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Ribera del Duero. El milagro del vino madurado

  • Redacción
  • 2012-12-01 09:00:00

El milagro del vino madurado

Hace exactamente treinta años se creó la Denominación de Origen Ribera del Duero. Desde entonces, ninguna otra región vinícola de España ha producido tantos ni tan variados grandes tintos. Y aunque la crisis económica haya frenado un tanto el impulso de la Ribera, aun así su avance es imparable...
Texto: Thomas Vaterlaus y Cristina Alcalá

Principios de septiembre en Aranda de Duero. Son las fiestas patronales, y el retumbar de los tambores y el sonido de las flautas suena más extático que nunca. También en los bares de tapas de la calle Isilla el ambiente casi se podría medir con la escala de Richter. Para acompañar el jamón ibérico y la morcilla de Burgos, el camarero nos sirve una copa de un excelente tinto joven, jugoso, de fruta marcada y temperamento juvenil. Junto a nosotros, otro cliente apoyado en la barra también levanta su copa, exclamando: “¡Salud! ¡Esto es un vino de crisis!” Porque para impulsar el negocio, incluso las bodegas de más renombre de la Ribera están volviendo a sacar al mercado vinos jóvenes y de frutalidad marcada. En los tiempos de bonanza ya casi no se encontraban vinos jóvenes de Ribera del Duero.

Fuerza y vigor a la manera de Ribera del Duero
El 21 de junio de 1982 se funda la Denominación de Origen Ribera del Duero con un grupo de pioneros al frente. Entre ellos, Finca Torremilanos-Peñalba López, Vega Sicilia, Pérez Pascuas, Ismael Arroyo, Balbás, Bodegas García de Aranda y un grupo de cooperativas: Ribera Duero (la que será luego Protos, que cedió el nombre a la Denominación pero se reservó los derechos titulares para la Denominación Ribera del Duero), Santa Eulalia (hoy Frutos Villar), Virgen de la Asunción de La Horra, Santísima Trinidad de Fuentespina (hoy Fuentespina de Avelino Vegas) y Virgen de la Vega de Roa. Como curiosidad, se presentaron en Madrid en la estación de metro Retiro. Desde esos inicios hasta ahora, su historia ha cambiado mucho e importantes bodegueros han ido dejando su impronta en España y fuera de nuestro país. Uno de ellos es Alejandro Fernández, que recientemente he celebrado su 80º cumpleaños. Creó el prototipo de vino de la Ribera rebosante de vigor con su Pesquera de 1975.
Durante las dos primeras décadas de expansión que precedieron al cambio de milenio quedaba poco tiempo para matizar los vinos con más delicadeza. La sencilla fórmula estilística para alcanzar el éxito era: maduración plena, concentración plena y especiado de roble pleno. Con estas características, la Ribera del Duero pudo extraer propiedades sensoriales totalmente nuevas a la variedad más extendida en España, la Tempranillo, que allí se llama Tinto Fino o Tinta del País. Si la Tempranillo en la Rioja, en el mejor de los casos, era sinónimo de elegancia y estructura, en la Ribera del Duero se convirtió en la plenitud derrochadora por excelencia, a veces incluso en el vigor indómito. Con este estilo, la Ribera del Duero conquistó el mundo. Claro que hoy no sólo basta con tener vigor para medirse con los mejores. En los últimos años han aparecido nuevas bodegas que traen consigo una nueva filosofía, aportando a la denominación dinamismo y competitividad atendiendo a demandas tanto en el mercado nacional como internacional. Un nuevo empuje de jóvenes enólogos, una apuesta por elaboraciones de calidad reflejo de la tierra o el valor de lo ecológico. Una imagen renovadora de la denominación.

Magnífico: el cru de las
zonas altas de cepas de pie franco
Desde hace unos 10 años, los vinos de Ribera del Duero resultan más diferenciados. Gracias a la tendencia de vendimiar antes y a una elaboración en barrica más moderada, no solo han ganado perceptiblemente en elegancia y finura, sino también las características de los diferentes terruños son más reconocibles. Simplificando, serviría la siguiente regla: en los suelos de aluvión de las vegas, más fértiles, crecen vinos más opulentos, mientras que en los áridos suelos calcáreos de reflejos blancos, que en su expresión más pura se hallan en las zonas altas y más expuestas -hasta 1.000 metros sobre el nivel del mar- los vinos están más finamente estructurados y presentan una elegancia “de impresión más fresca”. Este tipo de “cru de las zonas altas de la Ribera”, rico en matices, que se cultiva cada vez más en la provincia de Burgos, más septentrional, y en la provincia de Soria, al Este, ha ido perfilándose en los últimos años, sobre todo si los vinos están hechos con uva de parcelas antiquísimas, todavía plantadas con cepas de pie franco. Además de los vinos icónicos, abanderados de su exclusividad, esta D.O. ha experimentado una evolución francamente sensacional, sobre todo en el ámbito de los vinos de crianza. A diferencia de los denominados “Roble”, que a menudo dan la impresión de fabricados, los Crianza muestran el característico vigor de la Ribera, sin resultar oleosos.

La opción Cabernet
vuelve a estar de actualidad
Sólo hay una pregunta sin responder: en esta D.O., ¿realmente el Tinto Fino varietal es la medida de todas las cosas o bien terminan por resultar más interesantes los vinos refinados con algo de Cabernet o Merlot? En los crus legendarios de Vega Sicilia hace ya tiempo que se añade un porcentaje de estas variedades bordelesas. Pero con ello, esta finca sigue siendo la gran excepción en la región. Tomando en consideración el cambio climático, ahora algunos productores de vinos superiores están reconsiderando la opción “Cabernet, Merlot, Malbec y Cía.” Sobre todo la Cabernet sería un maridaje ideal para la Tinto Fino, ya que equilibra a la perfección su predisposición a unos niveles de acidez más bien moderados.

Pablo Álvarez, director de Vega Sicilia.
Vega Sicilia
La leyenda ágil

Hace 30 años, el mundo del tinto en España todavía era francamente abarcable. En realidad, solo era imprescindible conocer dos cosas: La Rioja y Vega Sicilia. Desde que en 1915 se vinificó el primer Único, esta finca vinícola reina en solitario en la Meseta castellana. Con el ambiente de cambio de los años noventa, las bodegas intentaban superarse mutuamente con una marea de supercrus, llegando incluso a dinamitar el nivel de precios de Vega Sicilia, inalcanzado durante mucho tiempo. Durante esa época, poco se oyó de esta bodega legendaria. No importa, se dijo la familia Álvarez, que había comprado la finca en 1982 y seguía puliendo su concepto de vino con toda tranquilidad. Y obsérvese: desde que se ha disipado el humo y el ruido de los años del boom, el Vega Sicilia brilla como nunca. Y sigue aunando hoy el principio bordelés del ensamblaje con el principio riojano de los años de crianza en barrica. Ciertamente, las últimas añadas demuestran que esta particular filosofía se adecua muy bien al terruño de Ribera del Duero. Con la construcción en el año 2011 de una nueva sala de barricas diseñada por Fernando Salas, que seduce sobre todo por sus interiores de filigrana, se han podido mejorar aún más las condiciones higiénicas, un factor crucial si se tiene en cuenta la larga crianza de los vinos. Aunque recientemente ha saltado a los titulares una lamentable lucha familiar entre el director de la finca vinícola, Pablo Álvarez, y su padre, David Álvarez, los vinos de Vega Sicilia siempre han demostrado ser inmunes a cualquier tipo de querellas humanas.

18 Puntos
Valbuena 5° 2007
Aunque el Valbuena está considerado el vino supuestamente más sencillo de Vega Sicilia, en las catas demuestra una y otra vez que no tiene por qué esconderse detrás del Único. Aromática profunda de bayas rojas, componentes minerales, hierbas aromáticas secas y notas especiadas perfectamente integradas. En el paladar, plenamente concentrado con un discreto abocado frutal y la acidez adecuada.
2012 a 2020..


Mariano García, enólogo (izq.) y Javier Zaccagnini,
director de Bodegas Aalto.
Aalto
Una pareja potente
Ningún proyecto de Ribera del Duero ha alimentado tantas expectativas desde su fundación como Aalto, creada en 1997. Y no es extraño, pues Mariano García, uno de los protagonistas de Aalto, ha sido el responsable de los vinos de Vega Sicilia durante 30 años; y Javier Zaccagnini, su socio, ha sido el director del Consejo Regulador de Ribera del Duero durante siete años. Esta pareja apuesta enteramente por la variedad Tinto Fino, pero a diferencia del concepto de vino de pago seleccionan de entre más de 30 parcelas escogidas en viñedos inclinados situados en las colinas de siete pueblos diferentes. De alguna manera, para ellos la Tinto Fino es el medio para crear ensamblajes complejos a partir de las diferentes personalidades de estos majuelos. Influyen bastante los viñedos de las zonas más altas situadas en el extremo septentrional de esta denominación de origen, pertenecientes a la provincia de Burgos. Por cierto, el nombre de la bodega se debe al arquitecto y diseñador finlandés Alvar Aalto, conocido por sus delicados diseños y su adscripción a la construcción orgánica. Mientras que el Aalto supuestamente más sencillo promete mucha fruta y blandas notas especiadas a un precio asequible, el Aalto PS (las siglas corresponden a Pagos Seleccionados) es la nave nodriza de la casa.

17,5 Puntos 
Aalto PS 2009
Derroche aromático de frutillos rojos y oscuros; además, notas especiadas, chocolate y café bien tostado. En el paladar, muy potente con carnosidad, hechuras muy densas y complejas, y final largo.
2012 a 2020.


Siempre en la vanguardia:
Pingus
Un vino de filósofos

Cuando la D.O. Ribera del Duero celebra su 30 cumpleaños y al mismo tiempo Peter Sisseck cumple los 50, como en esta ocasión, lo más indicado es darles una doble enhorabuena, pues la coincidencia de estos dos homenajeados ha sido uno de los golpes de suerte más grandes de la historia del vino. A partir de 1990, Sisseck fue puliendo los vinos de Hacienda Monasterio, con su estilo vigoroso y de frutalidad plena, hasta convertirlos en el orgullo de su denominación de origen, y en 1995 comenzó con su obra maestra personal: Pingus. Naturalmente, se podría justificar la gran clase que posee este vino, que puede describirse en pocas palabras como “potencia en la elegancia”, por su rendimiento mínimo de 1.500 litros por hectárea. Pero el secreto de Pingus reside en la personalidad de Sisseck, que no es solo un hacedor, sino que además posee un carácter que le lleva siempre hasta el fondo de las cosas. Para llegar a comprender realmente los principios del cultivo biodinámico, estudió en el Goetheanum de Lörrach (Suiza). Actualmente está centrado en la filosofía del vino natural y aspira al mínimo contenido necesario de azufre para el Pingus. El vino debe contener terruño en estado puro, pero además ha de tener capacidad de guarda. Este hombre busca la perfección en todo lo que hace. El mejor ejemplo es la minuciosa restauración de su bodega histórica de Quintanilla, realizada siguiendo rigurosamente criterios ecológicos de construcción. Recientemente Sisseck, que aprendió el oficio del vino en Burdeos, ha adquirido en Saint-Émilion un viñedo de cinco hectáreas. A los aficionados al Ribera del Duero les cabe esperar que el Pingus siga ocupando el centro de su vida...

18,5 Puntos
Pingus 2006
El año 2006 marca un punto de inflexión en la historia de Pingus. El empleo de roble nuevo Taransaud se redujo de 200 a menos de un 100 por cien. El resultado es un vino magnífico que ahora se está acercando a su momento óptimo. Aromas de frutillos del bosque oscuros, hierbas aromáticas secas, grafito (lápiz), sotobosque, chocolate negro y especias exóticas. En el paladar consistente pero perfectamente equilibrado. 2012 a 2025.
el enólogo Peter Sisseck.

Viticultor de tercera generación
José Moro, de Bodegas Emilio Moro.
Emilio Moro
Renovadores tradicionales

Quien desee experimentar el Ribera New Wave, deberá visitar Cepa 21 en Castrillo de Duero. Por encima de la N-122, la arteria de comunicación principal de Ribera del Duero, domina el paisaje de viñas esta arquitectura vanguardista en forma de un sencillo cubo que alberga bodega, salón, bar y restaurante, todo en uno. La inauguración en 2007 se convirtió en un espectáculo, pues entre sus accionistas se contaban el entonces futbolista estrella brasileño Ronaldo, además de otros actores y presentadores de televisión. Hasta hoy, el concepto no ha cambiado nada: sobre un tapiz sonoro de collages de drum & bass, el jefe de cocina Alberto Soto cumple las expectativas con su cocina posmolecular de espumas y trucos. También los vinos se adaptan sin problemas a la modernidad que reina allí. Ciertamente resulta inspirador pasar una velada en esta nave espacial urbana de la Ribera; pero quien quiera saber qué representa realmente la familia Moro, ya en la tercera generación, tendrá que visitar su bodega principal en Pesquera de Duero. Allí los Moro extraen a la Tinto Fino todos sus registros. Con sus 200 hectáreas de viña familiar, disponen de todas las posibilidades en lo que respecta a la selección. Los dos grandes vinos proceden respectivamente de los pagos Valderramiro, con cepas de 85 años, y Sanchomartín, plantada de vides de 50 años de edad. Ambos vinos aúnan la máxima plenitud de sabor con una estructura recia.
18 Puntos
Malleolus de Sanchomartín 2007
Aromática enormemente compleja con bayas azules y oscuras, además flores, hierbas aromáticas secas, clavo, anís y especias del Lejano Oriente. El principio blando y sedoso en el paladar, luego se vuelve cada vez más vigoroso con muchos taninos presentes y finamente estructurados. 2012 a 2022.

Paco Rodero en la nave de barricas de Pago de los Capellanes.
Pago de los Capellanes
Alabado sea el capellán
Los que no hayan estado nunca en la Ribera del Duero en invierno difícilmente pueden imaginarse lo árida y melancólica que puede ser esta región, o el frío del viento que sopla por los viñedos y las estrechas callejuelas de los pueblos de vinicultores. Javier Rodero, hijo del matrimonio de propietarios de Pago de los Capellanes, lo ha capturado todo en su cortometraje documental Un año en Pago de los Capellanes, premiado en el Festival Internacional Oenovideo de 2011. Este corto demuestra, al igual que los vinos, hasta qué punto la familia se siente enraizada en su terruño. Desde que esta familia se hizo cargo de la finca en el año 1980, han plantado un total de 100 hectáreas de Tinto Fino. El teclado con el que el bodeguero jefe compone sus vinos consta de 35 parcelas que se vinifican por separado, así como 22 diferentes tipos de madera de roble francés (distinta procedencia de los robles y diferentes tiempos de secado) en los que maduran los vinos. Los dos grandes vinos de la finca, el Nogal y el Picón, proceden de las mejores parcelas del mismo nombre, habiéndose plantado la última con cepas de selección propia. Por cierto, el nombre Pago de los Capellanes hace referencia a una capilla edificada allí en el siglo XIV, a cuyo capellán los habitantes de la zona regalaron algunos viñedos en agradecimiento por sus servicios. En el transcurso de la secularización, esta propiedad eclesiástica volvió a manos privadas.

17,5 Puntos
El Picón 2005
Aromática que aún resulta juvenil, con frutillos del bosque oscuros, flores blancas, hierbas aromáticas secas, sotobosque, también componentes minerales. En el paladar altamente concentrado, con taninos de impresión maciza y acidez bien integrada. 2012 a 2020.

José Manuel Pérez Ovejas, enólogo de Bodegas Hermanos Pérez Pascuas, en el viñedo.
Hermanos Pérez Pascuas
Aristocracia en la botella

Dicen que al Papa Juan Pablo II (1920-2005), un no-italiano en el trono de la Iglesia católica romana que tenía el privilegio de beber también vinos españoles, le gustaba tomarse una copita de Viña Pedrosa Reserva en Navidad. Lástima que los cocineros italianos no le pudieran servir un lechazo de cordero hecho en horno de piedra, para acompañar. Este plato castellano por excelencia se sirve en Pedrosa del Duero con toda naturalidad cuando la familia Pérez tiene visita. Para el enólogo José Manuel Pérez y sus hermanos tampoco supone un problema comer lechazo tres veces por semana, porque no hay nada que maride mejor con los vinos de la casa. Tanto el Viña Pedrosa como el vino de pago La Navilla seducen por su carácter recio y tremendamente concentrado. Son grandes vinos intemporales que no necesitan doblegarse a las modas cambiantes. El Pérez Pascuas Gran Selección, aunque marcado por las mismas características, constituye una categoría en sí mismo. Para los iniciados, hace ya tiempo que es uno de los vinos absolutamente grandes de la Denominación de Origen.


18 Puntos
Pérez Pascuas Gran Selección 2005
Pertenece a la categoría de los crus superiores caros de Ribera del Duero, pero con su estilo personal bien vale lo que cuesta. En la nariz es maduradamente especiado a la vez que profundo y balsámico. En el paladar vigoroso y elegante, transportado por una jugosa acidez y una apretada porción de taninos nobles. 2012 a 2020.


Dominio de Atauta
Novedades en el Este
En España, Soria goza de la dudosa fama de ser la capital de provincia más fría de todo el país. Tampoco hace mucho más calor a 70 kilómetros al Este, en Atauta, que merece una visita aunque solo sea por ver el barrio histórico de las bodegas, con sus túneles subterráneos y lagares, además de sus cuatro torres palomares y tres castillos. Todo esto, más el hecho de que Dominio de Atauta embotella todos sus vinos en botellas borgoñonas, ya dice mucho de la filosofía de esta finca. Sus 45 hectáreas de viñedos, repartidos en más de 300 miniparcelas que se cultivan según las directrices biodinámicas Demeter, arañan los 1.000 metros sobre el nivel mar, contándose así entre las más altas y frías de la Ribera del Duero. Se ha aplicado escrupulosamente la filosofía francesa de terruño del enólogo Bertrand Sourdais, procedente del Loira y que anteriormente trabajó para Mouton-Rothschild y Léoville-Las-Cases. Como pocos de la Ribera del Duero, los vinos de Atauta aúnan la característica plenitud frutal de la Ribera con una estructura ácida que los transporta y vivifica. Aunque la finca haya cambiado de propietario y de bodeguero jefe en los últimos años, hay claros indicios de que el Dominio de Atauta seguirá desempeñando un papel protagonista en el futuro. Almudena Alberca, una joven pero ya renombrada enóloga, que ya antes había realizado un excelente trabajo en Viñas del Cenit en Zamora, se ha hecho cargo del trabajo de bodega.
18 Puntos
Valdegatiles 2008
Aromas de frutillos rojos y oscuros, además componentes minerales, hierbas aromáticas frescas, también una pizca de chocolate negro. Madera de roble bien integrada, de impresión fresca. Transportado por una acidez que resulta fresca y jugosa. 2012 a 2020.

Viticultor hasta la médula: Carlos Vizcarra.
Vizcarra
La bodeguita de al lado
A diferencia de las impresionantes catedrales del vino financiadas por inversores de toda España, esta bodega de Juan Carlos Vizcarra, terminada en 2007, da una impresión inusualmente modesta. Pronto queda claro que, por una vez, no estamos tratando ni con un inversor, ni con un administrador, ni con un latifundista, sino con una familia de vinicultores que domina todas las fases del trabajo con sus propias manos, desde la poda hasta el embotellado. Sus 35 hectáreas de viña se hallan divididas en ocho majuelos en el corazón de la región vinícola al noreste de la ciudad de Peñafiel, en los pueblos vinícolas de Mambrilla de Castrejón y Roa de Duero. Además de la Tinto Fino, Juan Carlos Vizcarra también ha plantado pequeñas cantidades de Merlot y Garnacha. Su Celia Vizcarra, redondeado con un diez por ciento de Garnacha, convence por su jugoso encanto. Todos los grandes vinos se maceran y fermentan en barricas puestas de pie y abiertas. Así surgen vinos concentrados y llenos de carácter con una gran plenitud frutal.

17,5 Puntos
Torralvo 2009
Seductores aromas de bayas oscuras, perfectamente sostenidos por delicados aromas tostados de barrica de roble; además, componentes florales pero también minerales. También mucha fruta y especias en el paladar, taninos maduros y acidez bien integrada. 2012 a 2020.


Persiguen un concepto muy claro y sin compromisos para sus grandes vinos: Javier Alonso y María del Yerro.
Alonso del Yerro
Avanzando paso a paso
Podría ser la típica historia de la familia de viticultores que se convierte en vinicultora. Es un camino que han recorrido muchos. Pero lo que distingue a Javier Alonso y María del Yerro de los demás es el concepto meticulosamente elaborado con el que han llevado a la práctica hasta el más mínimo detalle de su proyecto. Ya antes de plantar las cepas, llamaron a Xavier Choné, francés experto en terruños, para que analizara los suelos. Siguiendo sus consejos, las cuatro parcelas principales, separadas entre sí, se dividieron en más de 20 bloques que actualmente se vinifican por separado. También en 2002, para planificar el siguiente paso y hacer sus propios vinos, buscaron asesoramiento en Francia. El enólogo bordelés Stéphane Derenoncourt empezó su carrera como jornalero en los viñedos, pero en 1990 logró dar el salto al equipo de elaboración del vino de Château Pavie Macquin, donde finalmente fue descubierto por el conde Stephan Neipperg, que lo contrató para su proyecto La Mondotte. Hoy trabaja de asesor, generalmente en Francia e Italia, y en España solo trabaja para Alonso del Yerro. Considerando el quilataje de este apoyo, no sorprende que Alonso del Yerro, en solo diez años, haya conseguido situarse entre las mejores bodegas de Ribera del Duero.

17,5 Puntos
María 2009
Aunque este vino rebosa frutalidad de bayas oscuras y notas especiadas, también se perciben notas minerales en un deje de grafito y sal. En el paladar, el principio blando y sedoso. Es después cuando se despliega la concentración de este cru, que llena el paladar. 2012 a 2020.


Jesús Sastre, propietario de Bodegas Sastre.
SastrePequeña pero exquisita
En los años ochenta, los Sastre todavía eran más conocidos como pescaderos que como vinicultores. Pero mientras que otras familias amigas arrancaron o vendieron sus parcelas de viñas, a los Sastre les daba pena deshacerse de sus cepas-Matusalén, que ya entonces tenían más de 80 años. Pero no fue hasta principios de los noventa cuando se dieron cuenta del tesoro que albergaban. En 1992, Rafael Sastre y sus dos hijos fundaron las Bodegas Hermanos Sastre. En los años que siguieron, esta bodega experimentó un ascenso meteórico. Para finales del milenio, la finca se contaba entre las absolutamente superiores. Pero después de que el padre hubiera fallecido en 1998, Pedro Sastre también murió en un trágico accidente de coche solo cuatro años después. Estos reveses de la fortuna crearon una cesura en el desarrollo de la bodega, pero finalmente Jesús Sastre, con la ayuda de su cuñada Isabel, logró continuar el ambicioso rumbo. Con sus dos vinos de pago, Pago de Santa Cruz y Regina Vides, además del raro Pesus, del que tan solo se embotellan 1.500 botellas, la bodega dispone de nada menos que tres vinos absolutamente superiores. Por cierto que Pesus también es un homenaje al fallecido Pedro Sastre, pues el nombre está compuesto por dos sílabas de sus nombres, Pedro y Jesús. Este vino, hecho con solo un 80 por ciento de Tinto Fino y completado con Cabernet Sauvignon y Merlot, es un argumento de peso en favor del principio del ensamblaje en Ribera del Duero.
18 Puntos
Pesus 2007
Aromas de bayas oscuras, redondeadas por notas de especias exóticas y componentes minerales. En el paladar tremendamente carnoso y vigoroso, con una enorme plenitud frutal. El final muy largo. 2012 a 2025.

Obra de toda una familia:
Bodegas Pesquera.
Pesquera
Uno de los pioneros
Alejandro Fernández vendía en Pesquera de Duero (Valladolid) maquinaria y equipos para la agricultura que, en parte, desarrollaba él mismo. Ya a principios de los años setenta se dio cuenta de que los vinos que se plantaban en aquellas tierras, en realidad, tenían demasiado potencial como para venderse a granel de manera anónima. Por ello en 1972 invirtió su dinero en una bodega funcional en un lagar de piedra del siglo XVI y solamente tres años después lanzó al mercado su primer vino, bajo el nombre de Pesquera. En los años que siguieron, este vino rebosante de fruta oscura y taninos maduros conquistó primero el mercado español y luego también los mercados internacionales. Con este éxito, decenas de viticultores e inversores se animaron a seguir su ejemplo. Todavía hoy, el Pesquera Reserva está considerado el prototipo del vino concentrado y tremendamente longevo de Ribera del Duero, y su Janus, un vino muy especial de añadas excepcionales.

17,5 Puntos
Janus Gran Reserva 2003
Probablemente, el vino más especial de la bodega. Mantiene toda su elegancia, un vino de largo recorrido y para disfrutar. Finos aromas de cuero, fruta silvestre madura, notas balsámicas, especias, chocolate, sándalo, regaliz negro... Boca armoniosa, pulida, equilibrada y con gratos recuerdos en su posgusto. 2012 a 2020.

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