- Laura López Altares
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- 2025-07-13 00:00:00
Dividido en distintos ambientes –una terraza con árboles, un salón con jardín vertical, una sala de cóctel con música en directo y hasta un recién inaugurado espacio dedicado al vino– e inspirado por el mar, este singular restaurante al sur de Madrid encarna "un nuevo concepto de hostelería que va más allá de la mesa".
Cientos de kilómetros mar adentro, al sur de la Comunidad de Madrid, se encuentra un puerto espectacular de 4.200 metros cuadrados que marca el rumbo de aquellos navegantes hambrientos de saborear lo más suculento del océano... y otras jugosas sorpresas. Porque Bálamo, que abrió sus puertas en Alcorcón hace más de seis años, alberga espacios tan asombrosos como el jardín vertical interior más grande de Europa (en un restaurante) o el recién inaugurado Gran Reserva, con sus 1.000 metros cuadrados dedicados al vino y esa teatral puesta en escena que recuerda al interior de una bodega; pero también al más hipnótico de los espectáculos, con sus cortinas granates y sus juegos de luces.
Óscar García, sumiller y socio fundador de Bálamo, destaca que "es mucho más que un restaurante: es un lugar donde fabricar momentos únicos". El creador de este lugar tan curioso también nos explica de dónde viene su original nombre, tatuado en una de las paredes junto a un remolino de peces: "Banco de peces generalmente de la misma especie que siguen una sólida disciplina grupal, y viven y prosperan manteniéndose en formación. Bálamo es la fuerza de la familia, el sentimiento de pertenencia a una comunidad, el hogar".
En este inmenso y sugerente banco de peces, cada uno de los espacios está inspirado por el mar: desde la acristalada terraza Arrecife hasta los reservados con nombre de grandes exploradores (como Colón, Elcano o Magallanes), de la sala de cóctel Alta Mar con música en directo al parque infantil La Playa. En Bálamo, el mar es origen y también destino.
Destino de navegantes
"Con sus 4.200 metros cuadrados de espacios únicos, Bálamo ofrece una experiencia gastronómica que va más allá del plato, fusionando tradición y modernidad en un entorno diseñado para el disfrute del comensal. Es un destino donde la gastronomía se combina con el ocio", subraya Óscar García, alma del restaurante madrileño que mira al océano. Su "cocina mediterránea especializada en pescados y mariscos frescos" se nutre de un producto excepcional, que preparan a conciencia para resaltar esa frescura: Ensaladilla de gambas; Pulpo a la parrilla, a la gallega o al limón; Carabinero a la plancha; Camarón frito; Merluza de pincho a la bilbaína... Entre los favoritos de la clientela nombran "desde clásicos como la mariscada o la fritura de pescado, hasta especialidades como la corvina o los boquerones fritos. Además, para quienes prefieren la carne, la carta incluye opciones como el lomo alto de vaca".
A la hora de jugar con los vinos, la frescura también marca su norte: "Buscamos armonías que respeten la frescura del producto, potenciando sabores sin enmascararlos. Por ejemplo, unas Ostras gallegas con un champagne blanc de blancs, donde la acidez y cremosidad del vino resaltan la salinidad del molusco".
Por eso, como explica Óscar García, en su bodega priorizan "vinos frescos, minerales y con buena acidez, desde albariños y godellos hasta champagnes y referencias internacionales. Algunos de los más especiales son blancos fermentados en barrica y espumosos de larga crianza". También confiesa su predilección por los vinos de Madrid y los vinos atlánticos, como no podía ser de otra forma en un restaurante que rinde culto al océano.
Mitad teatro, mitad templo
Desde hace unas semanas, su pasión por el vino ha cristalizado en un nuevo espacio exclusivo de 1.000 metros cuadrados: Gran Reserva. El arquitecto Rui Costa, que ha dado vida a esta suerte de templo moderno con alma de teatro (y a todo el proyecto de Bálamo), ha dejado su firma en cada rincón, incluso literalmente: "El vino es el susurro de la tierra, recordándonos que, en cada sorbo, hay una historia de transformación, paciencia y pasión".
Cientos, miles de ellas, se contarán a partir de ahora entre sus 19 reservados, cada uno de ellos "apadrinado" por una bodega: Martín Códax, Ramón Bilbao... "Una oportunidad única para que conecten directamente con los comensales y les trasladen su identidad a través de la decoración, el producto y la experiencia", comentan desde el restaurante.
Su original escalera con forma de depósito de acero, los nombres de variedades escritas sobre fondo negro cual título de crédito o las cortinas que se convierten en el telón de cada reservado dan un aire muy teatral a este imponente espacio que, según sus artífices, "consolida al restaurante como uno de los lugares más singulares de la capital para disfrutar del vino con los cinco sentidos".
Además de organizar numerosos eventos privados en Gran Reserva, la idea es fomentar el conocimiento sobre el mundo del vino a través de catas y armonías. También es muy probable que sea allí donde descubramos el vino que están elaborando los propietarios de Bálamo... De momento, solo conocemos su nombre: Libre.
Bálamo
Calle Cooperación, 11. 28922 Alcorcón (Madrid)
Tel. 917 087 010
www.balamorestaurante.es