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El Rioja del Siglo XXI

  • Redacción
  • 2005-11-01 00:00:00

Años, demasiados años ha durado la polémica entre los defensores de la tipicidad y los que exigían abiertamente una renovación. Porque al final del largo túnel nada es igual. El vino riojano ha cambiado a tiempo, y se han modernizado hasta los más reclacitrantes defensores del rioja clásico (con las excepciones que confirman la regla). Hoy, La Rioja es la imagen del vino del futuro. La Denominación de Origen Calificada Rioja del siglo XXI deberá asentarse dobre dos pilares básicos: la viña y el factor humano. Su poderío económico y capital humano lo colocan en una posición óptima para liderar la investigación enológica española, un producto que no puede ser considerado de otra manera que como un bien cultural. Con no mucho esfuerzo, hurgando en el mercado encontraríamos más de cien vinos riojanos que emprendieron el camino de la modernidad, cuyos enólogos desecharon viejos preceptos que parecían inamovibles, con nuevos diseños que se sostienen en la fruta y la carne como mayor expresión. Lo que antes era excepción, llámese vinos de alta expresión, modernos o de diseño de crítico anglosajón, hoy esa tendencia se ha generalizado. Y no por ello esos nuevos vinos han tenido que renegar de una tierra, unas variedades y una forma de laborar. En el corazón del Haro vitivinícola, en el viejo Barrio de la Estación, solar de tanto vino de corte clásico, se pueden contar con los dedos de una mano las bodegas que siguen aferradas a los viejos métodos. Por bastantes razones, no perdamos de vista a La Rioja Alta. Posee una trayectoria irreprochable que le ha valido el respeto de sus clientes y seguidores. Su vino carismático, el Viña Ardanza, ha conseguido un bien ganado prestigio. Pero allí, en su impoluta y moderna sala de catas, delante de una dilatada serie de copas, pudimos constatar que había más color, que se asumía la tendencia actual, y que se adivina un nuevo producto en ciernes claramente diferenciado de sus hermanos. Modernos y respetuosos Posiblemente el mejor ejemplo de modernización, sin faltar al respeto a la tradición, es la casa Muga. En ella las prácticas clásicas tienen un sitio de privilegio al lado de los vinos más actuales. Es una de las pocas bodegas que quedan en el mundo con tonelería propia, en perfecta convivencia con el cambio de mentalidad aportado por la nueva generación. Jorge, que se ocupa de la bodega, e Isaac Muga, que cuida del campo, hijos de Isacín, tenían las cosas muy claras cuando acabaron sus estudios hace ya unos años. Tuvieron la suerte de que los hermanos Isaac y Manuel Muga dieran alas a los proyectos que poblaban sus cabezas. Es bueno confiar en la gente nueva, sobre todo en personas que pueden concebir vinos como el Torre Muga o el Aro. Pero también sus crianzas, reservas y blancos se han alineado con el color y la fruta, vinos que son un ejemplo de lo que hoy demanda el consumidor. Sin salir de Haro, sin salir del estilo que tanta gloria dio al vino español, que tantos incondicionales ha cosechado, nos acercamos a la Bodega Ramón Bilbao. Rodolfo Bastida, gerente y director técnico, lleva años forjando una nueva imagen, con una remodelación a fondo de la bodega. Se trabaja en la construcción de nuevas naves climatizadas para mayor garantía de calidad de los vinos que esperan su salida al mercado, equipamiento vital para una bodega con más de tres millones de botellas de producción. De aquí ha partido la idea brillante que puede valer para la mayoría de las zonas vitivinícolas: alquilar las viñas a los agricultores que están a punto de jubilarse, con lo que se preserva íntegro su capital al tiempo que se alivia la obligación que les ha caído encima a los herederos metidos en otras harinas. La bodega cuidará la herencia durante los años que se acuerde. De esta forma, el beneficiario siempre tendrá la propiedad, y la casa, la materia prima que desee modelar. El cambio se ha notado en toda la producción, pero el vino que rompe con todo lo anterior se llama Mirto. Al otro lado del río San Vicente de la Sonsierra es hoy punto clave y cuna de vinos con carácter. En esta localidad ha brillado el trabajo de los Eguren, pero también el de gente como Benjamín Romeo y algunos más, cooperativa incluida. La familia Eguren hace tiempo que vuela tan alto que se ha salido de todos los patrones. La serie de vinos que trabaja es sencillamente espectacular, tanto en Rioja como en Toro. Muy pocas casas en la actualidad son capaces de poner encima de la mesa de cata tanto vino bueno, tanta homogeneidad y tanta emoción. Los vinos de la bodega Sierra Cantabria representan la regularidad, desde su maceración carbónica «Murmurón» al Amancio, una maravilla de vino. Entre otros atributos les aúna la espléndida relación precio/calidad. Señorío de San Vicente representa la elegancia. La nueva bodega, «Viñedos de Páganos» se estrena con un vino de una personalidad increíble, «El Puntido». El paradigma Benjamín Romeo El garaje es un buen lugar para hacer vino si se tiene la cabeza tan bien equipada como Benjamín Romeo. Este joven sanvicenteño, que anda sobre los cuarenta, tiene claro que el secreto del éxito está escondido en la viña. Sus cepas, aún soportando la dura sequía de este año, seguían con su lozanía en las hojas y sosteniendo la justa carga de uvas, de las más saneadas de la comarca. El sistema de elaboración le ha dado excelentes resultados y ha demostrado que se pueden hacer vinos finos y elegantes sin tener que extraer poco menos que tinta china del hollejo. Para el futuro, la nueva bodega en programación facilitará considerablemente el sufrido trabajo de ahora, entre laborar al borde del colapso en el lagar-garaje y la crianza aparte, en la cueva «Contador» debajo del castillo del pueblo. La nueva bodega se edificará en el cerro San Pelayo. Según sus planes y planos, será un ejemplo de aprovechamiento del terreno, armonía con el medio ambiente, estética sencilla y práctica a la hora de trabajar. La Cooperativa de la Sonsierra también ha invertido en obras que se iniciaron en 1994. Aunque encierran 6 millones de kilos de uva, embotellan solo unos 3 millones de botellas. Son vinos sencillos, bien elaborados, de los que sobresale Pagos de la Sonsierra, a la espera de su nuevo proyecto/vino llamado «Íporos», al que aún le queda tiempo de afinado para ofrecer su rica fruta. Bodegas para el siglo XXI Espléndido panorama el que se divisa desde lo alto del edificio que se construye en la bodega del Marqués de Riscal. Su estilizada línea contrasta brutalmente con las formas medievales del precioso pueblo de Elciego, y el cautivador entorno donde la viña surge por todas partes y su verdor se pierde en el horizonte. Será, estoy seguro, la gloria de Riscal en los años venideros. Pero también nos valdría como ejemplo del futuro de Rioja, y dice mucho de los ánimos y bríos de una marca carismática y señera. La bodega, una de las más antiguas de Rioja, lleva 150 años elaborando y continúa, joven, causando sorpresa y asombro. Una empresa dinámica que estuvo a la altura de las circunstancias en los años ochenta cuando sacó el primer Barón de Chirel, un tinto rompedor en muchos aspectos. Ahora, con la entrada del nuevo siglo, se levanta una deslumbrante sede, proyectada por Frank Gehry. Sus vinos duermen plácidamente debajo de ella, millones de botellas esperan pacientes la hora de ver la luz. Madera, acero y hormigón Son los elementos principales para la novísima obra de CVNE situada en el cerro de la Mesa, cerca de Laguardia. La obra faraónica se llama Viña Real, levantada sobre un magnífico otero, visible desde la distancia. Es un bello edificio que no oculta lo que encierra, porque se asemeja a una gigantesca tina fabricada con roble rojo del Canadá, que alberga y acoge más de 40.000 barricas de roble, millones de botellas, auxiliada por última tecnología. Hasta la sede del grupo la han trasladado desde su antes inamovible solar en Bilbao hasta su ancha panza. Como anexo, cuenta con dos túneles de 125 metros de largo por 14,5 de alto, a 50 metros de la cima del monte plantado de viña. Allí se elaboran unos tres millones de kilos de uva. En plena vendimia su engranaje trabaja como el de un reloj de precisión y aunque esté funcionando al máximo de capacidad, la sensación que sugiere es de tranquilidad. Su enólogo, José María Ryan, no disimula su alegría: «no solo funciona la bodega a las mil maravillas, ya en el primer año, sino que en once años que llevo en este trabajo nunca había visto una uva tan sana y buena». En estas tierras se edifican posiblemente las bodegas más monumentales del mundo. Además de las nombradas, cómo no admirar las líneas esbeltas de la bodega Juan Alcorta. La sensación que se percibe dentro es la de hallarnos en el interior de una pirámide. O la de Ysios, que ya forma parte del paisaje agreste de la sierra, o la sorprendente bodega-museo de Dinastía Vivanco… El capricho de Mikel Zeberio Landaluce es una pequeña bodega, que parece de capricho. Pero Goyo López, su propietario, dispone de 30 hectáreas de viñedo, la mayoría viejo. Apenas llena 16.000 botellas, la mayoría de maceración carbónica, pero elabora muy pocas botellas de un vino llamado «Capricho de Landaluce». Ha participado en el diseño Mikel Zeberio, el prestigioso crítico de vinos del País Vasco. Luis Cañas es otro ejemplo de cómo una bodega especializada en crianzas y reservas puede evolucionar a vinos radicalmente modernos. Según Juan Luis Cañas, el cambio determinante se debe a una vuelta a los orígenes, a un nuevo cuidado del viñedo, la cuna del vino. En vendimia, dos cintas de selección separan distintas calidades de uva. La cinta «A» se destina a los vinos de reserva. Son racimos que proceden de laderas, terrazas, y viñas viejas de más de 60 años. En la otra discurren uvas que proceden del llano o de cepas algo más jóvenes. El «Amaren» y sobre todo el «Hiru 3 Racimos» se encuentran entre los mejores de este nuevo concepto. Luis Cañas es una de las pocas bodegas que elaboran y embotellan Graciano en pureza, y dicen en la casa que la cosecha 2005 es una de las más excelsas para el Graciano. Aseguran muchos enólogos que lo difícil no es hacer unas cuantas botellas de un vino magnífico y verdaderamente grande. Lo realmente difícil es elaborar 3 millones de unidades de una calidad impecable. Bueno, pues en bodegas El Coto saben mucho de esto. Porque es una firma en expansión, el mayor grupo de Rioja, con más de 15 millones de botellas esperando la hora de su puesta de largo. Y en «la joya de la corona», su Barón de Ley, los vinos, sin salirse totalmente del estilo de la casa madre, recuerdan más la fruta y la madera nueva. Y sin duda el que marca la diferencia por estilo, carácter e incluso variedades, es el llamado Finca Monasterio al que Gonzalo Rodríguez -el enólogo- imprime un sello particular. La búsqueda del equilibrio Para Carlos San Pedro hacer vino es buscar continuamente el equilibrio. Por ello sus viñas están cuidadas al máximo y su bodega es sencilla, sin excesos tecnológicos, ni siquiera en el tren de embotellado, que parece ser el signo de distinción en una bodega. Pero una de las mejores experiencias que se pueden vivir en Rioja ahora, es seguir a Carlos cuando se interna entre las distintas barricas con una «pipeta» en la mano. Cada una dará distintos tonos al vino, nos chocará la fabricada en Borgoña con sus tonos de cítricos, otra más allá con los finos tostados, aquella con su aporte de grasa…Porque, para hallar el equilibrio del que hablábamos, ha hecho acopio de uno de los mejores parques de barricas. Distintas tonelerías dejarán su huella en el «Pujanza Norte», su vino-equilibrio. Fernando Remírez de Ganuza sorprende siempre. Sorprenden sus tintos, sorprende su último vino, un blanco y, cómo no, su lagar en tiempos de vendimia. Transmite la sensación de que a pesar de ser una pequeña bodega hay gente por todos los sitios. Y toda ella enfrascada en su faena, como un ejército entrenado, todos en su sitio y todo tan inmaculado que parece un lugar de exposición y no de elaboración de vino. La Rioja Baja también se suma a la modernidad. Amador Escudero comienza a elaborar en su espléndida bodega, que además se convertirá en un precioso hotel de muy pocas habitaciones, para soñar con la viña al lado de las fermentaciones. En la nave de crianza muchas pruebas con maderas de distintos bosques y un vino en ciernes, el «Vidau». Estos son algunos ejemplos de la nueva realidad riojana. Vinos de garaje al lado de donde se elaboran millones de litros. Rioja reúne cualidades para hacer vinos de vanguardia, clima perfecto, pueblos con encanto, y un paisaje único. En cierto modo La Rioja vuelve a ser la meca del profesional, del enólogo de hoy. Las costumbres y la forma de trabajar han cambiado radicalmente. Ahora el enólogo se ocupa fundamentalmente de la viña. Sabe de viñas. El principio ineludible para elaborar vinos que contengan la magia de la comarca. UN PLAN MUY ESTRATÉGICO Se trata de un plan con vocación comercial, que busca los aspectos más destacados para la comercialización de sus vinos tanto a nivel nacional como internacional. La empresa consultora encargada de dicho estudio es Vearing Point (www.vearingpoint.com), con sede en Bilbao. Goza de gran reconocimiento internacional en asesoramiento. Para mejor definición de esta estrategia, la empresa ha realizado estudios de mercados dentro y fuera de nuestro país, además de entrevistas a profesionales del sector de todo el mundo para averiguar cuáles son las tendencias y cómo se puede adaptar la capacidad de venta de los vinos riojanos. Además, han estudiado las estrategias de otros productores del nuevo mundo (Australia, Nueva Zelanda, EEUU) en su agresiva y exitosa penetración en Europa. Entre sus asesores externos cuentan con la presencia de Fernándo Gómez-Bezares, profesor de la Universidad de Deusto y habitual colaborador en diversos trabajos sobre planificación económica en La Rioja. Las conclusiones de este estudio no serán desveladas hasta dentro de un mes, aunque estamos seguros de que constituirá una sustanciosa información de ayuda a los bodegueros y agentes de comercialización (javier.pulido@vinum.info) AGENDA DE VIAJE Dormir Palacio de Samaniego Constitución, 12 01317 Samaniego (Álava) Tel. 945 60 91 51 recepcion@palaciodesamaniego.com Cuidadas habitaciones y comida muy bien elaborada por Jon Ugalde. Hotel Los Agustinos San Agustin, 2 26200 Haro (La Rioja) Tel. 941 31 13 08 losagustinos@aranzazuhoteles.com La paz del convento, con un servicio impecable, en el centro de Haro. Hotel Señorío Las Viñas Travesía de la Calle Real, 5 26290 Briñas de Haro (La Rioja) brinas@hoteltesconencanto.org Un lugar entrañable con todas las comodidades al pie del viñedo. comer Restaurante Echaurren Héroes de Alcázar, 2 26280 Ezcaray (La Rioja) Tel. 941 35 40 47. info@echaurren.com Desde hace tiempo, una de las mejores cocinas de España. Restaurante Casa Toni Zumalacarregui, 27 San Vicente de la Sonsierra (La Rioja) Tel. 941 33 40 01 Innovador, la cocina tradicional convertida en plato de lujo. Asador Alameda Plaza Azpilicueta, 1 Fuenmayor (La Rioja) Tel. 941 45 00 44 Buena materia prima en la cocina y una bodega a su altura en el comedor.

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