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Bag-in-box, un envase polémico. El vino con grifo

  • Redacción
  • 2005-04-01 00:00:00

Un invento que se extiende por todo el mundo como la pólvora y que está a punto de contagiar a España. Se trata del Bag-in-box (en abreviatura BIB). Tiene sus orígenes en Australia, como respuesta a la necesidad imperiosa de encontrar un envase económico para la exportación y de aceptables garantías de calidad. Los primeros países que se empiezan a interesar por este tipo de envase son los de Europa del Norte: Suecia, Dinamarca, Escandinavia, al que le siguen otros como Suiza, Austria, Alemania, Bélgica, Reino Unido, Estados Unidos, Sudáfrica, e incluso Italia y Francia. Este último, es el primero que decide apostar por su fabricación casi simultáneamente con España. La rapidez con que se impone el BIB en todos los mercados se debe a su bajo precio y a la comodidad de consumir vino regularmente en el hogar, con la garantía de que se mantendrá en perfectas condiciones una vez abierto. Allí donde se ha implantado el BIB inmediatamente se nota un incremento en las ventas de vino. En Sudáfrica, por ejemplo, su rotundo éxito le ha permitido comercializarlo en bolsa sin caja, atendiendo a un mercado de bajos ingresos. En Argentina, gran país exportador, el envase está desplazando casi por completo a la damajuana. En otros países, como Chile o España el BIB no ha tenido tan buena acogida, quizá por fuertes razones culturales. En Francia, el creciente mercado de este tipo de envases ha obligado a crear la primera asociación mundial del BIB, para su mejora e investigación. Cuentan con una web: en la que se exponen las últimas investigaciones acerca del producto. Contra todo pronóstico, el consumo de BIB en Francia ronda el 7,5% del total, una cantidad similar a la de todo el mercado estadounidense. El envase más demandado es el de 3 litros, aunque también hay cajas de 5 y 10 litros, vendidas sobre todo para el consumo en casa. Escandinavia y el Reino Unido son los dos principales importadores de BIB de vino francés. Países de consumo elitista como Alemania todavía no han salido de su estupor ante la penetración del BIB en el mercado. En muchos restaurantes europeos de menús resulta muy habitual disponer de un BIB de 10 litros y rellenar frascas o jarras para servir a sus clientes. Esto conlleva una garantía para el consumidor, pues el vino ya no se puede volver a introducir en su envase. El alcoholismo acecha Según un artículo publicado en la sueca «Expresen.se», la aparición de este nuevo envase en los hogares facilita el aumento de consumo de vino entre semana, en sociedades que hasta ahora lo reservaban para el fin de semana. Según los investigadores citados por esta publicación, estamos ante una bomba de relojería a punto de explotar. Y apoyan su afirmación en que se ha incrementado el consumo de alcohol, desde 1997, en un 25%, sobre todo entre las personas que más tiempo permanecen en el hogar, las mujeres con edades comprendidas entre 50 y 75 años, entre las que el consumo se ha incrementado en los últimos cinco años hasta en un 50%. Otra publicación también habla de lo mismo con el siguiente titular: «El vino en caja es una trampa para la mujer», por estar dentro de un recipiente cuyo consumo es de difícil control. Otras publicaciones ven mayor peligro en la calidad del contenido que del continente. Por ejemplo, según el Systembolaget (entidad que controla el mercado del vino en Suecia), tras una cata realizada por Bengt Göran Kronstam, se concluía que uno de cada tres BIB no llegaba a la calidad más elemental. Que no era un problema de embalaje sino del tratamiento del vino. Y aunque en Australia, cuna del BIB, aseguran que puede durar hasta medio año desde su fecha de envasado, los redactores de este informe recomiendan comprar BIB con la fecha de envasado y caducidad. Nacimiento en España En España el BIB fue introducido en 1984 por una empresa familiar llamada Conotainer. Según nos relata Santos Ortega, Director Gerente de Conotainer, los inicios fueron bastante difíciles. Debían realizar una labor de venta de un envase del que no se sabía absolutamente nada en un país donde no se concebía beber un vino que no procediese de un envase de cristal. Fueron muchas las puertas que se le cerraban a su paso. Entre ellas las de los Consejos Reguladores. Su primer cliente en 1986 fue el poderoso monstruo de los refrescos Coca-Cola, para el que se crearon los primeros BIB que contenían un jarabe concentrado que, mezclado con agua, serviría para los dispensadores que todos conocemos en los lugares de ocio (cines, hamburgueserías, etc.). A los cinco años comenzaron a exportar a los países nórdicos y sajones, ya muy familiarizados con este tipo de envases. Actualmente el 60% de su producción total se destina al mercado internacional. Y hoy, por increíble que parezca, su principal mercado es Francia. Es a partir de 1990 cuando reacciona el mercado español. Las dos primeras zonas que implantan este novedoso sistema fueron Montilla-Moriles (principalmente por los problemas de oxidación en botella de sus finos) y Valdeorras, cuya cooperativa Jesús Nazareno se dedicaba a mediados de los 80 casi exclusivamente a la venta de vinos en BIB. El invento se propaga por toda España, y varias bodegas deciden probar fortuna con el BIB como un recurso más. No tardaría en ser asumido el invento por las grandes bodegas, como en La Rioja, donde a pesar de estar prohibido por la D.O. C, es donde más BIB se consume como vino de mesa, o como en la Ribera del Duero, Rueda, La Mancha y Cataluña. Según nos adelanta Santos Ortega, de Conotainer, ya se están instalando grandes máquinas para una producción a gran escala. Los envases más demandados en España son los de cinco y 15 litros (similar a una arroba) y en Europa los de diez litros. Los envases de 15 y 20 litros son casi exclusivos del mercado español. Los vinos que se comercializan son jóvenes del año, aunque también hemos encontrado algunos con madera, así como vinagres y dulces de PX. Los habituales al vermú de los domingos pueden encontrar un BIB unido a un serpentín para que la bebida salga fría mediante el sistema denominado Dispensing en frío. ¿Quién nos dice que esta misma idea no surtiría efecto para tomar una copa de vino blanco, rosado o incluso de tinto en verano, cuando las temperaturas asolan a todo el país? A pesar de la visión optimista de Santos Ortega y el peligro apocalíptico de exceso de consumo expresado por ciertos organismos, lo cierto es que el consumo de vino en España continúa bajando, como bien saben en la restauración. La botella de vino omnipresente antes en las mesas de los restaurantes, sobre todo al mediodía, ha sido sustituída por el agua o la cerveza sin alcohol, debido al cambio de constumbres laborales y a los controles de alcoholemia. En España hay tres fábricas de bolsas BIB: (Madrid, Montilla y Alicante) siendo el más importante Conotainer; en Francia, Holanda e Italia solo hay uno con lo que somos el único país con tres fabricantes. Ya se anuncia la comercialización del primer BIB encargado como marca blanca por una gran superficie: la cadena de supermercados DIA, con un vino extremeño. Y parece que pronto seguirán sus pasos otras grandes superficies como Carrefour, Alcampo o Eroski, fenómeno que en Francia ya lleva varios años de éxito. Muchas son las ventajas Si algo trae de bueno el BIB es que ha contribuido a la eliminación paulatina de la garrafa. Parece que el cambio se está imponiendo a la misma velocidad que experimentó, en su día, el teléfono móvil. Una de las mayores ventajas de este innovador sistema es su presunta mejor conservación, lo que permitiría degustar el vino durante más días, incluso semanas, sin los excesos de oxidación que se producen en una botella de vino a medio consumir, guardada para otro día. Su efecto de «vacío», conseguido cuando presionamos el grifo para extraer el líquido, evita que penetre el oxígeno, el principal enemigo del vino, lo que asegura una mayor duración. Los fabricantes de BIB recomiendan consumir los vinos blancos jóvenes y generosos en un plazo máximo de seis meses, los rosados, en nueve meses, y los tintos jóvenes, en un año. Sin embargo, hemos encontrado vinos con madera que modifican estos periodos de tiempo, si bien todavía está en estudio cuánta longevidad alcanza con su paso en madera. Algunas bodegas han recurrido a la incorporación de un gas inerte (nitrógeno) para aumentar la vida de estos vinos, como ya ocurre con las botellas de vino de las grandes bodegas. La comodidad de uso (denostada por los investigadores antes citados) es otro argumento de ventas a su favor, por ser más ligero, resistente, fácil de apilar y transportar, sin desperdicio de volumen de almacenamiento. Como ejemplo, una cantidad de 5.000 envases se puede transportar en tres palets, pero la misma cantidad de botellas necesitaría un camión entero. Este es uno de los motivos por el que la pequeña bodega apostó inicialmente: cuestión de espacio. Otra ventaja es su respeto por el medio ambiente, aspecto cada día más valorado por la industria. Se puede reciclar muy fácilmente porque, al contrario que en los bricks, el cartón y el plástico son independientes el uno del otro. Para su conservación admite similares valores que los utilizados para las botellas de vino, en cuanto a su temperatura. En este caso, la ausencia de tapón de corcho, posible foco de contaminación por hongos en las botellas, hace que el nivel de humedad sea irrelevante. La temperatura de conservación deberá rondar los 12/15º C, y siempre hay la posibilidad de enfriarlo unas horas antes de servirlo. Si no vamos a tomar vino en unos días es conveniente pasar un paño húmedo por la boca del grifo para evitar que la última gota pueda sufrir alguna contaminación bacteriana y modificar la primera copa de vino. ¿Qué vino metemos? El problema surge cuando queremos introducir vinos más complejos, es decir, aquellos que necesitan afinarse con el tiempo, por haber sufrido una crianza en madera o con sus lías. Un medio como la botella permite un cierto intercambio gaseoso, crucial para la evolución de los grandes vinos de guarda, cosa que no ocurre con el envase BIB. Los últimos estudios realizados por el Instituto Nacional de Investigación Agronómica (INRA), situado en la región Languedoc-Roussillon, cuestionan muchos aspectos de su utilización ¿Por qué es tan grande la caída del SO2 libre en el primer mes de vida? ¿Cuál es la contribución relativa de la acidez, el alcohol y el contenido fenólico a la durabilidad del vino? Según este organismo, los vinos con niveles tan bajos deberían incluir en la etiqueta una indicación de duración de conservación más corta o la especificación de almacenarse en cámaras frigoríficas. Nuestra cata Nuestra experiencia en la cata es que lla calidad general de estos vinos es aceptable, aunque mejorable, por supuesto. En el caso de los tintos, por ejemplo, nos ha sorprendido su limpieza y capacidad de conservación. Incluso a los diez días, tiempo medio estimado para su consumo, permanecían como recién abiertos. Tan sólo los que ya presentaban alguna evolución el primer día, ésta se ha incrementado, ligeramente, aunque de inferior manera que lo hubiera desarrollado en una botella abierta. Los mejores han sido los dos tintos, el de la coop. de Cigales y el de H. de Alberto Gutiérrez, este último con un paso por madera. En conclusión Para muchas bodegas el BIB es su salvación económica, angustiadas por la creciente bajada del consumo de vino en los últimos años, y animaría los enormes stocks. Para otras bodegas, la aparición de este envase es un enemigo en el horizonte que pone en peligro el futuro de la tradicional botella, tan experimentada, tan noble, con parecida incertidumbre a la que han sembrado en la economía global las nuevas tecnologías. Los expertos no dudan en que hay un hueco en el mercado para los dos envases. El «vino de diario» acabará refugiándose en el BIB, y jamás podrá sustituir a la botella, objeto de culto, representante del glamur en la mesa, símbolo de una cultura y tradición milenarias. Pero que nadie pierda de vista este dato demoledor: en Australia, el 50% del vino envasado ya se vende en BIB. Parece, pues, cuestión de tiempo, que los Consejos Reguladores pierdan los comprensibles escrúpulos, tanto éticos como estéticos, ante el nuevo invento, lógicos en tiempos de mudanza vertiginosa de las tecnologías, y se apresten a regular, como su nombre indica, un mercado que de ningún modo puede dejarse a las leyes salvajes del mercado. Por el bien de todos, bodegueros y consumidores. Cómo es un bag-in-box El bag-in-box es un sistema compuesto por la combinación de «materiales triples complejos plásticos de alta barrera» unidos a un grifo e introducidos dentro de una caja de cartón. Este tipo de envase lo podemos encontrar en diferentes capacidades, 2, 3, 5, 10, 15 y 20 litros. Tiene numerosas aplicaciones comerciales, como contenedor de productos líquidos y semilíquidos como refrescos, agua mineral, vinagre, leche fresca y sus derivados, mix de helados, concentrados, jarabes, siropes, zumos, huevo líquido, aceite y, cómo no, el vino, que lidera en este momento el ranking de ventas. La maquinaria especial para el llenado de las bolsas cuenta con diferentes opciones y precios, que van desde los 1.500 euros, con una producción de entre 40 y 60 bolsas a la hora, casi artesanal, y los 140.000 euros que sería la máxima inversión en máquinas totalmente automáticas. En el laboratorio Según análisis recientes, el posible inconveniente de los envases de polietilenno, al no ser materiales inertes como el vidrio, es el acortamiento de la vida del vino. A causa de la permeabilidad de este material al oxígeno, el sulfuroso (conservante antiséptico) desaparece rápidamente acelerando el proceso oxidativo. Por otra parte, se han detectado migraciones de componentes del plástico al vino que, en determinadas ciscunstancias, pueden alterar su composición y, en contacto con el aire, dar lugar a olores rancios y desagradables. Hijos de Alberto Gutiérrez Vino de mesa Tipo: Blanco joven. Envase: 5 litros. Grado alcohólico: 12,5%. Variedades: Viura y Sauvignon Blanc. 1ª cata Aromas de fruta blanca sobremadura, notas florales y de lías. Goloso, buen cuerpo, con amargor que sujeta el vino. A los diez días: A pesar de su evolución no ha cambiado en demasía, sus parámetros son similares sin llegar a la descalificación. Precio: 7,99 euros. Coop. de Cigales CB Tipo: Tinto joven. Envase: 5 litros. Grado alcohólico: 13,5%. Variedad: Tempranillo. 1ª cata Rojo granate con ribete violáceo. Buena expresión de Tempranillo, regaliz, zarzamora. Sabroso, fresco, con cuerpo medio, leve tanicidad y fondo frutal limpio. A los diez días: Igual de frutoso, incluso más fundido y con el mismo cuerpo y equilibrio. Precio: 6,80 euros. BSI San Isidro Casa Alta Tipo: Tinto joven. Envase: 5 litros. Grado alcohólico: 12%. Variedad: Monastrell. 1ª cata Rojo granate con evolución a teja. Tiene aromas de zarzamora, especias y vegetales con evolución. Fresco, ligero y suave. A los diez días: Vino que ya presentaba evolución y que se ha incrementado notablemente. Precio: 6,24 euros. Nuestra Señora de la Cabeza Valtojo Tipo: Tinto joven. Envase: 5 litros. Grado alcohólico: 12,5%. Variedades: Tempranillo y Bobal. 1ª cata Picota con irisaciones teja. Aromas de hollejo y fondo de monte bajo con ápice lácteo. Suave, equilibrado y frutoso. A los diez días: Mantiene las mismas connotaciones aromáticas, incluso más potentes. Aparece un tanino de hollejo un pelín secante. Precio: 9 euros. Francisco Casas Viña-L Tipo: Tinto joven. Envase: 3 litros. Grado alcohólico: 13%. Variedad: Tinta de Toro. 1ª cata Cubierto de color con ribete teja. Aromas de zarzamora madura, pimienta y leve evolución. Contiene posos. Con cuerpo, equilibrio y tanino de hollejo. A los diez días: Su evolución se mantiene casi intacta, aunque el vino se presenta más integrado sin perder carácter en boca. Precio: 5 euros. Francisco Casas Manzolo Tipo: Tinto joven. Envase: 3 litros. Grado alcohólico: 13%. Variedad: Tinta de Toro. 1ª cata Roza la sobremaduración, notas anisadas, lácteas y de cacao. Goloso, equilibrado y de buen paso. A los diez días: Pocos cambios, sigue manteniendo su perfil, con levísima evolución. En boca resulta algo más ligero, pero equilibrado. Precio: 4 euros. Hijos de Alberto Gutiérrez Vino de Mesa Tipo: Tinto con madera. Envase: 5 litros. Grado alcohólico: 12,5%. Variedades: Tempranillo y Cabernet Sauvignon. 1ª cata Sus seis meses de madera le mantienen un magnífico color rojo picota sin evolución. Fruta negra en sazón, fondo de vainilla, mermelada con potencia. Sabroso, acidez un tanto subida, leve tanicidad y agradable final. A los diez días: Un comienzo en el que domina la madera, necesita tiempo para que vuelva a la normalidad. No hay cambios notables. Precio: 8,04 euros. D.O. montilla-moriles Esta D.O. implantó el BIB ya en la década de los ochenta. Emplearon un año de investigación y pruebas para demostrarse a sí mismos la eficacia de este nuevo envase antes de sacarlo al mercado. La ventaja que ofrecía este nuevo envase con respecto a la tradicional garrafa o barril eran enormes, sobre todo por su resistencia a la oxidación, el punto más débil de estos vinos. Su reglamentación es igual que la exigida para los vinos embotellados: graduación alcohólica, registro sanitario y de «embotellador», número de lote (aquí aparece la fecha de envasado), capacidad y tipo de vino. Esta clase de envases solo se admite para finos y Pedro Ximénez, y en este último la capacidad está limitada a cinco litros. De momento las grandes marcas comerciales solo envasan en BIB sus segundas marcas. Manuel Mª López Alejandre, secretario del C.R.D.O., dice tener siempre un envase de fino en su lugar de ocio porque aguanta perfectamente sin remontarse ni oscurecerse.

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