- Antonio Candelas, Laura López Altares, Foto: vasanty / AdobeStock
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- 2025-10-05 00:00:00
El tatuaje culinario más famoso de todos los tiempos es sin duda el de la cruz de la Orden de Santiago sobre el azúcar glas de la mítica tarta gallega, una mezcla prodigiosa de tres ingredientes que ha puesto de acuerdo a peregrinos religiosos y paganos: no hay un símbolo gastronómico que mejor represente el alma de la ciudad.
Quien haya caminado alguna vez las calles de Santiago de Compostela, tan preciosas y divertidísimas, habrá comprobado que tienen algo de mágicas... y un sabor muy particular que vuelve locos a peregrinos religiosos y paganos: el de la esponjosa tarta de Santiago, su símbolo gastronómico por excelencia–con permiso del pulpo a feira y la empanada–.
Tal es el prodigio, que esta sublime mezcla de almendras, azúcar y huevo –se le puede añadir ralladura de limón, vino dulce, brandy, aguardiente de orujo y, por supuesto, azúcar glas– cuenta con una Indicación Geográfica Protegida propia que protege sus singularidades, entre ellas la proporción de los ingredientes –un 33% o más de azúcar, un 33% o más de almendra, un 25% o más de huevo– o la inconfundible presentación, con la cruz de la Orden de Santiago sobre la cubierta de azúcar glas "como señal de identidad propia".
Esa suerte de tatuaje marca el tesoro culinario desde 1924, cuando el repostero compostelano José Mora Soto tuvo la brillantísima idea de decorar su tarta de almendras con la famosa cruz, conviertiendo en tendencia pastelera aquella silueta, y en mito una receta que se elaboraba desde hacía cientos de años.
En la web oficial de la Tarta de Santiago explican que su origen se remonta a "las cocinas acomodadas de los siglos XVI al XVIII, cuando consumir productos exóticos, como las almendras y el azúcar, significaba tener riqueza y poder; servirlos a los huéspedes significaba honrarlos y, al mismo tiempo, confirmar su pertenencia al grupo social privilegiado".
El talento de los pasteleros de Santiago y la devoción de los peregrinos por ella disparó su popularidad, y hoy se elabora por toda Galicia en dos versiones: la tradicional o forrada de hojaldre o pasta brisa (tenemos pendiente probar esta última, por cierto).
O Luar do Sil Tostado de Seadur 2021
O Luar do Sil
D.O.P. Valdeorras
Godello
Este trocito de la Galicia más irresistible a base de almendra necesita vinos que estén a la altura y queríamos empezar por uno de los tostados más hermosos de aquellas tierras. Completamente seductor por su perfume a miel de brezo, frutos de hueso confitados, piel de naranja, balsámicos. De textura elegante, con un paso armonioso y un final eterno que se prolonga aún más por su delicado amargor. Un conjunto único.
De Alberto Dorado Dulce
Bodegas De Alberto
D.O.P. Rueda
Verdejo
Orgullo de una casa que siempre confió en la grandeza de estas elaboraciones tan arraigadas al territorio. Este dorado dulce es fino, complejo, con una maravillosa amalgama de detalles (fruta de hueso, especias, crema, ahumados, algo de frutos secos). Todo ello está respaldado por una frescura única que hace que el trazo sea preciso y delicado. Perfecto para un bocado tan noble como este.
Viña Albina Dulce Vendimia Tardía Reserva 2018
Bodegas Riojanas
D.O.Ca. Rioja
Viura, Malvasía
Cuando nos referimos a la diversidad que encierra Rioja, debemos inlcuir el territorio dulce y sus largas crianzas. Esto es una joya que debemos reivindicar constantemente por el inmenso trabajo y la impagable paciencia con los que se elabora. Mineral, eterno en matices, con un eco de piel de cítricos completamente delicioso. Es el acompañante perfecto para un capricho tan maravilloso como la tarta de Santiago.
Moscatel Emilín
Lustau
D.O.P. Jerez
Moscatel
No podíamos terminar sin acompañar a nuestra protagonista con una de las variedades con más renombre entre los dulces. Esta Moscatel es sencillamente extraordinaria. Quizá lo más relevante es la armonía con la que ofrece tantos matices y texturas. Concentrado, pero ágil, balsámico, mineral, con toques de frutos secos y hojarasca, pero también finos tostados. Una experiencia digna de vivir.



