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Mi Buenos Aires querido

  • Redacción
  • 1997-10-01 00:00:00

Mi Buenos Aires
querido

SIAL, el salón profesional de alimentos y bebidas, inauguró en Buenos Aires su primera edición fuera de París, entre los días 26 y 29 de Agosto. La elección no fue casual: la capital argentina, con 12 millones de habitantes, es una de las ciudades más dinámicas del sub continente. Casi el 70 % del dinero que gastan los argentinos en productos de consumo es absorbido por los capítulos de alimentación y bebidas. En este marco nació SIAL Mercosur 97, un evento destinado a convertirse en punto de encuentro de empresarios de los más variados orígenes. De los 21 países participantes, España fue la representación extranjera más importante, agrupada en torno al Instituto Español de Comercio Exterior.

El gigante dormido
El mercado de vinos de Argentina, el cuarto productor mundial, está en un proceso acelerado de cambios. La exportación aumenta de día en día, así como el reconocimiento de su calidad en los mercados internacionales. Una industria vinícola, la Argentina, que muchos expertos coinciden en llamar “el gigante dormido”.
La Ciudad, bajo un piadoso sol invernal, bulle. Los asistentes a SIAL están seducidos por la reina del Plata. La oferta gastronómica es variadísima. Así como los argentinos están cambiando su paladar en cuanto a los vinos, -abandonando su pasión por la madera vieja- también lo hacen con la comida. El viajero que llegue a la ciudad junto al río marrón, como la definiera Borges, debe deleitarse con la carne argentina, la mejor del mundo. Visitar Puerto Madero, un complejo de restaurantes, oficinas y viviendas, construidos en las que fueran antiguas dársenas edificadas por los ingleses. Allí recomendamos El Mirasol, con sucursal también al Hotel Park Hyatt.
Si carne y pastas, por la influencia de la inmigración italiana, forman parte histórica de la dieta argentina, los nuevos restaurantes proponen menús eclécticos, con influencias étnicas. Es el caso de Dolli, un lugar de precios sensatos y buen diseño, siempre lleno, donde se mezclan la nueva cocina italiana, con platos de influencias orientales: sésamo, hongos, shitakee, salsa de soja y jengibre ya son condimentos tan comunes como el parmesano rallado para las pastas o la criolla salsa picante, chimichurri, para las carnes asadas.
Entre los restaurantes exclusivos hay que tener en cuenta a Tomo I, de Ada Concaro, una inteligente ex profesora de matemáticas que devino en chef magistral. Sus platos de autora pertenecen a la cocina “postnouvelle”, sin olvidar sus raíces burguesas, es decir, su origen inmigrante, en este caso, italiano. En las cartas de vinos se debe elegir algún Malbec, el mejor del mundo, se enorgullecen los argentinos. O el Torrontés, un blanco muy aromático, cuyas mejores versiones se dan en el noroeste, en la provincia de Salta.
Buenos Aires maravilló a los viajeros del SIAL. No encontraron ni pizca de esa melancolía que sugieren los tangos. Y el río no es marrón, cambia según el estado del alma de quien lo mire.
Elisabet Checa

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