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El otoño no necesita anunciarse, basta una ráfaga de aire frío para entender que algo cambia. Las viñas, agotadas tras meses de sol, entregan sus últimos racimos antes de vestirse de silencio. No hay urgencia, solo el ritmo pausado de una naturaleza que marca tiempos propios. El aroma del mosto recién nacido se cuela por las bodegas como una promesa: habrá historias nuevas que descorchar. Este número quiere capturar esa calma expectante. Porque el vino es puro lenguaje de la tierra; cada uno cuenta de dónde viene, quién lo soñó, qué manos cuidaron de la vid. Octubre es el momento perfecto para escuchar esas voces: vinos que reconfortan, que abrazan, que nos recuerdan que otra añada comienza y, con ella, nuevas oportunidades para descubrir, aprender y sorprendernos. No hablamos solo de beber vino. Hablamos de mirar con otros ojos lo que hay detrás de cada etiqueta: tradiciones que se renuevan, suelos que guardan memoria, familias que encuentran en cada vendimia su manera de seguir contando una historia. En tiempos de prisa, una copa bien servida es un acto de reflexión. En estas páginas te invitamos a esa pausa: bocados dulces de tardes de otoño con vinos exquisitos, entrevistas con quienes viven el vino desde dentro y saben qué teclas tocar para emocionar, tendencias que exploran caminos verdaderos del sector y muchas propuestas más. Queremos que leas este número como quien entra en una bodega en penumbra: despacio, dejando que los aromas te guíen. Que cada artículo sea un sorbo, que cada recomendación despierte curiosidad. Este octubre, más que nunca, celebremos lo cotidiano: una mesa compartida, una botella abierta, una historia nueva que se cuenta al calor de una copa.
