Política sobre cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros, así como los datos de la conexión del usuario para identificarle. Estas cookies serán utilizadas con la finalidad de gestionar el portal, recabar información sobre la utilización del mismo, mejorar nuestros servicios y mostrarte publicidad personalizada relacionada con tus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos y el análisis de tu navegación (por ejemplo, páginas visitadas, consultas realizadas o links visitados).

Puedes configurar o rechazar la utilización de cookies haciendo click en "Configuración e información" o si deseas obtener información detallada sobre cómo utilizamos las cookies, o conocer cómo deshabilitarlas.

Configuración e información Ver Política de Cookies

Mi Vino

Vinos

CERRAR
  • FORMULARIO DE CONTACTO
  • OPUSWINE, S.L. es el responsable del tratamiento de sus datos con la finalidad de enviarles información comercial. No se cederán datos a terceros salvo obligación legal. Puede ejercer su derecho a acceder, rectificar y suprimir estos datos, así como ampliar información sobre otros derechos y protección de datos aquí.

Hitos de la Historia del Vino. Capítulo 7. La ley del vino es imprescindible

  • Redacción
  • 2012-11-01 09:00:00

capítulo 7: El vino es exclusivamente zumo de uva fermentado. Esto que nos parece tan lógico en su día provocó dolores de cabeza y de hígado a bebedores y Administración.


Maximiliano I de Habsburgo (1459–1519), que desde 1508 fue emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, en los libros de texto del colegio sobre todo aparecía como unificador de Austria. Lo que no sabe casi nadie es que también fue el fundador de la legislación internacional del vino.
En enero de 1498, Maximiliano convocó al Reichstag en Friburgo. Allí acudió todo lo que tenía rango y nombre: nobles electores, arzobispos, duques, condes, el rey de Hungría y muchos más. El Ayuntamiento subió los precios del vino, los alimentos y el alojamiento. Una sabia decisión, pues el rey Maximiliano y su esposa Bianca María Sforza llegarían con seis meses de retraso a la ciudad, mientras los ciudadanos y taberneros contaban alegres sus ganancias: entonces, en el Reich el consumo de vino por cabeza llegaba hasta los siete litros por persona y día, y un alemán medio deglutía 120 litros de zumo de vid al año: ¡seis veces más que ahora!
El Reichstag comenzó el 20 de julio y duró hasta mediados de agosto. El calor era sofocante en el estrecho edificio del Ayuntamiento (llamado Gerichtslaube) y mucha la sed de los allí sentados. Para refrescarse, el concejal hacía circular grandes jarras de vino. Y pasó lo que tenía que pasar: en lugar de romperse la cabeza con asuntos como la consolidación del orden público, los créditos para la guerra contra los turcos o contra Francia, el fortalecimiento de la Justicia del Reich o el problema de los suizos rebeldes y separatistas -a los que les importaba un bledo el Káiser y la Corona, y que un año después de la batalla de Dornach le darían definitivamente la espalda al Reich-, lo que más quebraderos de cabeza les causaba a los señores consejeros era el vino, que también fluía generosamente en los bailes y banquetes del recién terminado Kornhaus. Porque los taberneros y comerciantes de vino no eran tontos: las mejores calidades se quedaban en la bodega, y a los sedientos comensales les servían zumos adulterados con todo tipo de ingredientes. Pero los adulteradores de Friburgo habían hecho la cuenta sin contar con el tabernero, o mejor dicho, el rey, que no solo sufría bajo la triste calidad del vino, sino también porque ninguna de sus propuestas políticas encontraba aprobación. El Congreso amenazaba con convertirse en una auténtica debacle para el monarca. Pero Maximiliano tuvo una idea brillante: hizo elaborar una Ley del Vino, que enseguida fue aprobada por unanimidad. Los únicos opositores recalcitrantes, los suizos, hacía tiempo que habían abandonado el Congreso: habían tenido que irse a segar, pues el heno es más importante que la política.
No hay mal que por bien no venga: si los participantes en el Reichstag de Friburgo no hubieran tenido que pagar el disfrute de unos vinos adulterados con ardores de estómago y dolores de cabeza, en lugar de con monedas contantes y sonantes, el país vinícola que es Alemania hoy no podría enorgullecerse de haber sentado las bases de la legislación del vino moderna -por cierto, mucho antes de que en 1516 entrara en vigor la normativa de pureza de la cerveza, citada con mucha más frecuencia-, pues hasta esa fecha la reglamentación del vino se ceñía casi exclusivamente a proteccionismo y normativas de plantación.

Maximiliano I de Habsburgo, conocido como “el último caballero”, nace el 22 de marzo en Wiener Neustadt (unos 50 kilómetros al sur de Viena). Sus padres son el emperador Federico III y Leonor de Portugal y Aragón.

Maximiliano sucede a su padre como Rey de Romanos y es oficialmente coronado Emperador en 1508.

En el Reichstag de Friburgo se aprueba la primera Ley del Vino (alemana). Entre otras cosas, prohíbe el añadido de sustancias dañinas, obliga a los vendedores a informar a sus clientes sobre barricas tratadas con azufre y establece multas para el incumplimiento de sus reglas.

El duque Guillermo IV de Baviera establece la norma de pureza de la cerveza junto a los decretos nacionales.

El káiser Maximiliano I de Habsburgo muere el 12 de enero poco antes de cumplir los 60 años en el pueblo de Wels (Alta Austria). Su tumba se encuentra en Viena, su ciudad natal

>> En el próximo capítulo:
El mundo aún tendría que esperar 400 años más para una ley de protección de la calidad de vino (y no de su procedencia).

enoturismo


gente del vino