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Rutas por el Ribeiro. Paraíso entre ríos

  • Redacción
  • 2008-12-01 00:00:00

El recorrido por estas tierras anegadas de agua y vino podría empezar por una ojeada a vista de pájaro desde los altos de Avión, un panorama que muestra el Valle del Avia y la imbricada labor que a través de siglos ha dibujado el río junto a la mano humana que lo embalsa en Albarellos. Aquí un resto de Románico, allí un balneario de remoto origen y por doquier la imagen del minifundio, de propiedades de autoabastecimiento, de diminutas huertas y viñas como jardines. Eso hace que en el Ribeiro apenas se cuenten, además de la ejemplar cooperativa Vinícola del Ribeiro, una treintena de bodegas embotelladoras con cierto volumen. El resto son innumerables, además de pequeñas bodegas de colleiteiro -cosechero- henchidas de gracia y personalidad y que invitan a una parada y una cata en cualquier recodo del camino. Y más ahora, que es tiempo de Magosto, banquete de castañas y vinos nuevos. Entre los verdes y la piedra añosa Una visión bien diferente se apunta si el camino parte de otro hito, por ejemplo la Plaza Mayor porticada de Ribadavia, flanqueada por el Ayuntamiento y la sede de Turismo, el corazón del Ribeiro. Las empedradas calles de la judería, los extraños torreones del castillo de los Sarmiento (predestinado apellido en tierra de vino), las puertas de la muralla, los dulces de la Tafona de Herminia y su delantal de encaje almidonado... Todo resuena aquí con el tono de otros siglos, cuando sus vinos viajaban río abajo siguiendo el camino de Santiago, a Compostela, o mucho más allá, a las brumas de la Europa Imperial y a las Islas Británicas. Así, con ese son secular, eterno, resuena aún el Avia, eternamente, al pasar bajo el puente medieval del San Clodio, camino del monasterio cuyas vides están datadas desde el año 928; y así canta el Miño al atravesar los vanos en ruinas, los ojos yertos, de lo que fue el puente más esbelto, el de Pazos de Arenteiro, que hoy mueve al vértigo desde su arco mayor apuntado. Pazos, mosteiros, rectorales... Las bodegas, incluso las más actuales y de tecnología más vanguardista, se han refugiado tras los muros de piedra que defienden jardines floridos de pazos de labor como Casal de Armán, Viña Mein, la Finca A Cerca del Pazo Casanova..., o perviven sobre añosos lagares como el de Merens o el moderno Coto de Gomariz con sus viñedos en pendiente. Otros, como el Castrum Minei, se asoman al río o se refugian en hermosos ámbitos eclesiales, esos monasterios o rectorales que salpican su gracia o su magnificencia por Ribeiro. El más epatante es sin duda el de San Clodio, con una larga y variopinta vida en la que, tras la desamortización, pasó por convertirse en colegio, cuartel, puro abandono, hasta desembocar en el silente Hotel Monumento que es hoy día. Conserva, eso sí, los dos claustros, uno público o procesional y otro de la comunidad y la iglesia románica del S. XIII a la que se adosó un retablo y coro con artesonado mudéjar. Cada pueblo, un mundo El Ribeiro es un puzle de diez pueblos, a su vez diseminados en innumerables parroquias cada una con personalidad propia. Los caminos, las corredoiras, se flanquean con cruceiros y con esos populares altarcillos que son los Petos de Ánimas, una hucha donde los devotos depositaban, y todavía lo hacen, sus limosnas con la esperanza de que el santo tallado en madera o los espíritus del purgatorio los guiaran en los vericuetos de la ruta, en la penumbra de los bosques. En la confluencia entre el Miño y el Avia esté Cenlle, con sus pazos blasonados y la estación termal de Laias, un edificio actual que asoma sus piscinas vaporosas justo a la orilla del río. Una visión tan relajante como los tratamientos y los masajes de sus pulcras cabinas y el envolvente sonido del agua. Cortegada está también sobre los meandros del río, y al otro lado es Portugal. Arnoia, entre el río que le da su nombre y el Miño, es el huerto donde crecen los famosos pimientos y la sede de otro de los refugios balnearios, una amplia Villa Termal desde la que, en el buen tiempo, salen barcos para paseos fluviales. Y en cualquier época, para esas actividades, vela, piragua, motoras, esquí acuático, funciona el Club Náutico de Castrelo de Miño, que aprovecha las anchuras del embalse. Incluso para quienes no derrochen espíritu deportivo, la alternativa de un plácido paseo en barca, contemplando las laderas de las orillas, basta para ser feliz. Como asomarse a las cascadas del Tourón, al río Cerves, afluente del Miño, en Melón, y en en Avión a los hórreos y los chozos en la Sierra del Suido, a las aldeas de Carballeda, o a la memoria del renacimiento y el barroco en lo que hoy es la mínima Beade, el municipio más pequeño de la provincia. Paseos por el vino Con una fuerte inversión en tecnología de las bodegas, el nuevo Ribeiro se ha convertido ya en una realidad. Blancos ligeros y aromáticos, florales o afrutados, de Treixadura, Godello, Loureira..., tintos cada vez mas complejos, de Caiño, Mencía, Sousón, Brancellao... con cuerpo y poder, vinos biodinámicos, dulces naturales como el histórico tostado y, para no desperdiciar absolutamente nada de la uva, aguardientes de orujo en cada bodega, licores perfumados con el olor del entorno o incluso con el exotismo del Blue Mountain para el Licor Café. Ése es el recorrido a través de la copa en un territorio donde el milagro del monte preserva la viña de los malos vientos, de las malas nubes en una tierra en la que el sol avaro se muestra generoso. Vinos y copas para acompañar una gastronomía, una mesa, que remeda el cuerno de la abundancia. Basta tomar asiento, lo mismo en el regio salón de la Abadía de Arnoia que en cualquier mesón popular, para que acudan a la mesa en este tiempo fuentes inabarcables de todas las delicias del cerdo, desde la oreja al rabo pasando por esos bocados entrañables que son las chacinas, con dos o tres tipos de morcilla... Pues eso, más un morcillo de vacuno, más una gallina añeja, y la berza, y los grelos y unos garbanzos y cachelos son el cocido del día. ¿Hay quien dé más? Así es la entrañable hospitalidad que destila el Ribeiro. Consejo Regulador D.O.Ribeiro C/ Salgado Moscoso 11 32400 Ribadavia (Ourense) Tel. 988 477 200 / Fax. 988 477 201 info@ribeiro.es www.ribeiro.esC/ Salgado Moscoso 11 Ruta do Vino do Ribeiro Travesía do Ribeiro 3, Bº Tel. 988 472 044 / Fax. 988 472 240 www rutadoviñodoribeiro.es Oficina de Turismo Plaza Mayor. Ribadavia Tel.988 471 275 www. ribadavia.com Donde dormir Abadía y Balneario Caldaria (Arnoia) Balneario Laias (Cenlle) Monasterio san Clodio (Leiro) Casa do Conde (Cortegada) Casa Grande do Ribeiro (Cenlle) Hotel Dona Blanca y Viña Mein (Leiro) Pazos Hermos (Pazos Hermos) As Casiñas do Ribeiro (Ribadavia) Casal de Armán(Santo André/ Ribadavia) Donde Comer En los Balnearios Val do Deva (Cortegada) Monasterio San Clodio y O Mosteiro (Leiro) Taberna do Casal (Santo André) Abadía Caldaria (Arnoia) Plaza (Ribadavia) Visitas imprescindibles 5 Bodegas de las más de 30 de la D.O. Club Náutico Castrelo de Miño Parque Natural Peña Corneira Un tratamiento en un balneario Monasterios, Barrio judío de Ribadavia... Enotecas y bares En Ribadavia: Turmais, La Huella del Gato, Vinos El Murciano, Viber, As Casiñas do Ribeiro, Vinoteca, Rectoral, Rébus, Arcabria... Y El Parque y Ladeiro en Castrelo de Miño

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