Política sobre cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros, así como los datos de la conexión del usuario para identificarle. Estas cookies serán utilizadas con la finalidad de gestionar el portal, recabar información sobre la utilización del mismo, mejorar nuestros servicios y mostrarte publicidad personalizada relacionada con tus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos y el análisis de tu navegación (por ejemplo, páginas visitadas, consultas realizadas o links visitados).

Puedes configurar o rechazar la utilización de cookies haciendo click en "Configuración e información" o si deseas obtener información detallada sobre cómo utilizamos las cookies, o conocer cómo deshabilitarlas.

Configuración e información Ver Política de Cookies

Mi Vino

Vinos

CERRAR
  • FORMULARIO DE CONTACTO
  • OPUSWINE, S.L. es el responsable del tratamiento de sus datos con la finalidad de enviarles información comercial. No se cederán datos a terceros salvo obligación legal. Puede ejercer su derecho a acceder, rectificar y suprimir estos datos, así como ampliar información sobre otros derechos y protección de datos aquí.

Galicia: recorriendo Ourense. Terruño en su máxima expresión

  • Redacción
  • 2013-03-01 09:00:00

El suelo que rodea Ourense capital está presente de manera ubicua: por todas partes emergen aguas termales, calientes y azufradas, que confieren una singular salinidad mineral a los grandes crus sobre todo de la variedad blanca Godello. Hemos encontrado la región vinícola ideal para los fundamentalistas del terruño.

A las siete de la tarde, en el frío e invernal casco histórico de Ourense ocurre algo sospechoso. Mientras el silencioso orvallo hace brillar los adoquines de la calzada y en los bares de tapas de la Rúa Burgas ya se están cortando las primeras lonchitas de jamón ibérico de bellota, de los portales de las casas surgen unas extrañas figuras. Están casi desnudas. Algunas cubren sus cuerpos con tan solo un albornoz o una tela, y calzan sus pies desnudos con chanclas de plástico. ¿Será una manifestación nudista en el invierno gallego? No, no hay motivo para inquietarse, solo son los vecinos que todas las noches van a darse un baño caliente de agua azufrada en la poza abierta de las termas de As Burgas, directamente debajo de la Plaza Mayor. Allí, las aguas geotérmicas surgen del muro a 67 grados Celsius y llegan a la poza a 38 grados, llenando de neblina el casco antiguo. Así que allí se sientan todas las tardes a charlar, mientras se beben una copita de Godello frío. Nosotros los imitamos. Mientras el agua caliente, con su elevado contenido de flúor, carbonatos y silicatos, nos relaja los músculos y activa nuestro metabolismo, el Godello de la cercana Valdeorras, estructurado con total transparencia, aviva nuestro espíritu con su marcado carácter salino y mineral. Sin duda es la dosis más alta de terruño que nos han servido jamás. Y como la potencia del suelo -que aquí no solo captamos con la nariz y el paladar sino que también absorbemos con todo el cuerpo- produce un efecto tan multisensorial, pronto nos sentimos embriagados como si hubiésemos tomado sustancias ilegales, de esas que amplían la percepción… Mientras flotamos en el agua, en un estado de relajación total, observamos cómo tras las ventanas del casco antiguo los buenos espíritus preparan la cena a la luz amarillenta y reverberante de pequeñas lámparas. Mientras, ante la fuente termal se ha ido formando una auténtica procesión. Los habitantes de la ciudad llegan desde todos los rincones para rellenar botellas con estas aguas medicinales, para cepillarse los dientes allí mismo o sencillamente para dejarlas correr sobre zonas irritadas de la piel. No somos los primeros que celebran de este modo la hora azul del atardecer. Hace dos mil años los romanos ya disfrutaban sumergiéndose en estas aguas calientes. Hemos de reconocer, sin atisbo de envidia, que Julio César, Plinio, Virgilio y sus contemporáneos ya sabían tanto sobre la buena vida como nosotros. Pero aunque es muy probable que la calidad de estas aguas sulfurosas siga siendo la misma de entonces, la calidad de los vinos ha mejorado de manera drástica, especialmente en los últimos cinco años. La ciudad de Ourense, situada a unos 70 kilómetros al este de la agreste costa del Atlántico, desde hace algunos años es el escenario de un auténtico milagro del vino. Esta localidad de 100.000 habitantes se amolda a la orografía del paradisiaco valle del Miño y se halla en el punto de encuentro de nada menos que cuatro regiones vinícolas emergentes: Valdeorras, Ribeira Sacra, Monterrei y Ribeiro. Hoy maduran allí los vinos blancos más claros y complejos de la península Ibérica.
Subiendo la ladera marcha atrás
A la mañana siguiente, a 40 kilómetros al este de Ourense, recibimos la segunda lección de terruño total. Nuestro Landrover Defender blanco gime como un viejo somier de muelles cuando afrontamos la cuesta más empinada que jamás hayamos subido en un vehículo de motor para internarnos en la Ribeira Sacra, más exactamente en el valle del Bibei. Por eso rezamos para que Jesús, el conductor, asistido por la tracción en las cuatro ruedas, extraordinariamente corta y de eficacia probada, procure que el coche no patine y terminemos todos de cabeza en el arroyuelo que es el Bibei, a 300 metros en vertical, que con su fluir tranquilo parece no haber roto nunca un plato. Y el camino es tan estrecho y empinado que Jesús no consigue llegar hasta el final de alguna curva especialmente cerrada. En este caso, sube el jeep marcha atrás hasta el siguiente recodo, y allí reanuda la marcha hacia delante… Quien haya visitado los viñedos en terrazas restauradas del Dominio do Bibei seguro que no volverá a decir que el Douro es el valle fluvial más agreste de la península Ibérica. Comparar el valle del vino de Oporto, mucho más famoso, con la Ribeira Sacra, es como comparar los Alpes con el Himalaya. Pero la vinicultura en condiciones extremas, al límite de la resistencia humana y material, merece el esfuerzo. El vino que embotella el joven equipo de Dominio do Bibei en su nueva y radical bodega, de concepto espartano (no son más que algunos cubos de cemento blanco adosados a la ladera), ¡es sensacional! Una sola mirada atenta sobre los imponentes flancos del valle del Bibei con sus innumerables terrazas abandonadas, de las que hoy ya apenas se distingue el perfil, nos cuenta la triste suerte de esta región: los miles de agricultores que debieron cultivar esas miles de terrazas de viña en el siglo XIX, pero también la pobreza que llevó a sus habitantes a la emigración. Entre 1840 y 1980, más de 2,5 millones de gallegos abandonaron su tierra. Este número parece especialmente grande si tenemos en cuenta que actualmente Galicia cuenta con 2,7 millones de habitantes. Sobre todo en los pueblos más remotos de la Ribeira Sacra y Valdeorras, casi todo lo que los hombres habían construido durante los siglos anteriores cayó en ruinas. Lo que hoy queda de todo ello recuerda de extraña manera a las ruinas de Machu Picchu en Perú. Casi todos los grandes vinos de la D.O. Ribeira Sacra y la D.O. Valdeorras actualmente vuelven a cultivarse en tales terrazas restauradas, bien con cepas revitalizadas de Mencía o de Godello de la época anterior al desastre de la filoxera, bien con plantas nuevas aún muy jóvenes.
Martillo, azada y monorraíl
“Hay que estar completamente loco o tener muchísimo dinero para restaurar estas terrazas”, asegura Fernando González, de 57 años, que dice contarse entre los del primer grupo. Hace 30 años compró cuatro hectáreas de viña en una de las zonas más espectaculares de Ribeira Sacra: en su pueblo natal Francos Doade, donde apenas quedan ocho almas de las 80 familias que hubo antaño. “Entonces yo trabajaba en banca, en Madrid. Pero después de casarme con mi mujer, que es de la Ribeira, tuve algo así como un impulso romántico”, recuerda. La terraza de viña que compró entonces se llama Carballocovo y domina el paisaje sobre el río Sil como un anfiteatro monumental. Fernando ha tardado 20 años en restaurar este majuelo. En la actualidad, cultiva alrededor de 16 hectáreas de terrazas restauradas para su proyecto Algueira. Hasta la fecha, ha restaurado con sus ayudantes más de 50 kilómetros de muro seco. Y justo al lado de la bodega está O Castelo, el mejor restaurante de esta zona vinícola, que también dirige Fernando González. Es el lugar perfecto para filosofar sobre el vino de la región y sobre la vida en el campo de la provincia de Ourense. Sobre todo porque este hombre ha demostrado que en la Ribeira Sacra no solo la Godello y la Mencía producen excelentes vinos, sino también otras variedades totalmente desconocidas, como Albarello (también llamada Brancellao), Merenzao, Caíño o Sousón. Para acompañar estas especialidades, que en su mayoría vinifica en varietal, sirve embutidos caseros de matanza propia. Y es que, para él, carnicero y vinicultor son almas gemelas. No solo porque producen cosas que, juntas, saben mejor que solas, sino porque ambos ejercen su oficio con herramientas clásicas. Al menos allí, en lo más apartado de las tierras gallegas. El carnicero necesita un cuchillo y nada más. Y el vinicultor, un martillo para el mantenimiento de los muros secos y una azada para el viñedo. Nada más. Bueno, sí que hay una pequeña innovación: para facilitar el transporte de la uva y la herramienta, Fernando instaló hace 10 años un monorraíl, como los que también se utilizan en el cantón de Wallis y en el Mosela.
Bañarse en terruño vudú
Al atardecer, volvemos a las cálidas aguas termales. Porque para la hora azul hemos quedado en las termas de Prexigueiro, situadas en un bosquecillo sobre el Miño, con Emilio Rojo, original y excéntrico vinicultor célebre en la D.O. Ribeiro, al oeste de Ourense, allí donde la tierra se vuelve más plana al acercarse al Atlántico. El agua de la poza construida con grandes piedras naturales, a casi 40 grados de temperatura, huele tan intensamente a azufre salado que Emilio no necesita contarnos mucho más acerca de la magia del suelo. Porque su Godello, frío casi helado, y el agua caliente sulfurosa ya constituyen un maridaje intensamente peligroso. “Ahora un porrito, y volaríamos como pájaros”, dice Emilio, al que le gustan tanto las grabaciones antiguas de Nina Hagen como la ópera (con excepción de Wagner). También su trayecto hasta llegar al vino se corresponde con el esquema vital gallego clásico: marcado por la emigración, la morriña y el retorno. Hasta 1986 trabajó de ingeniero de telecomunicaciones en Madrid y después, como muchos otros, volvió a sus orígenes. Mientras uno de sus compañeros de entonces, que había sido técnico de una central nuclear, hoy cultiva tranquilamente tomates en Andalucía, él volvió a su tierra gallega y plantó una parcela de suelo granítico, que pertenece a la familia de su mujer, con las variedades blancas Treixadura, Lado, Loureiro y Albariño. Desde hace ahora ya 26 años, cultiva sus 4.500 vides y vive en un pueblo casi abandonado. Como terapia contra la desolación, ha pintado –a sus 62 años– la bodega de azul brillante y todas las semanas se relaja bañándose en la terma. En invierno, cuando el viñedo descansa, Emilio y su mujer cogen sus mochilas y pasan un mes recorriendo algún país lejano como Senegal, Costa Rica, Perú o India. De vez en cuando, en momentos especialmente lúcidos, sueña con producir en su pequeño majuelo una única caja de vino o, mejor aún, una única botella. “¡Sería perfecto!”, opina. Aun así, las alrededor de 8.000 botellas que produce de media por año son el grand cru por excelencia. Su concepto reza así: un hombre, un viñedo, un vino y nada de madera. Lo que confiere a este vino su inimitable finura es la prolongada elaboración sobre levaduras finas y la minimización absoluta de las intervenciones durante la vinificación.
Un Montrachet de Valdeorras
Antes de abandonar la provincia de Ourense, pasaremos por Valdeorras. Temprano por la mañana paseamos por la plaza del mercado, justo frente al balneario público. Es posible que Ourense, a las ocho de la mañana de un día de invierno, sea la ciudad más bonita del mundo. O al menos una de las más bonitas de este mundo. Flores, frutas, verduras, pan recién hecho y empanadas aún más recién hechas nos inundan con sus aromas. Pero para probar este plato típicamente gallego en todas sus variedades hay que darse una vuelta por la Avenida de Portugal. En la tienda de especialidades El Couto, la tentación son las diferentes empanadas rellenas de carne, atún, setas, gambas, sardinas o calamares. Al disfrutar de algunas de estas obras de arte culinarias, es fácil de entender que los gallegos emigrantes pronto hicieran nuevos amigos. Sobre todo, si podían acompañarlas con una botella de vino de su tierra. Dos horas después nos saluda Rafael Palacios en A Rúa de Valdeorras. Y una vez más, recorremos un paisaje de terrazas sobre laderas empinadas que, desde ciertas perspectivas, parece estar compuesto en un 90 por ciento de piedras apiladas y solo en un 10 por ciento de cepas. Rafael, el hermano del vinicultor del Priorat Álvaro Palacios, hace ya tiempo que apuesta por el vino blanco. En 1996 fue el primero en crear un Viura varietal de nueva generación: el Plácet de Palacios Remondo. Con este vino, el Rioja blanco despertó de su letargo. Pero el lanzamiento del Plácet para Rafael solo fue, en cierto modo, un entrenamiento; para la versión definitiva se trasladó en 2004 a Valdeorras, más exactamente al valle del Bibei, en la frontera con la Ribeira Sacra. Desde entonces, ha comprado o arrendado 28 majuelos históricos en terrazas con vides de hasta 90 años de edad, situadas entre 600 y 800 metros sobre el mar, y las ha restaurado con gran dispendio. Este comprometidísimo foráneo nos enseña su mundo de laderas vinícolas. Su entusiasmo por estos viñedos en terrazas, durante mucho tiempo prácticamente caídas en el olvido, es contagioso. Cuando nos las presenta como “esculturas en el tiempo”, casi parece un misionero. Son su Patrimonio de la Humanidad particular. Nos explica con toda claridad su filosofía de la Godello, en cuyo centro se sitúa la mineralidad salada de los vinos. Reflexionando, paso a paso, con cada añada se va acercando más y más a su meta última: en la provincia de Ourense, concretamente en la D.O. Valdeorras, quiere embotellar nada menos que el mejor vino blanco de la península Ibérica. Con su As Sortes, una selección de tres viñedos superiores, casi lo ha conseguido. Con la añada de 2011 ha producido por primera vez el Sorte O Soro con uva del viñedo de 0,47 hectáreas del mismo nombre, lo ha vinificado en barricas de roble de 500 litros y lo ha embotellado por separado. Este cru, que sale por vez primera al mercado ahora, en la primavera de este año, no es ni más ni menos que el Montrachet de la península Ibérica.

«Hay que estar completemante loco o tener muchísimo dinero para restaurar estas terrazas. Yo pertenezco al primer grupo.»
Fernando González Vinicultor, Ribeira Sacra

La ciudad de Ourense está situada en el punto de encuentro de nada menos que tres regiones vinícolas emergentes. Mientras que el hermoso paisaje de colinas de la D.O. Ribeiro (en esta región, la más occidental de las tres, las viñas se extienden hasta unos 40 kilómetros de la costa del Atlántico) se ha establecido con sus blancos elegantes y fáciles de beber, las otras dos denominaciones, Ribeira Sacra y Valdeorras, se hallan en las estribaciones de la cordillera Cantábrica. Allí, las terrazas de viñas prefiloxéricas, ahora restauradas, tienen suficiente potencial para producir los crus blancos más finura de España. En la provincia de Ourense suelen dominar claramente los blancos, a menudo vinificados con la variedad Godello, a veces completada con Treixadura, Albariño, Loureiro, Torrontés y otras. Únicamente en la Ribeira Sacra, al norte de Ourense, se producen también tintos de categoría que, con frecuencia, son asombrosamente elegantes (hechos sobre todo con la variedad Mencía).

D.O. Valdeorras
Los suelos complejos, compuestos de pizarra, arena y granito en distintas proporciones según la zona, determinan esta región vinícola de alrededor de 1.100 hectáreas situada en el extremo sureste de Galicia. Los viñedos más elevados están a 800 metros sobre el nivel del mar. Unos 50 productores embotellan vino. Valdeorras tiene el suficiente potencial como para convertirse en la región puntera de España en vinos blancos.

18
Rafael Palacios
Sorte O Soro 2011 (blanco)
¿Qué se puede decir sobre esta selección de un solo pago? Se trata del Montrachet español. Aromas de flores frescas, pedernal y además un deje de humo, sal y especiado de roble recio y fresco. Aún es demasiado joven, necesitará todavía al menos cinco años para abrirse. En el paladar encontramos la máxima complejidad. 2015 a 2025
17,5
Bodegas Valdesil
Pedrouzos 2010 (blanco)
El histórico viñedo Pedrouzos fue plantado en 1885 por la familia Prada. Tiene aromas de hierbas frescas de los prados, también componentes decididamente minerales. En boca, rectilíneo y maravillosamente jugoso. 2013 a 2020

Rafael Palacios
As Sortes 2011 (blanco)
Aromas frescos de hierba luisa y verbena, además notas de tiza, pedernal y flores blancas. En el paladar, rectilíneo, con acidez jugosa y estructura marcadamente tánica. 2013 a 2020

16,5
Telmo Rodríguez
Gaba do Xil 2011 (blanco)
Un Godello de composición perfecta, con aromas de cítricos y hierbas. En el paladar, equilibrado, fresco y cremoso, con una fantástica nota que recuerda a la sal marina. 2013 a 2016

Finca A Tapada
Guitián Godello Sobre
Lías 2011 (blanco)
Puro cítrico de lima, además flores blancas, manzanas frescas y componentes de uva. En el paladar, vigoroso, fresco y equilibrado. Recuerda a un vendimia tardía seco. 2013 a 2017

D.O. Ribeira Sacra
Esta zona vinícola de 1.200 hectáreas es espectacular: situada al norte de la ciudad de Ourense, va siguiendo como una cinta el Miño y el Sil, y se extiende hasta el sur de la provincia de Lugo. La vinicultura de terrazas en condiciones extremas, en laderas empinadas de suelos de pizarra y granito, produce vinos bien estructurados con finura borgoñona.

18
Dominio do Bibei
Lapena 2010 (blanco)
Selección de un viñedo en terraza con cepas de Godello de hasta 80 años. Aromas de flores blancas y verbena, además componentes marcadamente minerales-salinos. En el paladar, complejo, con una magnífica finura y acidez danzarina. 2013 a 2020

17,5
Bodega Algueira
Escalada Godello 2011 (blanco)
Un vino complejo al estilo de un vendimia tardía seco. Muy nobles notas cítricas, además pedernal, levístico y pastelería. En el paladar, hechuras tremendamente densas, limpio y fresco. 2013 a 2020

Dominio do Bibei
Eiros Mencía 2011 (tinto)
De un viñedo aún joven a 600 metros sobre el nivel del mar. Aromas de frutillos del bosque, regaliz, violetas y sotobosque. En el paladar, elegante, fino, con frutas de bayas rojas y acidez presente. Recuerda a un Pinot. 2013 a 2020

Bodega Algueira
Brancellao 2010 (tinto)
La variedad tinta Brancellao todavía es un diamante en bruto, pero en este vino la uva demuestra lo que es capaz de dar: delicada aromática de frambuesas, flores del bosque y además algo de regaliz e incienso. En el paladar, tremendamente rico en finura, llegando incluso a sutil. 2013 a 2018

Adegas Moure
Moure de Autor 2010 (tinto)
Impresionante cuvée de Mencía (85 por ciento) y Tempranillo. Aromática compleja de bayas rojas, pan de especias, notas balsámicas y sotobosque forestal. También notas tostadas. En el paladar, muy carnoso y lleno, tanino maduro, transportado por una acidez jugosa. 2013 a 2018

D.O. Ribeiro
Ribeiro significa orilla, lo cual describe muy bien la disposición de las viñas junto al río Miño y sus afluentes. En viñedos sobre todo llanos, las vides crecen sobre pesados suelos de arcilla con diferente contenido de granito. Con una superficie de viña de casi 2.800 hectáreas y más de 100 productores que también embotellan, es la región vinícola más importante de Ourense en cuanto a volumen de producción.

17,5
Emilio Rojo
Blanco 2011 (blanco)
Emilio Rojo hace un solo vino, ¡pero qué vino! Cuvée de Treixadura (65 por ciento), completada con Lado, Loureiro, Albariño y Godello. Fantástica aromática de cítricos frescos, flores blancas y hierbas de los prados. En boca, tremendamente rectilíneo, fresco y sutil. 2013 a 2018

Viña de Martín
Escolma 2009 (blanco)
Los escolmas (selecciones) de Luis Anxo Martín son joyas. Esta es su última añada, Treixadura, Albariño, Lado y Torrontés fermentado en barricas de 500 litros durante 12 meses y dos años de botella. Vinos con una evolución en el tiempo digna de los mejores del mundo. 2013 a 2021

17
Coto de Gomariz
Colleita Seleccionada
2009 (blanco)
Aromática perfectamente madurada de hierbas secas, levístico, un deje de miel y componentes salados; además, notas de especias dulces. En el paladar, el ataque es muy potente, pero luego muy fresco, transportado por una acidez madura y jugosa. 2013 a 2017

16,5
Lagar do Merens
Blanco 2010 (blanco)
Aromática compleja con flores blancas, hierbas, con un noble matiz de miel y humo. En el paladar, pese a su gran plenitud, muy fresco y fácil de beber. 2013 a 2016

Viña Meín
Casal de Meín 2011 (blanco)
Cuvée de Treixadura, Godello, Loureiro, Torrontés y otras, fermentada en barrica. Interesante aromática de especias y hierbas con la madera bien integrada, que resulta recia y fresca. En el paladar es denso, lleno y equilibrado. Notas salinas en el final. 2013 a 2017

Un hombre, un viñedo, un vino, nada de madera. Emilio Rojo, viticultor emblemático de la D.O. Ribeiro, lo tiene muy claro. Su vino es el arquetipo de un grand cru.

Rafael Palacios hace tiempo que apuesta por el vino blanco. En 1996 fue el primero en crear un Viura varietal de nueva generación, el Plácet de Palacios Remondo, y su Sorte O Soro bien puede ser considerado el Montrachet de la península Ibérica.

Terruño puro en la copa:
Senén Guitián (arriba) y Rafael Palacios (abajo) producen en la D.O. Valdeorras brillantes Godellos, mientras que el joven equipo de Dominio do Bibei (centro) selecciona las uvas para sus grandes vinos de terrazas esmeradamente restauradas en la D.O. Ribeira Sacra.

Empanadas y pulpo
Nuestras recomendaciones
Entre romerías y exaltaciones gastronómicas podríamos recorrer maravillosos rincones de Ourense y de Galicia. Una cultura popular arraigada en las incalculables fiestas locales, auténtico patrimonio cultural donde comida y vino nunca faltan. De entre todas ellas, en Ourense están declaradas de Interés Turístico Nacional las fiestas del Entroido de Xinzo de Limia, la Feira do Viño do Riberiro y Festa da Istoria en Ribadavia, y la Festa do Pulpo en Carballino. Esta última es una de las más multitudinarias que existen. Aunque parezca una contradicción, el pulpo a feira y as pulpeiras más reconocidas son de este pueblo de interior, cuya tradición se remonta al siglo XVII y a los frailes del Monasterio de Oseira. En toda romería ourensana no faltará el pan de Cea, los pimientos de Arnoia, el lacón con grelos o la patata de A Limia, todos productos con Indicación Geográfica Protegida. Y la empanada en todas sus versiones, símbolo gallego por excelencia. Una comida en el campo siempre irá acompañada por una copa de vino local y música. La gaita, pandereta o las conchas de vieras suenan espontáneas, al igual que los aturuxos (alaridos) mientras se baila una muñeira. La máxima representación de la gaita en Galicia está en Ourense, con su afamada escuela y la Real Banda de Gaitas que, con más de 25 años de historia y reconocimiento internacional, pone música al xeito gallego.

ALOJAMIENTO

Ribeiro
Casal de Viña Meín
San Clodio
32420 Leiro
Tel. +34 617 32 63 85
www.vinamein.com
Ambiente como en las revistas inglesas de estilo campestre. No es sorprendente, si se tiene en cuenta que el propietario es periodista especializado en viajes y operador turístico. El alojamiento está al lado de la bodega. Magníficas vistas sobre los viñedos..

Hotel Monumento Monasterio
de San Clodio
San Clodio
E-32420 Leiro
Tel. +34 988 48 56 01
www.monasteriodesanclodio.com
Claro, los monjes siempre han sabido dónde se vive mejor. Este convento cisterciense del siglo XII está rodeado de viñas y huertas. Habitaciones señoriales, buen restaurante.

Ribeira Sacra
Hotel Casa de Caldelas
Prazo do Prado 5
32760 Castro Caldelas
Tel. +34 988 20 31 97
www.hotelcasadecaldelas.com
Situado en la plaza principal de este pequeño pueblo de montaña, donde los agricultores de la zona van a tomarse unas copitas por la noche en los bares. Casa burguesa del siglo XVIII redecorada al estilo moderno. Tienda con productos locales.

Parador de Santo Estevo
32162 Nogueira de Ramuín
Tel. +34 988 01 01 10
www.parador.es/es/parador-de-santo-estevo
Convento benedictino que domina el espectacular paisaje sobre el río Sil y que, por sus dimensiones, más bien parece un palacio real. Su origen se remonta al siglo VII. Es uno de los paradores más bellos de España, en medio de un bosque de castaños. Lamentablemente, su existencia se ve amenazada por la crisis económica.

Valdeorras
Hotel Pazo do Castro
32318 O Barco de Valdeorras
Tel. +34 988 34 74 23
www.pazodocastro.com
Este palacio, con sus cachivaches antiguos diseminados por pasillos y salones, sería el escenario perfecto para rodar una película gótica. Balneario de aguas termales propio, habitaciones nostálgicas. Buen restaurante.

Ourense
Hotel Carris Cardenal Quevedo
Calle Cardenal Quevedo, 28-30
32004 Ourense
Tel. +34 988 37 55 23
www.carrishoteles.com
Moderno hotel urbano decorado discretamente en tonos terrosos a solo 800 metros de la Catedral. Los bares de tapas están a la vuelta de la esquina. Buen restaurante.

COMER
Ribeira Sacra
Restaurant O Castelo
Doade (Santa Maria)
27424 Sober
Tel. +34 982 15 22 38
www.adegaalgueira.com
Este excelente restaurante pertenece a la bodega Algueira, del vinicultor Fernando González. Sirven especialidades gallegas y también embutidos de producción propia.

Valdeorras
Restaurant San Mauro
Placa de la Iglesia 11
32300 O Barco de Valdeorras
Tel. +34 988 34 74 23
www.sanmauro.es
Desde 1965, es toda una institución en este pueblo vinícola. Cocina típica gallega.

Ourense
Adega do Emilio
Avenida das Caldas, 11
32001 Ourense
Tel. +34 988 21 91 11
www.adegadoemilio.com
Taberna histórica junto al puente romano, allí donde antaño atendían a los caballos en la planta baja mientras los viajeros se restauraban en la primera planta. Cocina regional honesta que suele comenzar con el clásico caldo gallego.


enoturismo


gente del vino