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Cuando el vino se convierte en una joya vintage

  • Sara Cucala
  • 2015-09-03 16:48:05

Creo que si tuviera que definir cuál es la tendencia vinícola de los últimos años, para mí sería la recuperación de la Garnacha. En ocasiones pienso que es esa uva vintage que los nietos de viticultores han rescatado con mimo, como si entre sus manos tuvieran una pieza de museo (que creo que tienen) y han comenzado a trabajarla en pleno siglo XXI utilizando las técnicas ya avanzadas y revolucionarias del vino. La garnacha, esa madurita, ¡nada de viejuna sino vintage!

Me gusta esa garnacha portentosa y ruda; esa garnacha carmín, cautivadora en copa. Esa garnacha caprichosa de campo y exclusiva en botella. Me gusta esta niña mimada de las bodegas que tantas y tantas felicidades nos están en los últimos años. ¿Y qué decir de la Garnacha Blanca, de la Gris, de la Peluda, de la Tintorera?… Pasión, devoción y adoración por la garnacha. Un poquito de todos estos ingredientes encontraréis en nuestra cata de este mes. Un homenaje a los grandes vinos elaborados con esta variedad.
Hay quien piensa que el año comienza en septiembre. Es ese mes en el que ya hemos liberado nuestras tensiones invernales, hemos tostado nuestra piel cargándola de energía solar y hemos liberado ese disco duro que es nuestra mente para abrirle un gran espacio a nuevos entusiasmos.

Yo también pienso que en septiembre comienza ¡cómo no! una nueva vida. Tan nueva como la Guía del Vino Cotidiano que desde julio está en las librerías de toda España. ¿Qué mejor que llenar nuestra bodega con los vinazos de nuestro país que no superan los 10 euros?
Septiembre es sin duda el mes del vino. España se descorcha sin pudor rindiendo homenaje a Baco. Si te gusta tener actualizada la agenda vinícola, ¡pasa página y comienza a apuntarte a todas las grandes fiestas del vino que durante este mes se celebrarán en nuestro país! Pero septiembre es también para muchos su comienzo de vacaciones, por eso no dejamos de viajar, y en esta ocasión nos vamos a un paraíso de vino ¡cómo no!, Burdeos, y a una lujuria para disfrutar en copa: la Ribera del Júcar.

Comencemos una nueva etapa de nuestra vida, así que al menos hagámoslo descorchando una buena botella de garnacha en honor a la cantidad de sueños, de ilusiones que aún nos quedan por vivir. ¡Feliz entrada del otoño!

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