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Myanmar Pioneros en tierra de nadie

  • Redacción
  • 2010-05-01 00:00:00

En 1998, el alemán Bert Morsbach y un socio del lugar plantaron las primeras 3.000 cepas importadas de Europa en Loikaw, en el estado de Kayah. Poco después, los socios se separaron por diferencias de objetivo y de mentalidad, de lo que resultó la fundación de dos empresas independientes: Myanmar Vineyard Estate, cerca de Aythaya, y Ruby Winery Factory, junto a Nyanung Shwe, ambas en el estado de Shan, cerca del famoso lago Inle. Aunque hay más de una docena de vinicultores en Myanmar, la mayoría trabaja en su pequeño marco artesanal, vendimia las uvas de mesa y hace vino con ciruelas Damson o con peras asiáticas. Equipamiento alemán Myanmar Vineyard Estate cuenta con 16 hectáreas de viñedos plantados con Shiraz, Cabernet Sauvignon, Sauvignon, Chenin Blanc, Dornfelder y Moscatel. También se cultivan algunas variedades propias. La empresa ha importado de Alemania su equipamiento y también parte de su personal. Hans Leiendecker, el director técnico, es responsable del trabajo en el viñedo, mientras que en Yangon, Bert Morsbach se concentra en la distribución y la gestión de las licencias necesarias. A pesar de los numerosos escollos, como una administración indolente, el calor, las malas vías de transporte y los retos culturales, entre los dos han hecho crecer la finca vinícola hasta llevarla al éxito: producen anualmente 70.000 botellas. El suelo está compuesto de piedra caliza con lodo, y las viñas a 1.200 metros de altura ofrecen un paisaje espectacular. El ciclo vegetativo incluye una estación lluviosa (floración en julio, poda en octubre) y la vendimia se lleva a cabo en abril, durante la estación seca. Gracias al riego artificial, las plantas reciben suficiente agua entre la poda y la vendimia. Como la vendimia se produce en el periodo más caluroso del año, las uvas se enfrían hasta los siete o diez grados Celsius antes de despalillarlas. Hace tiempo, el vino se vendía íntegro a la industria del turismo, pero hoy los hoteles y restaurantes suponen un 40 por ciento de las ventas; el 60 por ciento restante se vende a los lugareños. La meta es exportar a Hong Kong, China y Rusia. Además, Bert Morsbach quiere comprar más cepas, construir una bodega nueva y ampliar la adquisición de uva. Hasta ahora las inversiones eran modestas, pues era el Gobierno el que arrendaba los terrenos por leasing, pudiendo reclamarlos en cualquier momento. Después de que el Gobierno intentara sin éxito hacer vino con uvas importadas, ahora está orgulloso de tener en Myanmar una finca vinícola de nivel internacional. Una mención especial merecen el Aythaya Sauvignon 2008, un vendimia tardía con aromas exóticos y de cítricos, y el Shiraz-Cabernet 2008, intensamente frutal con imponentes notas de mermelada de zarzamora. Preguntado por las claras notas de roble, Hans Leiendecker contesta abiertamente que emplea virutas de roble. En Myanmar el vino no se guarda mucho tiempo, así que tiene que saber bien desde el principio... Valioso poderío femenino Hans Leiendecker se vio confrontado con algunos retos culturales. Cuando llegó a Myanmar, el trabajo de las mujeres en el viñedo se pagaba menos que el de los hombres. Hoy suponen el 80 por ciento del equipo (porque los hombres hacen demasiadas pausas para tomar el té...), y los salarios se han equiparado. Según Leiendecker, las mujeres, desde que nacen, tienen que rendir el doble para lograr el mismo salario, por eso trabajan más duro y de modo más eficiente y organizado. Ha instaurado un sistema de rendimiento, basado en valores como la fiabilidad, el respeto, la productividad y la innovación. El vino, por muchas razones, no forma parte de la cultura de Myanmar. El budismo no es favorable al consumo de alcohol, y los jóvenes prefieren las bebidas alcohólicas locales para embriagarse de modo rápido y barato. Un litro de whisky local cuesta aproximadamente un dólar, mientras que una botella de vino se vende por diez dólares. Por eso hay que realizar constantes esfuerzos de marketing para poner de moda el vino, una tarea nada fácil para los pioneros de una nueva rama. Consejos para enoturistas El vino se sirve sobre todo en hoteles y restaurantes de gran categoría. Allí Myanmar Vineyard Estate forma a sus trabajadores locales. Junto a los grandes hoteles en Yangon (The Strand, Sedona), Bagan (The Beach Bagan) o Mandalay (Mandalay Hill Resort), también hay media docena de hoteles a orillas del espectacular lago Inle (Inle Princess Resort, Inle Lake View Resort). La finca de Bert Morsbach está a tan sólo 25 kilómetros.

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