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Arzuaga: vino, amor y fantasía

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  • Redacción
  • 2014-09-02 11:28:54

La finca de los Arzuaga, presidida por una encina milenaria, poblada de ciervos, jabalíes, bosques y viñas, ha sido su refugio familiar. Al abrirse al enoturismo, conserva ese modélico carácter y el atractivo de una bodega, hotel y spa donde reina el placer

Pasaron los ajetreos del puro verano, el tiempo y las atracciones familiares, el tórrido agosto. Ahora hay que descansar del descanso a base de intimidad y relax, o planear una escapada que sirva de cámara de descompresión para enfrentar el trabajo, el nuevo curso. Arzuaga, no lejos de la capital, es una tentación para conocer y disfrutar nuevas experiencias, la emoción de la vendimia, la calma y la sensualidad de la vinoterapia.

La bodega, el hotel y la finca están junto a esa amena carretera envuelta en viñedo que va de Aranda (Burgos) a Valladolid y que se bautizó con acierto como la milla de oro de la Ribera del Duero. Una paradita, el paso, permite conocer la bodega en una visita guiada y concluir, como no puede ser menos, con la degustación comentada de uno de los vinos de su catálogo. Todo por cinco módicos euros. Es una invitación a volver, o a quedarse, un aperitivo para todo lo demás...

 

Comer, beber, amar

Con algo más de tiempo vale la pena dedicar la mañana a visitar los viñedos de Finca la Planta que dan nombre a uno de sus vinos más conocidos, y a contemplar entre el sol y sombra su encina milenaria, los plácidos paseos de los ciervos, el espectacular perfil de sus añosas cornamentas, las aves que levantan el vuelo en la espesura, las huellas de los jabalíes y el perfume del monte bajo, de romeros, tomillos y otras hierbas que después, en la cata de vino, reaparecerán en la copa. Después de haber descubierto todos los rincones de la bodega, realizaremos un recorrido por dos de sus vinos, apreciando la forma en que los diferentes terrenos y orientaciones influyen en la materia prima, la uva, y cómo la forma de elaborarla, el tiempo y las barricas dejan su huella en cada vino.

Y después, en el spa, comprobar cómo el propio vino, sus milagrosos componentes en la bañera doble de uva morada, borran las huellas del estrés en el cuerpo y en la mente.

En el Descanso entre viñedos o en el llamado Paquete romántico tenemos eso y más: una o dos noches de alojamiento en el hotel de 5 estrellas, desayuno mediterráneo a la carta, una gastronomía que combina la tradición y la nueva cocina, con las sugerencias del maridaje adecuado con los vinos, un ritual de spa y vinoterapia que incluye un novedoso rocío de agua marina y masaje con pindas, y muchos detalles de los que hacen más confortable la estancia, como el minibar gratuito la primera noche, wifi en la habitación y el vestuario necesario para moverse por las zonas de baño y masaje.

 

Un plan inolvidable
El Hotel y Spa Arzuaga es un pionero en enoturismo y ha ido creciendo y transformándose acorde a los gustos cada vez más exigentes de los clientes. Pero detrás siempre estuvo lo fundamental, la tierra y el vino. La tierra es ese espacio milagroso, conservado como silvestre, en flora y fauna, de 1.500 hectáreas, de las que unas 90 han sido domesticadas y se dedican a la viña. Entre la propia finca y los alrededores cultivan sobre todo la joya local, Tempranillo, pero también la elegancia de la Cabernet Sauvignon y la Pinot Noir, la amable Merlot y la blanca Chardonnay. De ahí salen un rosado y un tinto ecológico, la línea Arzuaga, Crianza, Reserva, Reserva Especial y Gran Reserva, y el siempre original Amaya Arzuaga, un vino de autor vestido por la diseñadora.

Hay tiempo para probarlos todos. Y vale la pena.

 


Hotel Spa Arzuaga
Ctra. N-122 Km. 325
47350 Quintanilla
de Onésimo (Valladolid)
Tel. 983 687 004
www.hotelarzuaga.com

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