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Tengamos el cava en paz

  • Redacción
  • 1996-11-01 00:00:00

Con las fiestas navideñas nuestros vinos espumosos naturales hacen su Agosto. En fechas tan señaladas, el consumo del explosivo y burbujeante cava se dispara, y las bodegas salen de su letargo obligado para enzarzarse en una despiadada batalla por la conquista del consumidor. Dentro de esta guerra festiva todas las armas del marketing y la publicidad parecen permitidas. No es nuestra intención juzgar los aciertos o la desinformación en la lucha por ganar cotas de mercado, sino ofrecer a nuestros lectores, tantas veces perplejos, una valiosa información que les permita elegir entre la abundante oferta.
Porque hay cava para todos y para todos los gustos: para los que desean un vino alegre, ligero, goloso y despreocupado; para los que buscan un bebida seria, con cuerpo y profundidad; para los que exigen un toque de distinción, sin importarles el precio; para quienes esperan del cava sorpresas gusto-olfativas que sugieran paraísos más o menos exóticos. pasra los que desean que el taponazo de nuestro espumoso natural sea la señal de partrida para un año venturoso; para los que, sin mayores problemas, sólo desean alegrarse la velada sin llegar tocados económicamente a la resaca de Enero.
Hay cavas elaborados con el coupage clásico de nuestras uvas Macabeo, Xarel-lo y Perellada, y los hay que utilizan el tirón comercial de varietales franceses tan prestigiosos como la Chardonnay; o los que se tiñen de rosa para dar colorido a la fiesta. En fin, el “licor de expedición” incorporará más o menos azúcar para conseguir cavas semisecos o secos; brut y brut nature, si no llevan nada. En todas las categorías, tradicionales y modernos, de la gama media y alta, blancos o rosados, existen cavas de calidad que, como a Dom Pérignon nos harán ver las estrellas.

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