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Las tres edades de Macallan

  • Redacción
  • 1997-04-01 00:00:00

El pasado 11 de Marzo el noble oficio de sumiller se convirtió, como pocas veces, en una fiesta para el paladar. Fue cuando Macallan dio la oportunidad de probar a los expertos, reunidos para la ocasión, sus tres whiskies de malta, de 12, 18 y 25 años. Decir Macallan es pronunciar una de las cumbres más altas de los grandes whiskies, criados en barrica de roble gallego que previamente han contenido finos y olorosos jerezanos durante dos años. La ciencia todavía no ha conseguido explicar el milagro de que el whisky madure mejor en toneles de roble que hayan contenido jerez, y aunque buena parte de los elaboradores escoceses han abandonado esta práctica, por su repercusión en el precio final, Macallan persevera en la fórmula primitiva. Durante siglos los Macallan han sido destilados en la misma finca, por la misma familia, en alambiques pequeños de cobre batidos a mano y calentados desde abajo por fuego directo. Y mientras la demanda, que se ha disparado en los últimos años en todos los mercados del mundo, ha provocado cambios en otras destilerías, en Macallan se han mantenido fieles a la forma y tamaño -generalmente más pequeño- de los alambiques originales. Un whisky que sigue también inflexible en los tiempos de envejecimiento. La edad es para Macallan uno de los ingredientes fundamentales, como deben serlo para todos los whiskies de malta pura, la fórmula original y, para muchos, la única posible, sin mezclas. Solo así se aprecian con plenitud los aromas sublimes de maderas, recuerdos de olorosos y amontillados de jerez, turba, y los característicos tonos ahumados.

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