Política sobre cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros, así como los datos de la conexión del usuario para identificarle. Estas cookies serán utilizadas con la finalidad de gestionar el portal, recabar información sobre la utilización del mismo, mejorar nuestros servicios y mostrarte publicidad personalizada relacionada con tus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos y el análisis de tu navegación (por ejemplo, páginas visitadas, consultas realizadas o links visitados).

Puedes configurar o rechazar la utilización de cookies haciendo click en "Configuración e información" o si deseas obtener información detallada sobre cómo utilizamos las cookies, o conocer cómo deshabilitarlas.

Configuración e información Ver Política de Cookies

Mi Vino

Vinos

CERRAR
  • FORMULARIO DE CONTACTO
  • OPUSWINE, S.L. es el responsable del tratamiento de sus datos con la finalidad de enviarles información comercial. No se cederán datos a terceros salvo obligación legal. Puede ejercer su derecho a acceder, rectificar y suprimir estos datos, así como ampliar información sobre otros derechos y protección de datos aquí.

David Palacios

8H7Q6Q4R6O8D7P9B2H1A7R0U2J6G1D.jpg
  • Laura S. Lara
  • 2022-09-02 00:00:00

Por tercera vez consecutiva, David Palacios ha sido reelegido presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Navarra. Un reto que el viticultor acepta con una devoción absoluta hacia su tierra.


Hablar de Navarra es hablar de Garnacha, frescura y rosados. Es meter en una copa la gran diversidad de paisajes y climas de los más de 100 kilómetros que separan el norte de la región –situada en las cercanías de Pamplona– del sur –en la ribera del Ebro–. Porque en Navarra se produce una situación excepcional, prácticamente única en la Península Ibérica: la confluencia de los climas atlántico, continental y mediterráneo. La cercanía del Cantábrico, la influencia de los Pirineos y la bonanza del valle del Ebro permiten este variado clima. Gracias a estas condiciones, los vinos de la D.O. Navarra ofrecen un amplio abanico de posibilidades: desde los famosos rosados hasta los jugosos tintos jóvenes, pasando por los deliciosos blancos de Chardonnay, los grandes tintos de crianza y reserva, y los seductores blancos dulces de Moscatel. Por eso no es de extrañar que David Palacios esté enamorado de su tierra y de los vinos que esta nos regala.
Acaba de ser reelegido presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Navarra tras desempeñar este cargo las dos pasadas legislaturas. Nueve años de dedicación absoluta a los vinos navarros, durante los que asegura no haber perdido la ilusión. "Sigo con las mismas ganas que el primer día. Pertenezco al sector del vino, y completar esa actividad siendo el representante de la Denominación es muy ilusionante, aunque también es una gran responsabilidad que confíen en ti tantas veces", explica. Palacios incide en que la D.O. se encuentra en un escenario idóneo para afrontar los desafíos del futuro, para que Navarra vuelva a ser una referencia en España y en el mundo. "Tenemos ante nosotros una oportunidad única. Navarra siempre ha sido una D.O. importante en el panorama nacional. Pero la situación en la que estamos, al norte de la Península, nos da un posicionamiento privilegiado para poder hablar de frescura y de vinos del norte, una tendencia en auge".
Con la Garnacha por bandera, en las últimas dos décadas el vino navarro ha iniciado una evolución que lo ha transformado totalmente y que no ha dejado de dar sus frutos. "La Garnacha es nuestra variedad autóctona, la que se ha cultivado en los últimos siglos con más arraigo y que tanta fama ha dado a nuestros rosados, y ahora estamos demostrando que a los tintos también les otorga una diferencia respecto a otras denominaciones", destaca Palacios. "Lo importante para cada territorio es tener identidad y personalidad, y aquí la Garnacha nos la da".
Fue en los años noventa, con la entrada en escena de un puñado de inquietos bodegueros dispuestos a dar un vuelco a la situación vitivinícola de Navarra, desde la exigencia y la experimentación y con la calidad como objetivo, cuando la denominación inició un cambio de aires  con nombres propios que desembarcaron trayendo un revolucionario concepto enológico, al tiempo que se erigían como dignos sucesores de lo mejor de la tradición vinícola de la zona. Un fenómeno que no cesa y que se traduce en la actualidad en la incorporación de nuevas bodegas con proyectos basados en el terruño y la originalidad. Pero con la pandemia han aparecido nuevos desafíos. "No vivimos años precisamente tranquilos y tenemos que seguir consolidándonos y creciendo en casa, no solo en Navarra sino en todo el territorio nacional. Si algo nos ha enseñado el Covid es que no hay que poner todos los huevos en la misma cesta, que hay que tener diferentes nichos de mercado y que, aunque hay que ser profetas en nuestra tierra, también tenemos que apostar por la exportación. España es el mayor viñedo del mundo y estamos entre los primeros en calidad y elaboración, hay que salir con este producto fuera porque el vino es una marca de nuestro país".

Un futuro color de rosa
Dice David que, cuando se habla de rosados, a todo conocedor del vino le viene a la cabeza Navarra. "Son los que nos han posicionado, pocas regiones vitivinícolas tienen un vino que las pueda posicionar así. Nuestro reto con los rosados es creérnoslo. En otros países no solo están de moda, sino que es una categoría que crece constantemente, y tenemos que transmitir las características y la gran calidad que hay detrás de un rosado como el que nosotros elaboramos para que el consumidor de verdad lo entienda y lo aprecie".
Porque el rosado no es un vino menor, todo lo contrario. Los enólogos aseguran que es el más difícil de elaborar. "El rosado es un vino de Champions, es el más difícil y más costoso de hacer. En Navarra se elaboran por el método de sangrado, no se permite prensar y solo pueden llevar variedades tintas", destaca el presidente. "Para elaborar una botella de tinto hace falta un kilo de uva, mientras que para una de rosado de Navarra se necesitan entre dos y tres kilos. De ahí lo costoso. Y lo complicado es que hay que estar muy encima en la elaboración para obtener el color que nos interesa, hay que tener un control exhaustivo de la temperatura... Es un vino al que se le dedica mucho tiempo, pero para nosotros es una seña de identidad y por eso hay que entender que vale tiempo y dinero hacerlo, es la única manera de reposicionarlo".
Por eso, las acciones de la D.O. insisten en este discurso, porque si de algo presumen en Navarra es de haber alcanzado las más altas cotas de calidad con los rosados. Aunque no es el único atractivo de la zona: "A través de la cultura del vino, cada vez contagiamos a más consumidores que vienen a nuestra tierra a disfrutar de su gastronomía y sus paisajes. Para el que nos visita, el vino se convierte en anfitrión".

Con los pies en la tierra
Pero si algo define a David Palacios por delante de la presidencia del C.R.D.O. Navarra y de la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas (CECRV), es su labor como viticultor. Elaborar vino es su vida, lo que ha hecho siempre y lo que más le gusta. "La tranquilidad te la dan las viñas y el tractor, eso es así. El ambiente en el viñedo con cualquier trabajo que hagas es una forma de relajarse y de bajar a la tierra, de volver a pisar el suelo y comprender lo que nos acontece. En el tractor, cultivando las viñas, es cuando más desconecto, cuando de verdad tomo conciencia".
Y es que otra cosa que nos ha recordado la pandemia es la necesidad de salir al aire libre, de disfrutar de la naturaleza y lo que nos ofrece, de hacer otro tipo de turismo lejos de zonas masificadas. Por eso el enoturismo ha pegado el estirón en los últimos dos años. "Estar más cerca del entorno rural, de los pueblos y de sus gentes, para nosotros es fundamental. Navarra es uno de los destinos turísticos de interior que más están creciendo, por toda la infraestructura de casas rurales, por nuestra historia, nuestra gastronomía, y el vino tiene ahí una baza muy importante. Contamos con bodegas que ya son el gran atractivo de la localidad, pero también están los paisajes vitivinícolas, que son excepcionales y aportan al vino personalidad. El carácter que transmite el terruño y el entorno a nuestra Garnacha hace que se pueda diferenciar perfectamente en la copa una uva del norte o del sur de nuestra Denominación".
Un entorno que hay que cuidar y proteger de los estragos del cambio climático, una realidad que, según Palacios, "ya vemos en forma de episodios prolongados de anomalías, ya sean largas sequías o desproporcionadas precipitaciones". Pero, puntualiza, lo más preocupante es el aumento de la temperatura. "Estar en el norte nos da un privilegio, pero eso no significa que podamos estar tranquilos. El cambio climático nos debe preocupar a todos y lo tenemos que intentar paliar a partir de una viticultura responsable y sostenible medioambientalmente. Es el granito de arena que podemos aportar".
Navarra fue una de las denominaciones pioneras en vinos ecológicos, tanto en producción como en elaboración. Es un producto que gana espacio en los lineales de los supermercados y que supone uno de los puntales de crecimiento para la Denominación. "Llevamos varias décadas elaborando en ecológico y ahora vemos una tendencia del mercado, del consumidor y de las políticas agrarias, que caminan hacia una viticultura responsable y de sentido común. Es algo que cada vez está más presente. Y lo está por convencimiento de los viticultores y de los bodegueros para contribuir a frenar esos nefastos episodios climáticos".
La de viticultor es una raza única. Con una empresa sin techo, a merced de la naturaleza, de lo que decida darle cada día, el viticultor vive, literalmente, mirando al cielo. ¿Cómo será la próxima vendimia en Navarra? "Climáticamente está siendo un año muy raro y muy complicado. Venimos de un invierno con una sequía preocupante e inusual en la región y de una primavera en la que al principio parecía que las viñas no querían brotar porque la temperatura no acompañaba, hasta que una ola de calor temprana hizo que el viñedo adelantase su ciclo 20 días. La uva es de una calidad muy buena y lucha por adaptarse cada día a unas temperaturas altísimas y a una falta de humedad que han propiciado que las enfermedades habituales del viñedo no se manifestasen este año. Vamos a cruzar los dedos para que el clima nos dé un poco de tregua y las plantas puedan completar su ciclo de maduración sin más complicaciones para poder demostrar un año más la calidad de nuestros vinos".

enoturismo


gente del vino