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Dossier Mediterráneo: Salvadores de viejas variedades

  • Redacción
  • 2000-06-01 00:00:00

NERO D’AVOLA, FRAPPATO, NEGROAMARO, GRECHETTO, RODITIS, Picapoll, garró y samsó
-LAS VARIEDADES OLVIDADAS DEL ÁMBITO MEDITERRÁNEO-EXPERIMENTAN UN RENACIMIENTO. éstos son LOS SALVADORES DE LAS VIEJAS VARIEDADES

Daniel Domerque,
Languedoc-Roussillon, Francia
Vinicultor y profesor de enología en Montpellier, es uno de los lobos coléricos, de los revolucionarios del Languedoc. Con sus opiniones a menudo incómodas no se muerde la lengua, con lo que no sólo se hace amigos. Al mismo tiempo, se cuestiona a sí mismo constantemente. Domerque fue uno de los primeros en plantar Syrah en el Minervois, y en experimentar con la desdeñada variedad Carignan. También es uno de los pocos que vendimian en el Languedoc un excelente Pinot noir, naturalmente declarado como «vin de pays». En la actualidad se ha encariñado con otra variedad, la Cinsault, que para la mayoría sirve justo para producir un rosado neutral. Domerque trata esta variedad de manera muy distinta, cosecha cantidades modestas, vinifica con mucho tacto y consigue construir con ella un vino tinto finamente estructurado, elegante, aéreo a la par que fogoso y temperamental (pues no siempre lo uno ha de estar reñido con lo otro). El Cinsault posee pocos taninos, algo muy inusual en un vino tinto. Pero a cambio tiene un estilo sedoso y fino que hace del «Campagne de Centeilles», vinificado en un 80 por ciento con esta variedad y mezclado con algo de Syrah, algo tan singular, que primero hay que acostumbrarse a él.


Giusto Occhipinti, Sicilia, Italia
Este arquitecto de 40 años es uno de los tres propietarios de la finca vinícola Cos en Vittoria, en el sureste de Sicilia. En la actualidad, enólogos como Giacomo Tachis y Carlo Corino procuran que con la línea «Le Vigne di Cos» también se produzcan uvas internacionales. Pero el corazón de Occhipinti y de sus colegas pertenece a las variedades autóctonas de Sicilia: sobre todo a la uva más significativa de la isla, la Nero d ’Avola domada en la barrica, que reúne con la Frappato, también autóctona, en su Cerasuolo: un siciliano del futuro, finamente estructurado y elegante, un vino que aúna todas las variedades de cepa y la técnica moderna. A diferencia de la inundación de Chardonnay existente en Sicilia, para su Ramingallo blanco Occhipinti también emplea la variedad autóctona Inzolia, que produce un vino frutal y floral que permanece largo tiempo en el paladar.

Dimitris Hatzimichalis,
Atalante, Grecia
Hay indicios de que posiblemente los primeros viñedos griegos fueran plantados en Atalante, junto al golfo de Evia, a dos horas y media de coche al norte de Atenas. Aunque Hatzimichalis produce excelentes vinos con Chardonnay, Sauvignon Blanc y, sobre todo, Cabernet Sauvignon, también fue uno de los primeros en reconocer el potencial de las antiguas variedades autóctonas de Grecia. El «Ambelon» del 97, por ejemplo, con unos aromas florales y una acidez plena y jugosa, procede en un 100 por cien de una uva llamada Robola, originaria de una pequeña isla al sur de Corfú. En el caso del especiado «Laas» del 96, se trata de un cuvée de las tres variedades Assirtiko, Athiri y Robola. El vino más noble de la finca, el «Cava», procede de la variedad Roditis. En cuanto a los tintos, Hatzimichalis experimenta con las variedades Xinomavro y Limnio. En lo sucesivo piensa centrarse aún más en las antiguas cepas griegas. Hace poco, este hombre de negocios «amante del vino» ha realizado un viaje de investigación al sur de Italia. Allí buscaba variedades que hubieran sido llevadas en barco desde Grecia, cruzando el mar Jónico. Encontró 22 variedades con nombres como Greco, Aglianico, Malvasia, Grechetto o Uva di Troia, y las ha llevado de vuelta a su país de origen.

Cosimo Taurino, Apulia, Italia
A la pregunta de quién producía buen vino en el sur de Italia, durante muchos años sólo daban una respuesta: Cosimo Taurino. No sólo en los EE.UU. le pusieron motes como «Mister Salice», «La Sophia Loren dei Vini italiani» o bien «Re Cosimo». El retoño de una antigua familia de vinicultores de cerca de Lecce estudió Farmacia, pero pronto siguió las huellas de sus padres. Su corazón pertenecía a las variedades autóctonas de Apulia, sobre todo a la oscura Negroamaro, de tonos de almendra, que durante mucho tiempo no fue apreciada en su justo valor y vendida sólo como mercancía masificada. Ya el Salice Salentino Riserva de Taurino es un vino concentrado, rico en taninos pero deleitable (con un 80% de Negroamaro y un 20% de Malvasia Nera). Aún más típico del sur de Italia, de Apulia, es el Notarpanaro (85% de Negroamaro, 15% de Malvasia Nera), de color rubí, lleno y con frutosidad silvestre, madurado al estilo tradicional en una gran cuba de madera. Pero la obra maestra de Cosimo Taurino es el Patriglione: en su mayor parte de Negroamaro, sólo se hace en años excelentes; es de un profundo color granate, lleno de matices y con raza. Cosimo Taurino murió demasiado pronto, y por sorpresa, a finales del verano de 1999. Sus hijos Rosanna y Francesco continúan manteniendo su espíritu en esta finca vinícola.

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