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Veneno en los medios

  • Redacción
  • 2008-01-01 00:00:00

“Los vinos licorosos contienen toxinas cancerígenas en altas concentraciones”, decía el titular de la revista alemana Spiegel Online el pasado 23 de septiembre. El trasfondo: un equipo de investigadores de la Oficina de Análisis Químicos y Veterinarios de Karlsruhe (CVUA) ha encontrado un elevado contenido de acetaldehído en algunos vinos de Oporto y de Jerez, y en el Calvados. Esta sustancia es un producto del metabolismo de las levaduras de la fermentación alcohólica y se forma en mayor concentración en contacto con el oxígeno. Según la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer de la OMS, en la experimentación con animales ha resultado cancerígeno. Ya parecía servido un nuevo escándalo de la industria alimenticia, pues el acetaldehído no sólo se halla en diversas bebidas alcohólicas, sino también como aditivo en productos lácteos, cárnicos y panadería. Pero el doctor Gerhard Marx, vicedirector del departamento correspondiente de la CVUA, no está preocupado: “El consumo moderado, como está recomendado por la OMS, no supone ningún peligro.” El hecho de que el acetaldehído resulte cancerígeno en la experimentación animal no significa automáticamente que lo sea para el hombre. “El hecho de que el propio cuerpo humano también produzca acetaldehído es un argumento que rebate la posibilidad de un peligro inminente. No es probable que el organismo humano produzca una sustancia patógena. Sin pretender restar importancia al asunto, en mi opinión la prensa sencillamente ha hinchado el dato.” La Agencia Federal Alemana para la Valoración de Riesgos (BfR) presentará una valoración en las próximas semanas. “Estudiaremos minuciosamente los hechos junto con el Departamento Europeo de Seguridad Alimentaria. Pero de momento no hay necesidad de actuar”, asegura el vicepresidente de la BfR, Prof. Dr. Reiner Wittowski.

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