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Vinho Verde: DOC Vinho Verde

  • Redacción
  • 2008-09-01 00:00:00

Variantes del vinho verde La DOC Vinho Verde entre Oporto y la frontera española es la mayor región vinícola de Portugal. Esta denominación abarca nueve subregiones que producen grandes vinos en multitud de variantes. La región DOC Vinho Verde es la mayor Denominación de Origen de Portugal en cuanto a superficie. La correspondiente zona de cultivo en la provincia de Minho comienza al sur de la ciudad de Oporto y termina 150 kilómetros más al norte, en la frontera con España. En esta región densamente poblada, todavía más de 30.000 vinicultores trabajan una superficie de unas 35.000 hectáreas de viña. La producción anual de vinho verde con sello DOC es de unos 960.000 hectolitros, de los que más del 60 por ciento se dedica a los vinos blancos. Así, la provincia de Minho es la primera región productora de vino blanco de Portugal. Las condiciones del suelo en la provincia de Minho son unitarias. Predomina el suelo de granito, pobre y arenoso. En algunos viñedos superiores concretos, las cepas (al igual que ocurre en el valle del Douro) crecen sobre suelos de pizarra con una capa de tierra vegetal francamente delgada. El clima en el Minho está determinado por la cercanía del Atlántico, con sus vientos del Oeste portadores de lluvias. Las precipitaciones, con una media de 1.500 milímetros por año, son muy abundantes en comparación con otras regiones vinícolas. Pero los meses de verano, sobre todo junio y julio, suelen ser cálidos y bastante secos. El invierno, por el contrario, es fresco y lluvioso. Matices climáticos La topografía de la región de Minho fue creada por las corrientes de agua de lluvia. Así surgió un complejo sistema de valles y tajos, a menudo en sentido Este-Oeste. En consecuencia, hay multitud de zonas con su propio microclima. Los viñedos situados claramente en la zona de influencia del fresco aire del Atlántico producen vinos rectilíneos y de acidez marcada. Debido a estos matices climáticos y a las distintas variedades plantadas, la DOC Vinho Verde se ha articulado en nueve subdenominaciones. En la subregión de Monção, muy al norte y lindando con España, domina la variedad noble Alvarinho. Allí el granito que suele predominar se mezcla con gravilla del lecho del río Minho. En el centro de la región vinícola, sobre todo en subregiones como Lima, Cávado y Ave, la variedad Loureiro (a menudo junto con la Trajadura) confiere a los vinos mucha elegancia en su delicadeza aromática. En las subregiones Basto y Sousa se trabaja todo el espectro de las variedades blancas de vinho verde. Una subregión interesante es la de Amarante, en el este de la DOC, donde la variedad Avesso da unos vinos con bastante cuerpo y equilibrio. En la zona de cultivo más meridional, la subregión de Paiva, con un clima ya claramente más cálido, la ácida uva Arinto produce unos vinos elegantes. Las variedades de cepa más importantes Hace 25 años aún se plantaban en la provincia de Minho alrededor de cuarenta variedades distintas. Desde entonces, a la hora de plantar un viñedo nuevo, los vinicultores se han ido concentrando en las mejores de entre sus variedades locales. De este modo no sólo va mejorando el nivel de calidad de los vinos, sino que también se acentúa más el perfil propio del vinho verde. Cada vez más amantes del vino celebran que no se haya permitido a las variedades internacionales como Chardonnay, Sauvignon Blanc o Viognier el acceso a esta región vinícola con tanta personalidad propia. Alvarinho Está considerada la variedad más valiosa de la Región de Vinho Verde, y en la subregión de Monção, junto a la frontera española, se elabora cada vez más como varietal. Los granos de uva, con su piel gruesa y robusta, parecen ideales para este clima húmedo y producen vinos aromáticos de gran expresión con acidez vigorosa y grado alcohólico medio. La aromática está marcada por notas de melocotón, albaricoque y cítricos. Loureiro También esta variedad se adecua magníficamente a la elaboración en varietal. A pesar de su tendencia al rendimiento elevado, da vinos aromáticos y bien estructurados, cuyo aroma a menudo está marcado por notas de laurel. Arinto (Pedernã) Una variedad de fuerte carácter, que produce vinos intensos con una elevada acidez y una interesante aromática de cítricos. Los vinos tienen un buen potencial de maduración. Avesso Esta variedad se halla sobre todo en el sur de la Región de Vinho Verde y produce vinos perfumados con un agradable cuerpo. Generalmente se mezcla con otras variedades. Trajadura También esta uva forma parte integrante de la receta clásica del vinho verde. Confiere a los vinos el cuerpo y el alcohol necesarios. Con la variedad que mejor armoniza es con la Loureiro. Espadeiro (tinta) En la Región del Vinho Verde está empezando a ser cada vez más apreciada. Esta uva, elaborada en varietal, produce unos rosados muy interesantes. Gastronomía Verde que te quiero verde … En el Minho, también los sibaritas pueden descubrir algo: por ejemplo, el caldo verde, una sopa a base de col verde y patata, o bien deliciosos maridajes de pescado, carne y vinho verde. La col verde de hojas y tallo largos, similar a las berzas, es un elemento omnipresente al viajar por la provincia de Minho. Cuando se ve al borde del camino, parece mejor prescindir de ella. Pero eso es imposible, porque la sopa nacional, el caldo verde, allí es tan inevitable como el vinho verde. Probablemente estén ambas cosas en la mesa en la primera comida que se haga en esta región. Desde luego, el vapor que se eleva del plato de sopa ya hace sospechar que habría sido una pena perderse este clásico de la cocina portuguesa. Puede que sea un guiso de gente pobre, pero también se sirve en las quintas más elegantes, donde los manteles están decorados con puntillas y los platos de porcelana ostentan el escudo de la familia en un azul sin mácula. Tras la segunda cucharada se comprende por qué. Esta col, bien cocida en un caldo de carne casero con patatas y un poco de chorizo, resulta deliciosa. Y su deje amargo confiere a esta sopa un agradable frescor. Lo mejor del mar y de la vid Si la obligación ya se afronta como un deporte, ¿cómo será la devoción, cuando se reúnen en la mesa lo mejor del mar y de la viña? Por ejemplo, colas tibias de langosta fresca con mantequilla de chalotas, combinadas con un alvarinho pleno de la subregión Monção. Entonces incluso los 13 grados de alcohol que los puristas criticarían eun vinho verde son bienvenidos. Es interesante el hecho de que el pescado que más electriza a los lugareños no se consigue en el mar, sino en los numerosos ríos. Pero sólo en los meses de febrero y marzo, cuando va a desovar al agua dulce. Todo habitante del Minho culinariamente interesado tiene su restaurante en algún lugar del interior junto a un río, donde preparan su pescado como debe ser. Por cierto: este raro pez se llama lampreia, en español lamprea. Y como es un pescado extremadamente graso, se degusta acompañado de vinho verde tinto rebosante de acidez. Según cuentan los vinicultores, ya están llegando sibaritas de todo el mundo a la región del Minho en el frío invierno para experimentar en sus paladares este inusual maridaje. Así, la combinación de lamprea y vinho verde tinto se considera la aventura de moda para los gourmets que ya han probado todo lo que se sirve entre las cumbres de las montañas y las islas Malvinas. Por cierto: la lamprea también tiene tradición en la región bordelesa. En los más importantes châteaux de grand cru se sirve como especialidad exquisita la lamperoie, guisada en su propia sangre con puerros y combinada con un tinto noble; y dicen que como mejor sabe es cuando la responsable de preparar esta conserva de pescado es una cocinera portuguesa. Cuanto más nos adentremos en tierra firme, partiendo del Atlántico, más autóctona se vuelve la cocina. Los guisos como la feijoada (una especie de fabada con judías y carne ahumada) o los rojões (patatas con cerdo y cominos) se preparan siguiendo recetas caseras propias. Igual que en el caso de las salchichas caseras llamadas farinheira, pues cada carnicero emplea sus propios ingredientes. El visitante pronto se da cuenta de hasta qué punto la cocina local transforma el sabor del vino. En Portugal de repente descubrimos las cualidades del clásico vinho verde de acidez marcada. Decididamente es el maridaje perfecto para esta sabrosa cocina de guisos fuertes. Vinho Verde tinto ¿Pero este vino se puede beber? Puede que aquellos que se mueven en el sofisticado mundo de los vinos de Burdeos o Borgoña digan que no. Pero los aficionados a entrar de lleno en las culturas regionales para experimentar eso de “adonde fueres, haz lo que vieres”, opinan que sí. Y se alegran de que, aunque en la UE se pueda pagar con la misma moneda, los vinos sigan teniendo un sabor distinto en cada región, en cada pueblo. Un vino tinto hecho con uvas fermentadas con los raspones, sin reducción biológica de los ácidos y embotellado con mucho carbónico natural... puede que no sea aceptable según las reglas de los “hacedores de vino” internacionales. Pero incluso a los vinicultores de vinho verde, aunque saben cómo se vinifican hoy día los vinos de éxito internacional, empiezan a brillarles los ojos cuando hablan de su vino tinto y de sus variedades tintas, como la Vinhão. Para hacer un buen vinho verde tinto, se cosecha un máximo de 5.000 kilos de uvas Vinhão por hectárea. Es un vino que, por su tremenda acidez y sus rigurosos taninos, es literalmente pura dinamita. “Exactamente así es como tiene que ser. Si no tiene carbónico, para nosotros es un vino muerto”, asegura el renombrado enólogo Jorge Sousa Pinto, que vinifica un tinto en la Quinta de Carapeços por deseo expreso de la familia propietaria, la cual consume la mayor parte de esta pequeña producción. En la vinificación de esta bomba de acidez, nada se deja en manos del azar. El zumo de uva macera y fermenta de cuatro a seis días en lagares de acero inoxidable. Se embotella sin filtrar y sin añadirle azufre. “Es un vino natural al estilo de nuestros antepasados. Cuando hacemos este vino, apagamos todas las máquinas”, dice Pinto. En el Minho, las gentes beben su tinto poco después de la vendimia, como los franceses su Beaujolais Nouveau. A finales del invierno ya se han bebido la mayoría de los vinhos verdes tintos. Tiene su lógica: en invierno, la cocina es mucho más fuerte que en verano: se preparan guisos de cabrito, feijoada (fabada con carne ahumada), morcelas (morcillas) y farinheiras (salchichas de cerdo, harina y vino). Estos platos requieren el equilibrio que proporciona este ácido vino primigenio frente a las grasas y las calorías. José António Sequeira Braga, director de la pequeña cooperativa de Guimarães, sabe qué ocurre en el primer contacto de los visitantes extranjeros con este tinto. Al dar el primer trago, hacen una mueca de desagrado y apartan la copa. Pero en cuanto llegan los platos, mientras comen bien y charlan mucho, vuelven a alargar la mano discretamente hacia su copa. En un momento dado, la botella está vacía... y se preguntan cómo ha podido ocurrir.

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