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Los nuevos vinos portugueses. Cosa de mujeres

  • Redacción
  • 2006-06-01 00:00:00

Si se habla de los nuevos vinos superiores de Portugal no se puede dejar de mencionar a estas tres mujeres: Susana Esteban y Sandra Tavares da Silva en el Douro, y Filipa Pato en el Dão y en la Bairrada. Esta historia tiene lugar en el norte de Portugal, pero comienza en Zurich. Sobre una mesa de madera hay, muy bien cubiertas, diez botellas de nuevos vinos superiores portugueses. Todos ellos fueron creados en los últimos cinco años. El nivel de calidad es alto y, tras descubrir las botellas, el resultado es evidente: los tres mejores vinos están hechos por mujeres. La primera se llama Susana Esteban y es bodeguera jefe de la Quinta do Crasto en el valle del Douro. La segunda es Sandra Tavares da Silva, que junto con su marido, Jorge Serodio Borges, produce el muy alabado Pintas igualmente en el valle del Douro y además, también hace un excelente trabajo junto a Cristiano van Zeller en la Quinta do Vale Dona Maria, así como en la finca de su familia, la Quinta de Chocapalha en la región de Estremadura. Estas dos mujeres son amigas. Algo que ya podrían imitar los “Douro-Boys”. Con la explosión de los nuevos tintos de mesa, en el Douro ha aumentado claramente el pensamiento competitivo. Todos quieren situarse en una posición aventajada dentro del nuevo orden jerárquico. Y no es sorprendente que las mujeres obtengan los mayores éxitos. Parece evidente que tienen la capacidad de concentrarse en lo esencial, el vino, sin dejarse distraer por los saraos. Aún hay otra más, la tercera del grupo del buen gusto femenino para el vino: Filipa Pato, hija de Luís Pato, el revolucionario de la región de Bairrada. Desde 2001 trabaja en el territorio de su padre y también en el vecino Dão. La filosofía de estas tres mujeres se basa en una desconcertante combinación de intuición y pragmatismo. No operan siguiendo esquemas prefijados. Tampoco pronuncian monólogos sobre “cepas viejas”, “fermentación en lagares abiertos”, “variedades autóctonas” o “roble Taransaud”. Piensan que lo bonito de Portugal es, precisamente, el amplio abanico de posibilidades que existe en la actualidad. “Puedes macerar uvas de cepas muy viejas de variedades que ni siquiera conoces a la manera tradicional en lagares. O bien puedes vinificar un Cabernet Sauvignon al estilo moderno, como se hace en todo el resto del mundo. De las dos maneras se pueden hacer vinos excelentes”, dice Sandra Tavares da Silva. Aunque las tres mujeres aprovechan todo este nuevo amplio espectro a su disposición, sus vinos tienen en común una estupenda cualidad: no son vinos super potentes. Convencen también tras la segunda y tercera copa. Filipa Pato: Barricas en el dormitorio Para avanzar, a veces merece la pena dar un paso atrás. El reino de Filipa Pato es una vieja casa poco espectacular pero con mucho ambiente, en la que ya sus abuelos vivieron e hicieron vino. En la parte anterior de la casa, Filipa ha habilitado una pequeña bodega funcional. Atrás, en las sencillas habitaciones de toscos suelos de madera y en la vieja cocina, parece haberse detenido el tiempo. A veces, Filipa hace pan en el horno de piedra. Y pasa largas horas sentada a la mesa de la cocina, iluminada por la lechosa luz que atraviesa el cristal de una vieja ventana, reflexionando sobre sus vinos. Por cierto, el antiguo dormitorio donde los abuelos dormían el sueño tranquilo de la Bairrada, hoy lo ocupan cinco barricas de François Frères. En ellas madura una cuvée blanca de las variedades Arinto y Bical. Por mucho que hablen del Douro y del Alentejo los que marcan las modas del vino, Filipa Pato se concentra enteramente en su patria chica, la Bairrada, y en la vecina región del Dão. No es un paisaje del que se enamore el visitante al primer golpe de vista. La multitud de pequeños pueblos y aldeas hacen que esta tierra parezca extrañamente parcelada, y resulta difícil conservar la orientación. Pero en este rincón poco espectacular de Portugal hay un rico acervo de terruños y variedades. Allí los vinos desarrollan un ácido marcado que se debe a la variedad Baga, la más extendida, pero también a los suelos de lodo y a la cercanía del Atlántico, responsable del alto nivel de humedad. Filipa Pato fermenta sus vinos de Bairrada en pequeños lugares de fermentación de gran diámetro. “Mucha superficie significa más oxígeno, y eso le rompe un poco la punta a la acidez”, asegura. En la Bairrada busca el frescor y la estructura, pero en el Dão, algo más cálido y donde predominan los suelos de granito, potencia la frutalidad y la elegancia. La unión de ambos es su cuvée “ensaios FP” de Baga (Bairrada), Tinta Roriz y Jaen (Dão). En años buenos, también vinifica un Dão puro llamado Lokal Silex y un Bairrada puro llamado Lokal Calcario. El Lokal Silex de 2004, con su finura casi de Borgoña, evidencia que Filipa Pato domina a la perfección el juego de los terruños y las variedades. La hija mayor de Luís Pato estudió Química en Coimbra y después trabajó en fincas vinícolas de renombre en Argentina, en el oeste de Australia y en Burdeos. Ahora ha vuelto a casa para continuar la obra de su padre. A su manera. Susana Esteban: Infinito amor al vino ¿Una española haciendo algunos de los mejores tintos de Portugal? Sí, aunque Susana Esteban ha crecido en la ciudad de Tui en Galicia, es decir, a tan sólo un tiro de piedra de la frontera portuguesa. “Para los españoles soy portuguesa, y para los portugueses, española”, dice riendo. Tras estudiar Química en Santiago de Compostela y adquirir a continuación una formación enológica en La Rioja, trabajó para Sandeman, donde se inició en la elaboración del vino de Oporto. En 1999, la finca del Douro Quinta do Côtto puso un anuncio en la prensa buscando un bodeguero o bodeguera, y Susana consiguió el empleo. Así que se mudó al Douro. “Un valle fantástico con posibilidades fantásticas en lo que respecta a la vinicultura. Quien lo llega a conocer realmente, difícilmente se libra de él”, asegura. Desde 2002 tiene, pues, el empleo posiblemente más bonito en el valle vinícola más bonito del mundo. La Quinta do Crasto está en el corazón de la región de Cima Corgo, en una espectacular cumbre muy alta sobre el río Douro. La finca fue reseñada en un mapa por primera vez ya en 1615; verdaderamente podría ser una de las más antiguas del Douro. En sus escarpadas terrazas crecen cepas de hasta 90 años de edad y nombre desconocido, pues en aquel tiempo las parcelas se plantaban con 30 o más variedades mezcladas. Dos de estos viñedos históricos, Vinha Maria Teresa y Vinha da Ponte, gozan de fama legendaria en el mundo entero. Cuando Susana Esteban topó con la Quinta do Crasto, dirigida por los dos jóvenes hermanos de la familia Roquette, ya tenía el aura de finca superior. Así, la nueva enóloga se enfrentaba a unas expectativas muy altas. Que pudo cumplir plenamente con el difícil año de calor de 2003. Porque sus excelentes logros no sólo se ciñeron a los vinos de bandera como el Vinha da Ponte, sino también el Reserva, del que al fin y al cabo se producen más de 50.000 botellas, se presenta tremendamente concentrado, equilibrado y denso. Además, con la añada de 2001 Susana Esteban vinificó por primera vez dos tintos de mesa para la pequeña finca Quinta de Casa Amarela. También allí consiguió rápidamente un gran triunfo en 2003 con el Reserva. Lo que demuestra que esta mujer ya conoce el valle del Douro mejor que muchos lugareños. Sandra Tavares da Silva: Siempre da en el blanco Cuando se habla de nuevos proyectos vinícolas innovadores en Portugal, su nombre se menciona con cada vez más frecuencia. Bien organizada y eficiente, elabora vinos superiores en diversos lugares sin esfuerzo aparente. Es rubia y alta. Pero mucho antes de que el primer prejuicio tonto pueda anidar en el cerebro, saltan a la vista las pintas, pintas por todas partes. Pintas en las manos, pintas en la camisa, pintas en el pelo del perro. Pintas son manchas. Manchas de vino, color casis y rojo violeta. Son la prueba evidente de que Sandra Tavares pasa la mayor parte del tiempo en la bodega, para que nada se tuerza en los momentos decisivos de la elaboración del vino. Wine & Soul se llama el proyecto que, a sus 33 años, impulsa junto con su marido, Jorge Serodio Borges. Con su Pintas - ¿de qué otro modo podría llamarse? – presentan un Douro Super Cru tremendamente denso, de impresión más mineral que dulce y frutal. Este vino procede de un viñedo que no llega a las dos hectáreas, plantado con veinte variedades distintas. Las cepas tienen unos setenta años. La uva se pisa a la manera clásica en lagares de granito, antes de madurar el vino en roble francés. Además, con la cosecha de 2003, Wine & Soul saca al mercado por primera vez un Vintage Port. En realidad, el trabajo principal de Sandra Tavares es enóloga de la Quinta do Vale Dona Maria, propiedad de Cristiano van Zeller (hasta 1993 también propietario de la legendaria Quinta do Noval). También allí se producen vinos convincentes. Pero la mejor prueba de su maestría son los vinos de la Quinta do Chocapalha. Gracias a ella, la finca de sus padres en Alenquer, Estremadura, ascendió en muy poco tiempo hasta el círculo de las fincas superiores portuguesas. La cuvée tinta de Touriga Nacional, Tinta Roriz y Alicante Bouschet, y el Cabernet Sauvignon de 2003 son inmejorables en cuanto a la relación precio – calidad. Sandra creció en Lisboa, pero ya de niña pasaba mucho tiempo en la finca rural de la familia en el sur de Portugal. Cuando se vendió, su padre (oficial de la Marina) y su madre (suiza residente en Portugal desde los años 60) se hicieron cargo en los años 80 de la Quinta de Chocapalha. Sandra Tavares da Silva vive actualmente con su marido entre los viñedos del valle del Douro, cerca de Pinhão. Nuestra selección Clásico Red 2003 Quinta de Chocapalha La muy ocupada Sandra Tavares no sólo vinificó en 2003 los vinos superiores del Douro Pintas y Quinta do Vale Dona Maria. También encontró tiempo para lograr algo extraordinario en la finca vinícola de su familia, situada a 350 kilómetros al sur del Douro. Este Red 2003, una cuvée de Touriga Nacional, Tinta Roriz y Alicante Bouschet, fermentada en los clásicos lagares, ofrece mucho por poco dinero. Es el prototipo de un vino tinto con carácter, contemporáneo y agradable, pero no por ello menos rigurosamente inspirado en la tradición portuguesa. Concentrado Reserva 2003 Quinta da Casa Amarela Susana Esteban es conocida ante todo como bodeguera de la célebre finca del Douro Quinta do Crasto. Pero desde 2001 vinifica los vinos de la Quinta da Casa Amarela. Esta pequeña finca que dirige Laura Maria Valente Regueiro es propiedad de la familia desde 1885. Antes era un proveedor anónimo de uva para las grandes casas de vino de Oporto, pero desde 1994 produce un impresionante 10 Years Tawny. Con el Reserva 2003, vinificado en lagares a la manera tradicional, la Quinta da Casa Amarela se ha hecho ahora un lugar entre los primeros productores de tinto del Douro. Burbujeante 3b / FP Filipa Pato La familia Pato sigue su camino con decisión. Luís, el padre, ha demostrado que en su tierra, la Bairrada, con la variedad regional Baga se puede hacer mucho más que rústicos vinos de la tierra. Y ahora, a sus 30 años, Filipa Pato continúa la obra de su padre. Con un rigor casi científico, investiga las influencias del clima, el suelo y las variedades tradicionales en las regiones de Bairrada y Dão. Su vino más libre, más alegre, es indudablemente el espumoso “3b”. La cuvée se compone en un 70 por ciento de la variedad Baga, prensada como un clásico Blanc de Noirs y fermentada en barricas. A ello se añade un 30 por ciento de Bical vinificado en tanque de acero. Burbujeante 3b / FP Filipa Pato La familia Pato sigue su camino con decisión. Luís, el padre, ha demostrado que en su tierra, la Bairrada, con la variedad regional Baga se puede hacer mucho más que rústicos vinos de la tierra. Y ahora, a sus 30 años, Filipa Pato continúa la obra de su padre. Con un rigor casi científico, investiga las influencias del clima, el suelo y las variedades tradicionales en las regiones de Bairrada y Dão. Su vino más libre, más alegre, es indudablemente el espumoso “3b”. La cuvée se compone en un 70 por ciento de la variedad Baga, prensada como un clásico Blanc de Noirs y fermentada en barricas. A ello se añade un 30 por ciento de Bical vinificado en tanque de acero.

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