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Bodegas Almau es uno de esos templos del vino donde el tiempo se mide exclusivamente en las añadas de las nuevas botellas o en la incorporación de selectas marcas nuevas. Por lo demás, el ayer y el hoy se van sucediendo sin daño, dotan de suntuosa pátina a las estanterías de época, a los toneles que en su día se construyeron a medida del espacio, como la tarima tradicional, el reloj en el centro y los anaqueles que visten de las botellas todas las paredes, de suelo a techo, y que dan al establecimiento un movimiento constante.
La familia elaboraba sus vinos en Ainzón, en Campo de Borja, y en 1870 Dionisio abrió las puertas de un mostrador en El Tubo, en el corazón de la romana Cesaraugusta, para despacharlos directamente. Ya no queda nadie que recuerde el momento en que los paseantes se sorprendieron por la coqueta simetría, la forja y la fachada de mosaico modernista y los detalles de erudición artística, incluido el báculo en la puerta. De aquellos albores del tiempo queda el talante de tertulia intelectual que le dejó fama y distinción y, sobre todo, la clientela, aunque ahora son los hijos, nietos y bisnietos. Un cambalache del todo Zaragoza donde a diario se codean frente a la barra políticos, artistas, actores, estudiantes... en ese ritual que incluye, a mediodía y al caer la tarde, degustar las anchoas o cualquier otra delicia de la barra con una copa, una muestra de 500 vinos que van rotando cada día, cada semana, cada mes.
El catálogo acoge 10.500 referencias de vinos y cavas y, aunque están abiertos a todo lo bueno, sus preferencias van desde la tradicional garnacha vieja, los vinos de terruño, de la zona del Campo de Borja o los Prioratos, a los vinos de nueva generación, los llamados de alta expresión. La inquietud de los jóvenes de la casa, con Miguel Ángel y Noé al frente, ha impuesto la necesidad de una sala de cata abajo, más tranquila, y de una cava climatizada con 5.000 botellas en perfecta conservación.
Y se abren sin miedo, porque una botella descorchada, por lujosa que sea, se sirve en una ronda por la barra, en unos minutos, y así se garantizan la frescura y temperatura justas.
Bodegas Almau
Cale de los Estébanez, 10. Zaragoza
Tel. 976 299 834
losalmau@hotmail.com
Bodegas Almau es uno de esos templos del vino donde el tiempo se mide exclusivamente en las añadas de las nuevas botellas o en la incorporación de selectas marcas nuevas. Por lo demás, el ayer y el hoy se van sucediendo sin daño, dotan de suntuosa pátina a las estanterías de época, a los toneles que en su día se construyeron a medida del espacio, como la tarima tradicional, el reloj en el centro y los anaqueles que visten de las botellas todas las paredes, de suelo a techo, y que dan al establecimiento un movimiento constante.
La familia elaboraba sus vinos en Ainzón, en Campo de Borja, y en 1870 Dionisio abrió las puertas de un mostrador en El Tubo, en el corazón de la romana Cesaraugusta, para despacharlos directamente. Ya no queda nadie que recuerde el momento en que los paseantes se sorprendieron por la coqueta simetría, la forja y la fachada de mosaico modernista y los detalles de erudición artística, incluido el báculo en la puerta. De aquellos albores del tiempo queda el talante de tertulia intelectual que le dejó fama y distinción y, sobre todo, la clientela, aunque ahora son los hijos, nietos y bisnietos. Un cambalache del todo Zaragoza donde a diario se codean frente a la barra políticos, artistas, actores, estudiantes... en ese ritual que incluye, a mediodía y al caer la tarde, degustar las anchoas o cualquier otra delicia de la barra con una copa, una muestra de 500 vinos que van rotando cada día, cada semana, cada mes.
El catálogo acoge 10.500 referencias de vinos y cavas y, aunque están abiertos a todo lo bueno, sus preferencias van desde la tradicional garnacha vieja, los vinos de terruño, de la zona del Campo de Borja o los Prioratos, a los vinos de nueva generación, los llamados de alta expresión. La inquietud de los jóvenes de la casa, con Miguel Ángel y Noé al frente, ha impuesto la necesidad de una sala de cata abajo, más tranquila, y de una cava climatizada con 5.000 botellas en perfecta conservación.
Y se abren sin miedo, porque una botella descorchada, por lujosa que sea, se sirve en una ronda por la barra, en unos minutos, y así se garantizan la frescura y temperatura justas.
Bodegas Almau
Cale de los Estébanez, 10. Zaragoza
Tel. 976 299 834
losalmau@hotmail.com
