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Este clásico eterno nace solo en los años en que la naturaleza lo permite. Su viñedo, La Salceda, en Villalba de Rioja, se envuelve en nieblas que favorecen la noble Botrytis Cinerea, dando vida a un vino excepcional. Vendimiado en fechas límite, fermenta en roble y, con equilibrio magistral, conserva su dulzura y acidez natural. Su crianza de seis años en barrica afina su carácter, otorgándole elegancia y profundidad. Un tesoro de Rioja elaborado con paciencia y pasión.
1939
Si bien es cierto que el vino nació al finales del siglo XIX, esta añada, marcada por la Guerra Civil, dejó las viñas sin ser vendimiadas por falta de mano de obra. Las mujeres, meses después, recogieron uvas pasificadas olvidadas en las cepas. Un hecho accidental que dio lugar a un vino único.
2016
La elaboración de este grande de Rioja requiere un conocimiento y un cuidado exquisito para mantener las uvas en la viña y dejar que las nieblas vespertinas del otoño hagan su trabajo. Los seis años de crianza en diversos formatos afinan el vino con una delicadeza maestra.
Archivo líquido
Estas elaboraciones, más allá de ser joyas enológicas, corresponden a un patrimonio de gran valor que alberga historias únicas cuyo relato se centra en la dureza de unos años en los que la viña, a pesar de todo, no se dejaba de atender incluso en circunstancias tan complicadas.
Preciosa rareza
Fue en la añada 2015 cuando se recuperó la marca de la familia y el estilo de vino semidulce procedente de una vendimia tardía que en ocasiones se puede llegar a realizar en los primeros días de enero del siguiente año. Un mirlo blanco recuperado para unos cuantos afortunados.
