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De Káiser a joven vinicultor

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  • Redacción
  • 2016-12-05 12:42:11

El mundo del vino da la bienvenida entre sus filas ¡¡¡a un campeón del mundo!!! Franz Beckenbauer, que siendo futbolista ganó todo lo imaginable, ahora se ha convertido en joven vinicultor. Recientemente ha adquirido la parte mayoritaria de la Bodega Lammershoek en Swartland, Sudáfrica.

Texto: Rudolf Knoll

 


Franz Beckenbauer nació el 11 de septiembre de 1945 en Múnich. Su primer hogar futbolístico fue el SC 1906 München. En 1959 estuvo pensando en fichar por el TSV 1860 München, pero una bofetada de uno de sus contrincantes del TSV 1860 le hizo decidirse por entrar en el FC Bayern de Múnich, donde jugó más de 420 partidos (60 goles), antes de mudarse tres años a Estados Unidos en 1977 (Cosmos New York). A partir de 1980 jugó dos años más en la Bundesliga en el Hamburger SV. Beckenbauer logró dos Mundiales (en 1974 como capitán de la Selección alemana y en 1990 como entrenador). Además, como entrenador también llevó a su equipo en 1986 al subcampeonato mundial. Fue cuatro veces Futbolista del Año en Alemania, disputó 103 partidos con la selección (14 goles) y tiene una inabarcable colección de galardones y distinciones individuales. En 2006, siendo presidente del Comité Organizador, logró que el Mundial de Fútbol se celebrara en Alemania. Su popularidad le permitió hacer anuncios publicitarios, escribir columnas y aparecer como experto en programas de televisión. Hoy, su deporte favorito es el golf.

 

«¡Franz es el jefe!”, afirma el hombre que le dio la idea al Káiser Franz de comprar a medias una bodega en Sudáfrica. El muniqués Andreas Abold, amigo de Franz Beckenbauer desde 1990, es un empresario versátil, además de asesor de mercadotecnia deportiva, que colaboró en un segundo plano tanto en el Mundial de Fútbol de 2006 en Alemania como en 2010 en Sudáfrica. Más tarde, sus buenos contactos en El Cabo fueron los que le informaron sobre la posibilidad de comprar la bodega Lammershoek en Swartland.

Por ser fan de Sudáfrica, Franz Beckenbauer era el socio ideal. En noviembre de 2012 se firmó el contrato de compraventa. Pero pronto constataron que habían pagado un precio demasiado alto. Lammershoek era una empresa tradicional con vinicultura desde 1750. El nombre significa algo así como Rincón de los corderos, porque antaño allí hubo ovejas que se protegían de las águilas en el bosque cercano a la granja. En 1995, el austriaco Paul Kretzel compró la finca. Tras pasar algún tiempo en el clima mediterráneo de Swartland, con sus veranos secos y calurosos y sus inviernos fríos y húmedos, quiso darle una nueva orientación –con su yerno como bodeguero jefe– y extraerle su expresión a este terruño apenas conocido hasta entonces. En 2010 lo reconvirtieron enteramente al cultivo ecológico. También en la bodega llevaron a cabo modificaciones decisivas: abandonaron el filtrado y clarificado, y solo en casos excepcionales utilizaron azufre. Algunos calificaron los resultados de emocionantes y con visión de futuro, pero otros empaquetaron calladas críticas en palabras como “individualista” o “con singular personalidad propia”.

En cualquier caso, no era el estilo de vino con el que podían sentirse cómodos Abold y Beckenbauer para disfrutar. “La tendencia se inclinaba demasiado hacia el orange wine”, rememora Abold. “Debido a nuestra diferente concepción de la elaboración del vino, tuvimos que pisar el freno y reunir un equipo humano nuevo para el viñedo y la bodega”. Como los vinos no alcanzaban la calidad que pretendían ofrecer, se deshicieron de la totalidad de las existencias. La añada de 2015 es la primera con la que los nuevos propietarios quieren presentarse en Europa, sobre todo en Alemania, Suiza y Austria. Los comercios especializados están en el foco como socios.

 

Lo ecológico no ha sido abolido

Dos jóvenes sudafricanos son los responsables del nuevo Lammershoek: Charl van Reenen, de 31 años, es el gerente y el jefe de bodega es Schalk Oppmann, de 32 años. “Hemos procurado hablar un solo idioma en cuanto al estilo del vino”, explica Andreas Abold. No han abolido el cultivo ecológico, pero lo han reducido a alrededor de un 30 por ciento de la superficie plantada (80 hectáreas). En los próximos años piensan modificar un poco la estructura de las variedades, arrancando algunas cepas y plantando nuevas.

La paleta de vinos está estructurada con claridad. Su línea básica, que ya es bastante vistosa, se llama The Innocent Range, con ensamblajes de blanco y tinto, rosado, Syrah y Pinotage. The Reserve consta de la cuvée blanca (Chenin Blanc, Viognier, Chardonnay) y su homóloga en tinto, con Syrah, Carignan y Grenache. Ambas llevan el nombre de Terravinum. A esta exigente liga pertenecen también los muy densos Chenin Blanc y Syrah.

Además, rinden tributo a la multiplicidad varietal con su Mysteries Range, una colección con personalidad propia. En ella se pueden encontrar, por ejemplo, la variedad tradicional húngara Hárslevelü, además de unos fogosos vinos de Grenache y de Tinta Barocca, y también un Syrah de marcada frutalidad. Sobre todos ellos reina la cuvée de trama fina y densa llamada Libero Nº5, de la que producen 6.300 botellas cuyo precio en tienda se situará alrededor de los 50 euros. En total aspiran a producir anualmente entre 100.000 y 180.000 botellas, según lo permita la naturaleza y el clima. Si hubiera problemas de ventas, “entonces nos tendríamos que sacrificar y bebernos nuestros propios vinos”, bromea Abold. Y Franz Beckenbauer puntualiza: “Pero el reparto se ajustará estrictamente al porcentaje de cada uno en la empresa…”

 

«Ya he cogido alguna vez las tijeras de podar»

Frente a los medios, Franz Beckenbauer últimamente se ha mostrado francamente reservado. Pero el vino ha resultado ser un tema de conversación agradecido, como pudo comprobar Rudolf Knoll en una entrevista en exclusiva.

 

Usted recibió una vez el galardón de Sibarita del Año de una editorial. Su compañero de fatigas futbolísticas Günther Netzer certificó que usted entiende de vinos. Pero, ¿por qué precisamente una bodega en Sudáfrica?
Para mí, es uno de los países más bellos del mundo y Ciudad del Cabo es una de las ciudades más bonitas. Estuve allí abajo por primera vez a finales de los años ochenta y, desde entonces, voy con bastante frecuencia.

 

¿Antes o después del Mundial de Fútbol de 2010?
Bastante antes. Incluso tuve ocasión de visitar varias veces a Nelson Mandela cuando fue liberado, incluso en privado. Una vez me permitieron ver la celda en la que estuvo encerrado durante 27 años. Me impresionó mucho que después de aquello predicara la paz. Mandela ha sido un personaje muy relevante en la Historia.

 

Pero supongo que entonces usted todavía no buscaba una bodega…
Eso es verdad. Pero cuando hace apenas cuatro años surgió la oferta de participar en esta sociedad como socio mayoritario, recordé aquellos hermosos días en Sudáfrica, frente al sol poniente, con una copa de vino tinto en la mano. La decisión no fue difícil, porque además mi socio Andreas se ocupa de los negocios sobre el terreno con regularidad. Y como he reducido otras actividades, ahora puedo viajar varias veces al año a Sudáfrica.

 

¿Ha estado ya en el meollo?
He participado varias veces en la vendimia y siempre he aprendido algo nuevo. Aunque alguna vez he cogido las tijeras de podar, más bien he sido espectador. Pero es divertido estar aquí, en medio de la gente. Al fin y al cabo, tenemos 28 empleados, además de sus familias. Para mí es como un mundo nuevo y hermoso.

 

Una cuvée tinta, el vino superior de la Casa, se llama Libero Nº5. ¿Es un vino defensivo o toma la ofensiva?
Siendo un vino mío, dolo puede ser ofensivo, para dar alegría. Antes, el líbero era en realidad el último hombre de la defensa. Pero lo defensivo nunca ha sido mi caso. Así es como he interpretado mi papel de número cinco en el fútbol, para desesperación de Sepp [el portero Sepp Maier], que muchas veces me gritaba que dejara de correr tanto hacia delante.

 

¿Cómo surgió el vino Libero?
Estuvimos probando diversos coupages durante bastante tiempo. Porque el vino debía tener una calidad muy especial. Y un día lo encontramos. Pero no necesariamente haremos este vino todos los años, solo cuando todo encaje a la perfección.

 

¿Cómo fue su primer contacto con el vino?
Fue en los años sesenta. Ya no recuerdo por qué razón, pero tenía unas cuantas botellas de Beerenauslese. Entonces los vinos dulces estaban de moda, aunque en la actualidad ya no sean tan apreciados. Más tarde fui profundizando, cuando un coleccionista de rarezas me invitó a algunas catas y pude conocer antiguos vinos de Burdeos. Disfrutaba de los vinos en cantidades a veces insensatas, pero en las catas a ciegas no tenía ni idea de dónde procedían.

 

Hoy en día, ¿cuáles son sus vinos preferidos?
Los de Burdeos ahora y siempre, también me gustan los austriacos, entre ellos especialmente los de Grüner Veltliner y Grauburgunder, también los buenos tintos. De Alemania me gustan los vinos que se embotellan en Bocksbeutel. Entre los de Franconia, Wirsching y Weingut am Stein son mis proveedores favoritos. Y el jugoso blanco Terravinum White se ha ido convirtiendo en mi sudafricano favorito.

 

RETRATO DE ALGUNOS VINOS

Chenin Blanc Reserve 2015
Vino blanco de cepas de 45 años de edad que se presenta muy denso, con delicado especiado y una pizca de lemongrass en la aromática suavemente mineral; en el paladar, complejo, profundo y con múltiples facetas.

 

White Blend The Innocent 2015
Chenin Blanc, Hárslevelü, Sauvignon Blanc, Chardonnay y Viognier se unen en alegre sociedad en este vino de su línea básica. Melisa de limón en el aroma, jugoso, especiado, rectilíneo, notas herbales agradablemente marcadas.

 

Syrah Reserve 2015
Es lo que se llama un auténtico bush wine, hecho con cepas de hasta 40 años de edad, elaborado en madera nueva y tanques de acero. Marcadas notas de pimienta en la nariz; mucho juego y especiado en el paladar, matices sofisticados, terso, largo final.

 

Die Swart Strooi Mysteries 2015
Syrah en estado puro que sorprende en el paladar por su importante abocado frutal (84,7 g/l), pero sin perder su coherencia. De capa alta y oscura, casi negra; aromas de arándanos y chocolate amargo; frutal, caprichoso, equilibrado. Magnífico acompañante para postres hechos con frutillos del bosque.

 

Libero No. 5 2015
Emocionante cuvée de Syrah, Grenache y Carignan, otro bush wine de cepas de entre 30 y 45 años de edad. Delicada aromática de frutillos, hierbas aromáticas, té negro y recuerdos de chocolate negro. Aunque juvenil, ya resulta accesible, siempre que se le conceda algo de tiempo en la copa. Muy vivaz, con buen paso de boca.

 

ACOSTUMBRADOS A LEVANTAR COPAS

Meses antes de que Andrés Iniesta hiciese feliz a todo el país marcando el histórico gol que convirtió a España en Campeona del Mundo en 2010, el barcelonista y su familia cumplían el sueño de ver construida la bodega con la que empezaron a soñar a principios del año 2000 para elaborar vino a partir de sus propios viñedos.

En realidad, Bodega Iniesta comienza su andadura en la década de los noventa cuando José Antonio Iniesta, padre de Andrés, decidió iniciar el proyecto con una plantación de diez hectáreas de viñedo que poco a poco fueron incrementándose hasta llegar a las 120 hectáreas con las que cuenta en la actualidad.
Bodega y viñedos se encuentran en la localidad natal del futbolista, en la albaceteña Fuentealbilla, en pleno corazón de la comarca de Manchuela, situada entre la llanura de La Mancha y la Serranía de Cuenca y a medio camino entre la Meseta y el Mediterráneo, algo que propicia un microclima ideal para el cultivo de la vid.

Pero en Bodega Iniesta no solo se elaboran vinos como los de sus líneas de Corazón Loco, Dulce Corazón, Finca el Carril, Minuto 116 o Corazón Spumante, sino que también se produce un excelente aceite de oliva virgen extra, Corazón Loco Óleo, procedente de la variedad Arbequina cultivadas en sus oliveras de Finca el Carril y también grandes quesos de oveja. Y por si fuera poco, Bodega Iniesta apuesta también por el enoturismo y ofrece la posibilidad de visitar sus instalaciones y sumergirse en el proceso de elaboración del vino de la D.O. Manchuela desde dentro.
Ronaldo, Beckam, Messi...

No es Andrés Iniesta el único futbolista ligado al mundo del vino. Otros, como los ex jugadores de Osasuna Patxi Puñal, César Cruchaga y Nacho Monreal, este último jugando actualmente en el Arsenal inglés, son algunos de los socios de las Bodegas Aroa, situada en el valle de Yerri y pionera en la D.O. Navarra en la recuperación de prácticas de agricultura ecológica y biodinámica.

Estrellas mundiales como Ronaldo Nazário o David Beckham también se acercaron al mundo del vino. De hecho, el ex de Manchester United y Real Madrid compró un viñedo en el californiano Valle de Napa para regalárselo a su esposa, la ex Spice Girl Victoria Adams. Hasta el propio Leo Messi se relaciona con el vino, puesto que está vinculado en Argentina a Casa Bianchi con la que comercializa un vino que lleva por nombre Leo cuya distribución tiene carácter benéfico y que se ha encontrado con problemas en Europa ya que una bodega portuguesa utiliza un nombre muy parecido en uno de sus vinos, lo que impide el uso de Leo para comercializar cualquier bebida alcohólica.

Problemas más graves fueron los que encontraron los ex madridistas de la Quinta del Buitre Manolo Sanchís, Butragueño, Míchel y Martín Vázquez que, junto con su compañero Aitor Karanka, participaron en el proyecto 14 Viñas para construir una bodega y distribuir sus propios vinos. Un proyecto ilusionante pero que fue abandonado en 2009 cuando se vieron obligados a realizar un concurso de acreedores voluntario debido a una deuda de cinco millones de euros.

 


Paolo Andrea 2012
D.O.P. Manchuela
Bobal.
Maduro, intenso y con concentración aromática. Notas de fruta negra, plantas aromáticas y ahumados de la barrica. En boca es goloso y tiene peso. El tanino es poderoso y los matices que van sucediéndose tras el paso van en la línea de la fruta en sazón y recuerdos de monte mediterráneo.

 

 


Finca El Carril Minuto 116
D.O.P. Manchuela
Tempranillo, Syrah, Graciano.
Eminentemente frutal con la juventud como principal argumento aromático. Al fondo matices florales y silvestres. Paso fluido, goloso, de tanino jovial y ligero en su recorrido. Al final levemente amargo.

 

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