blanco fresco y joven de fruta marcada domina el gusto internacional tanto como el tinto fácilmente accesible, con mucho cuerpo, frutal, con notas de vainilla y taninos contenidos.

¿Hemos de explicar de qué lado está Vinum? Celebramos las posibilidades técnicas para mejorar los vinos de diario. Nos alegramos con cada «flying winemaker» que consigue un gran éxito porque ha comprendido el terruño con el que trabaja. Admiramos los riesgos que están dispuestos a correr los grandes inversores cuando construyen bodegas magníficamente equipadas en regiones nuevas para regalarnos la máxima calidad. Y por último, quedan los vinos llenos de carácter, con frecuencia complicados y difícilmente accesibles en su juventud, de los pequeños y grandes individualistas, que se oponen al espíritu de la época y para los que aún lo es todo la tradición, el terruño y la personalidad. A éstos los defenderemos con uñas y dientes.

Bodegas Esmeralda, de Nicolás Catena, es una empresa dinámica que estuvo y sigue estando a la cabeza del desarrollo de los mejores vinos argentinos, una de las mayores bodegas del quinto país mayor productor de vino del mundo. Sin embargo, las cabezas dirigentes de esta empresa consideran que necesitan un gran socio de cooperación internacional. La distribución en los países consumidores más importantes como EE.UU., Gran Bretaña y Alemania es tan costosa y la competencia es tan grande, que se añora un hombro fuerte en el que apoyarse. ¿Y qué no dirán las pequeñas empresas familiares que producen vinos de gran calidad y sólo pueden vender en pequeñas cantidades?
Algunos expertos prevén en breve una concentración global aún mayor en el sector del vino, porque sólo los grandes consorcios económicamente sólidos pueden responder a las crecientes expectativas, alta tecnología de bodega, personal con buena formación y una distribución cara. Probablemente tengan razón en el caso de la mercancía ordinaria a buen precio, puede que incluso también en el de la clase intermedia seria. Pero los grandes vinos de una región, los vinos que expresan el terruño y la tradición, y son más obras de arte que artículos de consumo, siempre requerirán pequeñas cantidades y vinicultores empecinados. También los grandes consorcios han sabido verlo: allí donde se producen vinos superiores, ellos fundan filiales pequeñas. Puede que esto tranquilice a los amantes del vino, pero en nada afecta a la poderosa fuerza con la que las grandes empresas de éxito arrollan los paisajes prometedores. Para descubrir una nueva región vitícola, fundar un finca vinícola y dar a conocer el vino fuera de su región, se necesita algo más que experiencia y conocimientos. Se necesita, sobre todo, dinero. En las regiones que prometen rentabilidad, lo notan los pequeños productores, que se ven obligados a participar o a vender. El capital se abalanza en Francia sobre el Languedoc-Rousillon, en Chile sobre el valle de Casablanca, en España sobre el Priorato y la Ribera del Duero, en Italia sobre la Maremma. El proceso se repite igual en todas partes: creciente presencia de los grandes, aumento de los precios de los viñedos, ventas millonarias de bodegas, marcas nuevas casi todas las semanas. Hungría, Bulgaria y Rumanía aún se consideran demasiado inseguros, pero tarde o temprano seguirán a los anteriores. Y las estrategias financieras con las que las grandes empresas del ramo del vino y las bebidas conquistan los mercados extranjeros son casi tan variadas como la oferta de vino en esos países. También las diversas políticas de los consorcios son tan distintas como Mateus Rosé y Château Margaux. Es interesante saber qué fuerza de capital se oculta tras algunos de esos nombres que tan bien suenan y dónde están las arcas de guerra llenas.
Hay empresas gigantes, como Gallo, que concentran su producción enteramente en un solo país, pero suministran a los más importantes mercados del mundo. Otros, grandes y menos grandes, se han distinguido especialmente en el juego de los mercados e inversiones. Hemos querido llegar a conocer las actividades de los grupos financieros más importantes que producen su vino propio y vino espumoso en los más diversos mercados. (Si consideráramos no sólo la producción, sino también las corrientes comerciales, la trama aún sería más amplia y espesa). A continuación, repasamos los más importante en las páginas siguientes:

El ABCdel bodeguero multinacional

Allied Domecq
Este gigante de la producción y el comercio con sede en Bristol tiene propiedades repartidas por todo el mundo. Además de productores de vinos y licores (para los que hay una filial aparte, Allied Domecq Wine & Spirits) son dueños, entre otras cosas, de cadenas de restaurantes y empresas comerciales.
Facturación del consorcio: 7.500 millones de euros.
Ventas de vino: Más de 100 millones de botellas (estimación).
Marcas y países de producción: EE.UU.: Callaway Winery, Clos du Bois, William Hill Winery, Atlas Peak; España: Bodegas Domecq (Rioja), Pedro Domecq (Jerez), Harveys and Bristol (Jerez); Portugal: Cockburns Port; China: Huadong Winery Company; Vietnam: Finca vinícola en la región de Ninh Thaun.
Las mejores marcas: Rioja Marqués de Arienzo, Sherry Fino «La Ina», Amontillado 51-1A, Sibarita Palo Cortado, Clos du Bois Chardonnay «Calcaire», Clos du Bois Cabernet-Sauvignon «Briarcrest», Cockburns Vintage Port.

Antinori (Marchesi)

Productores de vino desde el siglo XIV en la Toscana, donde siguen manteniendo el centro de sus actividades; además, producen en Umbría y en el Piamonte, y en el extranjero, en California y Hungría.
Facturación de toda la empresa: 50 millones de euros (estimación).
Venta de vino: 15 millones de botellas (estimación).
Producción en los siguientes países: Italia, EE.UU. (Napa Valley); Hungría (Szekszárd).
Marcas y nombres comerciales: Antinori, Atlas Peak (con Allied Domecq); Bátaapáti (Hungría).
Mejores vinos: Tignanello, Cervaro della Sala, Solaia, Atlas Peak Sangiovese, Atlas Peak Cabernet.

Axa
Desde hace más de diez años, la gran aseguradora Axa invierte en Burdeos y en el extranjero bajo la dirección de Jean-Michel Cazes. Para ello se creó la filial Château & Associés; Axa Millésimes.
Volumen de facturación de toda la empresa: 60 millones de euros.
Producción en los siguientes países (en ha.): Francia: 430 hectáreas, de las cuales 420 en Burdeos (Pauillac, 177; Saint-Estèphe, 35; Margaux, 51; Graves, 45; Saint-Emilion, 13; Pomerol, 11; Sauternes, 88) y 13 hectáreas en Borgoña; Hungría: 80/130 hectáreas; Portugal: 83 hectáreas.
Las mejores marcas: En Francia: Château Lynch Bages (Cru classé) en Pauillac, Château Pichon Longueville (Cru classé) en Pauillac, Château Pibran (Cru bourgeois) en Pauillac, Château Cordeillan Bages (Cru bourgeois) en Pauillac, Château Les Ormes de Pez (Cru Bourgois) en Saint-Estèphe, Château Cantenac Brown (Cru classé) en Margaux, Villa Bel Air en Graves, Château La Fleur Pourret (Grand cru) en Saint- Emilion, Château Petit Figeac (Grand cru) en Saint-Emilion, Château Petit Village en Pomerol, Château Suduireaut (1er cru classé) en Sauternes, Domaine de l’Arlot en Nuits-Saint-Georges. En el extranjero: Disznokö (Tokai), Quinta do Noval (Douro), vino de marca: «Michel Lynch».

Bodegas y Bebidas
Esta empresa, fundada en 1959 y con sede en San Sebastián, está a la cabeza del mercado español. Sus actividades abarcan desde la viticultura hasta la elaboración, depósito y venta de vinos españoles en ocho Denominaciones de Origen: Rioja (donde una de cada tres botellas de vino de Rioja está embotellada por B+B), Navarra, Valdepeñas, Rías Baixas, Ribeiro, Jumilla, Ribera del Duero y La Mancha. La primera muestra de expansión internacional se sitúa en Chile, y le seguirán otras en Francia y en Argentina. El consorcio elabora 54 millones de kilos de uva y posee más de 1.000 hectáreas de viñedos propios y 80.000 barricas de roble. Su oferta de vinos embotellados es la más amplia y completa de España, empezando por los vinos de las Bodegas Campo Viejo y AGE en La Rioja, a la cabeza de la comercialización del Rioja sencillo hasta el aristocrático Marqués de Villamagna, un Rioja excelente. En Navarra le pertenece la Vinícola de Navarra, en Valdepeñas, la tradicional Casa de la Viña, que cultiva nada menos que 716 hectáreas de viñedos, de las cuales 200 son propias.
Volumen de facturación: 210 millones de euros.
Ventas: 120 millones de botellas.
Producción: España: Bodegas Campo Viejo, Bodegas Age (Rioja), Vinícola de Navarra (Navarra), Bodegas Casa de la Viña (Valdepeñas), Bodega Alanís (Ribeiro), Bodega Pazo de Villarei (Rías Baixas), Bodega Señorío del Condestable (Jumilla); Chile: Bodegas Selentia.
Las mejores marcas: Marqués de Villamagna, Azpilicueta, Las Campanas, Casa de la Viña.

Freixenet
Freixenet fue fundada hace más de 100 años por Juan Sala, que sentó la primera piedra de la central «Cavas Freixenet». Con el tiempo, la pequeña bodega de Sant Sadurnì d’Anoia, cerca de Barcelona, donde aún hoy está la sede de la empresa, se convirtió en un gigante del Cava, en constante rivalidad con Codorníu, al que ha superado hace tiempo en el mercado internacional y con el que se enfrenta en reñidísima carrera en el mercado español. El Cava es aquí un gran negocio. Con una producción anual de más de 90 millones de botellas, difícilmente sería posible trabajar a mano. Pero quien es capaz de vender en 140 países, poseyendo más del 50 por ciento de la producción total de Cava, también es capaz de elaborar algunos Cavas de gran calidad, como el Vintage, el Reserva Real, y las marcas superiores de algunas filiales. Este grupo posee en la región del Cava 500 hectáreas de viñedos propios y, con la bodega René Barbier, produce vino español sin aguja a gran escala. Desde hace muchos años, Freixenet está presente en la Champagne y en México.
Facturación: 335 millones de euros.
Ventas en número de botellas: 130 millones.
Países de producción y filiales: España: Cavas Freixenet, Segura Viudas, René Barbier, Castellblanch, Canals & Nubiola, Conde de Caralt, Vionta; Francia: Henri Abelé (Champagne); EE.UU.: Gloria Ferrer (California); México: Sala Vivé; Uruguay: Carrau.
Las mejores marcas: Freixenet Brut Nature Vintage 1994, Reserva Real, Segura Viudas Reserva de la Familia, Gloria Ferrer Royal Cuvée 1990, René Barbier Cabernet Sauvignon 1996, René Barbier Chardonnay 1996.

Kendall Jackson
A lo largo de los últimos años, este consorcio familiar americano, más bien tranquilo, se ha ido introduciendo subrepticiamente, país tras país, en el «Global Business». Con unas calidades considerables en California y en Chile, esta empresa también participa en los sectores superiores. Kendall Jackson se dedica exclusivamente al negocio del vino.
Facturación del consorcio: 320 millones de euros.
Ventas: 36 millones de botellas.
Países productores y marcas: EE.UU.: Kendall-Jackson, La Crema, Camelot, Pepi, Edmeades; Chile: La Calina; Argentina: Tapiz; Italia: Villa Arceno.
Los mejores vinos: Kendall Jackson Vintners Reserve Chardonnay, Vintners Reserve Cabernet-Sauvignon, La Crema Pinot Noir, La Calina Chardonnay «Las Lomas».

LVMH
El grupo Louis Vuitton, Moët et Chandon, Hennessy, llamado abreviadamente LVMH, encarna el prototipo del inversor global. Es el número uno mundial de los productos de lujo, y ocupa a 41.000 personas en 250 filiales repartidas por todo el globo terráqueo, entendiéndose como embajador de los artículos de marca y artesanos exquisitos. La oferta abarca desde marroquinería de la marca Louis Vuitton, perfumes y cosméticos como Givenchy, Kenzo, Guerlain, Lacroix y Christian Dior, hasta el sector de los vinos y licores. El rumbo al éxito de LVMH se debe en gran parte a su presidente y hacedor Bernard Arnault. Con frecuencia aparece su retrato sonriente en las columnas de economía de los grandes diarios franceses, ilustrando las últimas (y naturalmente siempre positivas) cifras de facturación de este gigante, o bien grandes titulares sobre las nuevas batallas por las mercancías de lujo internacionales. Se trate de Gucci o de Sotheby’s o de la finca de Sauternes-Gut Yquem, Bernard Arnault, hábil empresario, rara vez resulta vencido en las escaramuzas. El observador, mareado por las vertiginosas vueltas del carrusel de las ventas, pierde totalmente la orientación. Resulta imposible saber si lo que se defiende son intereses privados -como en el caso de Cheval Blanc, por ejemplo, donde Bernard Arnault invirtió capital propio-, o bien las inversiones de capital de la gran corporación, como en el caso de Yquem.
La ya de por sí amplia oferta del consorcio crece continuamente, y desde hace varios años dispone de un servicio de ventas por Internet europ@web para asegurar la distribución mundial. En el sector de vinos y licores, las dos casas matrices siguen siendo los pilares fundamentales del imperio: Cognac Hennessy, que distribuye 30 millones de botellas a escala mundial, y Moët et Chandon, que con su viñedo de 771 hectáreas en la Champagne y con su producción anual de más de 25 millones de botellas es, aún sin filiales, la empresa de mayor envergadura de esa región.
Esta Casa ha intentado dotar con su nombre y sus conocimientos de elaboración de vinos espumosos a su filial fundada en 1997, «Chandon Estates», que comercializa sus vinos bajo la etiqueta Chandon. No se puede ser más internacional: la sede en California, las bodegas en Argentina, Australia, Brasil, España y los EE.UU. El año pasado Chandon Estates, que ya ocupa a 950 personas en todo el mundo, inauguró la costosamente restaurada Bodega Terrazas en Argentina. Forma parte de una de las últimas estrategias de LVMH para introducirse cada vez más en la comercialización de vinos superiores sin aguja.
Para saber más sobre LVMH:
http://www.LVMH.com
Facturación global del consorcio: 8.547 millones de euros.
Facturación del holding del vino: 1.526 millones de euros para el Champagne y el vino (supone un 18 por ciento del volumen de facturación total), 714 millones de euros para el coñac y los licores (supone un 8 por ciento del volumen de facturación total).
Producción en los siguientes países: Francia: Champagne, Burdeos; Argentina: Chandon Estates; Australia: Chandon Estates; Brasil: Chandon Estates; España: Chandon Estates; EE.UU.: Chandon Estates.
Las mejores marcas: Moët et Chandon, Cognac Hennessy, Veuve Clicquot Ponsardin, Pommery, Krug, Château Yquem, Chandon (vinos espumosos), Terrazas (Argentina).

Mondavi
Modavi (ver entrevista con Robert Mondavi en la revista 18 de Vinum), con su dinámica comercial y su marketing genial ha colaborado más que ningún otro en extender mundialmente la fama de los vinos californianos y la técnica californiana de vinicultura, y con ello, a la vez, ha crecido. Esta empresa, con 740 empleados fijos y 650 hectáreas de viñedos sólo en Napa Valley y 2.200 en California, es un ejemplo modélico de la capacidad de ofrecer vinos en casi todos los niveles de precio y de calidad. La leyenda americana del vino sigue siendo una empresa familiar. «Joint ventures» con socios muy bien considerados de diversos países (Opus One, Almaviva, Luce) son ejemplos modélicos de globalización del estilo vinícola y del capital del vino.
Facturación de la empresa: 400 millones de euros.
Ventas de vino: 95 millones de botellas.
Países productores y marcas: EE.UU.: Robert Mondavi Winery (4,8 millones de botellas), La Famiglia di Robert Mondavi (480.000), Opus One (360.000), Robert Mondavi Coastal (12 millones), Woodbridge Winery (72 millones), Byron (1 millón); Chile: Caliterra; Italia: Luce; Francia: Vichon Mediterranean.
Los mejores vinos: Cabernet Sauvignon Napa Valley Reserve, Chardonnay Napa Valley Reserve, Opus One, Seña, Luce.

Pernod Ricard
Pernod Ricard, que antaño alcanzó fama mundial gracias al pastis, lleva la mundialización a tal extremo que el encargado de relaciones públicas de la empresa en Francia ya ni siquiera habla francés. El responsable de la comercialización de los vinos es Jacob’s Creek.
Facturación: 3.587 millones de euros.
Producción total del holding de vinos: 160 millones de botellas.
Producción en los siguientes países con sus marcas más importantes: Australia: Orlando Wyndham Group, Jacob’s Creek, Wyndham Estate; España: PR Larios, Palacio de la Vega; Argentina: PR Argentina, Bodegas Etchart; África del sur: Pernod Ricard South Africa, Long Mountain; Chile: PR Chile, Terra Andina; China: Beijing Pernod Ricard Winery (joint venture), Dragon Seal; Italia: Ramazzotti, Canei; Francia: Crus et Domaines de France, Cruse, Alexis Lichine, Pasquier Desvignes, Cusenier, Café de Paris.

Rothschild (Mouton)
Un hombre de acción cimentó la fama de Mouton Rothschild: el barón Philippe de Rothschild, que durante 65 años no sólo invirtió energía y saber en el desarrollo de esta finca vinícola única, sino que demostró muy pronto un sorprendente espíritu emprendedor. A través de inversiones en el extranjero, supo extender la fama de seriedad de su Casa también por otros continentes. Así, en 1933 fundó la casa comercial del mismo nombre, cuyo vino de marca Mouton Cadet actualmente se cuenta entre las etiquetas más conocidas a nivel mundial, y en 1979 emprendió con la Robert Modavi Winery el legendario joint venture franco-californiano Opus One. Durante mucho tiempo, la Casa del barón guardó silencio, hasta que Philippine de Rothschild, que dirige la empresa desde la muerte de su padre, dio la vida al Almaviva, nuevamente en asociación con el productor local: Concha y Toro.
Facturación: 124 millones de euros (1999).
Volumen de ventas del holding del vino: 30 millones de euros con los vinos de Château, 18 millones de euros en los viñedos de Burdeos, 21 millones de euros en California, de los cuales 20 corresponden a Opus One.
Volumen de ventas: Un total de 22,3 millones de botellas, 21,6 millones de botellas de vinos de marca, 735.000 vinos de Château.
Producción en los siguientes países: Burdeos: 715.000 botellas en 165 hectáreas; EE.UU.: Napa Valley; California desde 1979, joint venture con la Robert Mondavi Winery, participación del 50 por ciento, 300.000 botellas al año; Chile: Puente Alto, joint venture con Concha y Toro desde 1998: 250.000 botellas; Languedoc desde 1998, pero aún no produce vinos comercializados: 60 hectáreas.
Châteaux más importantes: Château Mouton Rothschild (1er cru classé ) en Pauillac: 250.000 botellas, Château d’Armailhac (5e cru classé) en Pauillac: 250.000 botellas, Château Clerc Milon (5e cru classé) en Pauillac: 200.000 botellas.
Las marcas más importantes fuera de Burdeos: : Opus One (EE.UU.), Almaviva (Chile), Le Domaine de Lambert.
Vinos de marca: Mouton Cadet, La Collection Baron Philippe, Les Cuvées des Barons et Baronnes, dos vinos varietales del Pays d’Oc, Châteaux & Associés.

Bothschild (Lafite)
Lafite es uno de los más antiguos -¡y reservados!- Châteaux en la región bordelesa. Prácticamente no informan sobre sus inversiones de capital. Así, también las informaciones sobre el conjunto de actividades en el sector vinícola de la empresa Les Domaines Barons de Rothschild también son muy escasas. En general, las inversiones en el extranjero comenzaron, tras la compra de Duhart Milon, Cru classé en Pauillac, y Rieussec en Sauternes, primeramente con una participación de capital en Los Vascos, en Chile (200 hectáreas), que actualmente pertenece enteramente a Lafite. En 1992, le siguió una joint venture en la Quinta do Carmo en Portugal y una sociedad con el grupo americano Chalone Wine Group.
Volumen total de ventas : 12 millones de botellas.
Ventas del holding de vinos: Chile: unos 3 millones de botellas; EE.UU.: 4,8 millones de botellas; Portugal: unas 450.000 botellas.
Producción en los siguientes países con sus marcas más importantes: Chile: Los Vascos; Portugal: Quinta Do Carmo; EE.UU.: Chalone Wine Group, Chalone (Monterey), Edna Valley (San Luis Obispo), Acacia (Napa), Carmenet (Sonoma), Canoë Ridge (Washington), Saga Land (Washington); Francia: Château Lafite Rothschild (Pauillac), Château Duhart Milon (Pauillac), Château Rieussec (Sauternes), Château L’Evangile (Pomerol), Domaine d’Aussières (Languedoc).

Reh-Grupo
Desde que en 1998 el grupo alemán Reh se escindió en las firmas Reh-Kendermann y Günter Reh AG, parece más pequeño, pero esto es engañoso, porque en el mercado actúan dos partes individuales independientes. La empresa familiar refundida por el empresario de Trier Günter Reh, que se hizo grande con sus vinos espumosos a buen precio, comprendió pronto la importancia de la cooperación internacional, sobre todo también de los mercados del este.
Facturación total: 320 millones de euros.
Volumen de ventas de vino y vino espumoso: 220 millones de botellas.
Países productores y filiales: Alemania: bodega de espumosos Wachenheim, Carstens-Haefelin, Reichsgraf von Kesselstatt, Schloss Nymphenburg; Polonia: Ambra; Checoslovaquia: Soare; Francia: Compagnie Française des Grands Vins (bodega Wissembourg, Cadre Noir), Domaine Bertagna.
Las marcas más importantes: Feist, Schloss Wachenheim, Faber, Kleine Reblaus.
Los vinos más valiosos: Reichsgraf zu Kesselstatt, Domaine Bertagna.

Roederer
Una de las Casas superiores de la Champagne y, desde hace casi 20 años, presente en diversas regiones vitícolas en el extranjero, con viñedos en los Estados Unidos (Roederer Estate), Portugal (Ramos Pinto), Burdeos (Château Haut-Beauséjour y Château de Pez, ambos Saint-Estèphe), Champagne y Côtes du Rhône (Deutz/Delas). Fundada en 1776, en 1833 pasó a manos de Louis Roederer I. Actualmente sigue siendo propiedad de los descendientes del fundador.
Facturación total de la empresa: unos 120 millones de euros (1999).
Volumen de facturación del holding de vinos: California (desde 1982 propiedad de Roederer): 9 millones de euros (1999); Portugal (desde 1990): 7,5 millones de euros (1999).
Volumen de ventas: 8,5 millones de botellas.
Producción en los siguientes países: Champagne: 4 millones de botellas, Burdeos: 300.000, Côtes du Rhône: 1,5 millones; Portugal: 1,5 millones de botellas de vino de Oporto, 300.000 botellas de vino sin aguja; Roederer Estate (EE.UU.): 850.000 botellas.
Marcas más importantes: Cristal, Louis Roederer, A. Ramos Pinto (Oporto), Delas Frères, L’Ermitage (EE.UU.), Château Haut Beauséjour Saint-Estèphe, Deutz, Roederer Estate (EE.UU.), Château de Pez Saint-Estèphe.


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