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Burdeos, medidas excepcionales. Luchando contra los elementos

  • Redacción
  • 2004-10-01 00:00:00

¿Burdeos 2003? Sobre esta añada sólo puede decirse una cosa a ciencia cierta: aún nos dará muchos quebraderos de cabeza. Porque 2003 en Burdeos no sólo es el año de la canícula, el récord de calor veraniego; también la fábrica de rumores ha funcionado a toda máquina. Ya antes de la vendimia los más listos de entre los fabricantes de rumores sabían que se trataba de una añada del siglo y qué región o qué finca daría los mejores resultados. El perfecto funcionamiento de la maquinaria publicitaria de Burdeos ha quedado demostrado con el récord de asistencia de catadores de primeur que se dirigieron a Burdeos en marzo y abril de 2004 para dejarse invitar por los generosos dueños de los châteaux. Así, la consecuencia ya habitual es que esta gira de cata anual se convierta en una gigantesca feria, una especie de «Vinexpo 2». Y como estas gentes variopintas siempre agradecen las ayudas orientativas en el inmenso desbarajuste del primeur, con algunos cientos de vinos por catar en un tiempo récord, el círculo se cierra… No se extrañen de que los juicios generales sobre la cosecha de 2003 coincidan, pues responden a un sistema. La cosecha de 2003 se parece a su predecesora al menos en una cosa: nuevamente se trata de un año en el que cada regla inmediatamente halla su excepción. Ha sido este un año complicado, individualista y complejo, que hace imposible emitir juicios generalizados, en el que hay que ir analizando con lupa terruño a terruño, finca a finca. Las razones de ello son la especial naturaleza de este año, las temperaturas veraniegas extremadamente altas, la escasa cosecha (que desde 2000 disminuye de año en año), la especial constitución de las uvas, la manera en que regiones individuales, parcelas y variedades de uva han reaccionado a estas condiciones extremas. Calor, hizo mucho calor en verano de 2003, pero menos seco de lo que se podría suponer. Y sin embargo, uno de los mayores problemas fue decidir la fecha óptima para iniciar la vendimia. Los métodos de medición oficiales fracasaron por completo: la diferencia entre la maduración llamada industrial y la real ascendía hasta ¡diez días! Los valores de acidez eran bajos, los de azúcar, altos, y la extracción de mosto, mucho menor de lo que se esperaba; casi ninguna finca cosechó la cantidad que había esperado. Sorprendentemente, la acidez en el vino terminado resultó ser generalmente más elevada de lo calculado, la cantidad de taninos tan alta como se esperaba, pero éstos eran con frecuencia muy duros o verdes y amargos. Aromas muy diferenciados En lo que respecta a los aromas, por regla general se esperaban vinos muy aromáticos con el perfume de bayas muy maduras. También aquí hay contrastes. Efectivamente hay muchos vinos en la actualidad que presentan aromas de goma quemada, mermelada de higos o de membrillos y notas tostadas. Pero también hay una sorprendente variedad de muestras con matices frescos que recuerdan a la frambuesa y la cereza. Todo esto tiene que ver con el hecho de que el calor provocó un bloqueo del proceso de maduración, pero de manera muy irregular y altamente diferenciada de terruño a terruño. Así que 2003 no es un año típico de Burdeos, en el que todos los vinos están uniformemente bien logrados (como por ejemplo, el caso del año 2000). Lo único que tienen en común es el estilo especial e individual. Pero los mejores se cuentan entre lo más grande y más extravagante que se haya podido cosechar en la Gironda, y están a la altura del 2000. Los peores vinos del año, por el contrario, simplemente no se podrán beber. Quien quiera invertir en la cosecha de 2003 habrá de redactar su pedido con mucho cuidado… Como siempre, la elaboración será decisiva para el resultado final. En esa fase pueden acentuarse o paliarse las malas predisposiciones, como, por ejemplo, los taninos duros y amargos característicos de muchos vinos de 2003 que a veces recuerdan a los ominosos de 1975. Debido a esta especial constitución habrá que controlar la acidez volátil, pues al corregirla existe el peligro de que los vinos resulten aún más áridos. Muchos vinos empiezan hoy enérgicos y frescos, pero terminan ásperos y secos. Es una característica de esta añada. Pero también significa que no se deben dejar madurar demasiado tiempo los vinos de 2003, pues cuando haya desaparecido la frutalidad, sólo quedarán el alcohol y los taninos duros, que con seguridad no se harán más blandos. Mucho alcohol en el Merlot A propósito de alcohol: como casi nadie ha tenido que chaptalizar, los valores de alcohol en las regiones de Cabernet se sitúan en la media de muchos años. En las regiones de Merlot, por el contrario, la regla general son unos valores de alcohol altos, pues quien quería conseguir taninos aterciopelados ha tenido que esperar su maduración y conformarse con un aumento de los valores de azúcar. Por lo general, los vinos de la orilla izquierda han salido mejores que los de la derecha, como ya en 2002. Pero la afirmación de que uno u otro vinicultor, o tal o cual finca, han estropeado la cosecha del año es enteramente desacertada. Ha sido la naturaleza ella sola la que lo ha estropeado todo. Christian Moueix, de Château Pétrus, lo ha dicho muy claro: «En 2003, la naturaleza ha hecho a la vez todas las tonterías para las que el hombre ha necesitado los últimos diez años». No obstante, también en la orilla derecha hay algunos vinos muy buenos con los que contar. Hay que lamentar que este año, nuevamente de cosecha escasa y cualitativamente difícil, ha dejado a más de un vinicultor de Pomerol y Saint-Émilion con el agua al cuello: alegrarse del mal ajeno está fuera de lugar. Pero a cambio, muchos vinos de la orilla izquierda tienen una clase sorprendente, incluido Pessac-Léognan. Allí están los vinos en los que se puede invertir. Seguro es que Saint-Estèphe ha salido muy bien, una certeza extendida con ahínco, naturalmente por parte de los propietarios de la Denominación. Los vinos de Saint-Estèphe efectivamente poseen más raza que los demás vinos de la región y, por eso, son más fáciles de catar. Pero en cuanto al estilo, son más bien inusuales, y sorprenderán a los partidarios de esos municipios. Sí que son inversiones provechosas Montrose (excelente compra), Phélan Ségur, Calon Ségur, De Pez y Meyney. Margaux, el número uno Tampoco nos han gustado menos los vinos de las demás denominaciones del Médoc. Contra toda expectativa, y precisamente de Margaux, incomprendido una vez más, nos vuelven a llegar algunos de los mejores vinos clásicos del año: vinos equilibrados, que acertarán a gustar con relativa rapidez a todos, principiantes como expertos; son vinos hechos para beber. Palmer y Rauzan Ségla son vinos muy hermosos, y Château Margaux es francamente sobrecogedor, es el vino del año. También son inusuales los mejores vinos blancos de Pessac-Léognan, todo lo contrario a los de 2002; poseen un estilo exótico y son tremendamente aromáticos, sin estar hechos para madurar durante mucho tiempo: ideales para una tabla de quesos, por ejemplo. No necesariamente para comprar en primeur por cajas, pero sí por botellas, una vez embotellado. Excelentes los dulces de Sauternes. ¿Comprar o no? Con lo cual hemos llegado al tema más importante: ¿comprar o no? Hasta el cierre de esta edición casi no había ofertas de precios de las fincas más importantes. Los propietarios están esperando, porque saben lo difícil que es el mercado. Por otra parte, existe demanda de esta añada poco habitual. Entre bastidores, después de dos años de precios en ligero descenso y a la vista de la escasa cosecha, están considerando la posibilidad de aumentarlos en un 5 ó 10 por ciento. Así, ciertamente merece la pena comprar los mejores vinos, no sólo pero también porque excepcionalmente se podrán beber relativamente pronto (antes que los de 2001 y 2002). Además, los mejores vinos de esta añada son tan originales e inusuales que resulta imprescindible tener en la bodega algunas botellas. La demanda probablemente se concentrará pronto en los vinos que hayan recibido la mejor calificación de los tenores más importantes. Resumiendo: sí, 2003 efectivamente es un año en el que se debería invertir, muy selectivamente y siguiendo una política de precios razonable, pero en cualquier caso más que en 2001 y 2002, años para «olvidar», es decir, de los que siempre se podrá comprar cuanto se quiera a buen precio. PARA MÁS INFORMACIÓN En la página 54 el lector encontrará nuestras primeras impresiones de cata, que se basan en las experiencias adquiridas a lo largo de una gira a mediados de abril organizada en exclusiva para Vinum. Por la magnífica organización y porque a lo largo de más de dos semanas pudiéramos examinar más de 400 vinos en sus mejores condiciones, reciban un especial agradecimiento las organizaciones y propietarios de las fincas participantes. Las catas corrieron a cargo de Rolf Bichsel y Barbara Schroeder (ver foto). Para más información sobre el tiempo en Burdeos y datos técnicos de la añada de 2003, con tablas e información adicional, un glosario básico para principiantes y las tendencias de los precios, pueden consultar desde el 25 de mayo nuestra página web, en los idiomas alemán y francés: www.vinum.info (rolf.bichsel@vinum.info)

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