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Caserío de Dueñas. Estreno en blanco

  • Redacción
  • 2005-07-01 00:00:00

Caserío de Dueñas es una histórica finca de Rueda que ha cobrado nueva vida con un ambicioso proyecto: el bosquejo del enoturismo en la casona, la realidad de las mejores uvas en la cepa y, al fin, dos deliciosos blancos en la copa. Hijos de Antonio Barceló nació en Málaga en 1876, y hoy se encuentra entre los diez principales grupos bodegueros españoles. Después de un siglo dedicada a los vinos dulces sureños, la firma inició un ambicioso plan de expansión por las principales zonas vitivinícolas de España. Así vio la luz el éxito que ha supuesto el eje de la casa, la inconfundible e internacional botella de Peñascal (Valladolid) en los años 70. Y después Bodegas Viña Mayor (D.O. Ribera del Duero) en 1986, Bodegas Palacio (fundada en 1894 y con D.O.C. Rioja) en 1998; Finca Anzil (D.O. Toro) en 1999 y Finca Caserío de Dueñas (D.O. Rueda) en el año 2000. El recorrido, un camino tan sólido como fulgurante, es un cúmulo de experiencia y un derroche de vitalidad que les permite mimar con pleno conocimiento al nuevo retoño, la bodega de Rueda, el altar de la delicada Sauvignon Blanc y la cuna idónea para la explosión tropical de la Verdejo. No hay más que contemplar el campo -las espalderas bien orientadas que se pueden regar por sectores, cuando el inclemente verano castellano lo requiere- y la restauración de la vieja casa de labor que va recobrando su antigua vitalidad, con un proyecto arquitectónico que respeta el tipismo, que revive el esplendor de la piedra, la calidez de la madera y el alma de lo que fue una gigantesca finca activa, dinámica, productiva y autosuficiente. Cuando la restauración esté concluida, Caserío de Dueñas contará en la casona principal con una zona social y de cata y habitaciones para acoger a los visitantes. Experiencia hostelera les sobra desde que, como precursores del enoturismo, inauguraron en La Rioja su acogedor hotel en la bodega Cosme Palacio. Aquí, en Rueda, el cuidado está garantizado por la estructura de la bodega, al estilo «chateau», en el centro de una finca de 380 has. donde alternan bosquecillos, riachuelos, uvas tintas en las tierras altas, para elaborar Peñascal, y 60 has de blancas en las zonas llanas. Se deja sentir la atención directa de los gestores de la firma: Enrique, en la Dirección general; Javier, en la dirección comercial; y Carlos Barceló, al frente de la producción, de la obra y la elaboración. ¿Qué es la integración vertical? Todo empezó por la plantación de clones elegidos con sabiduría por el responsable de los viñedos, Miguel Ángel González, que forma parte del equipo de Philippe Dardenne, el enólogo de la firma. La extensión y la diversidad de la finca les ha permitido distribuir las cepas adecuadas a cada suelo, sea arenoso, arcilloso o pétreo, y plantarlas en colinas, en laderas con diferente orientación, más o menos asoleadas, que determinan microclimas sensiblemente diversos. De ahí que, con el cuidado puntilloso que merecen, las uvas, vegeten en el territorio más adecuado a cada variedad y se vendimien y se vivifiquen en depósito pequeños, por parcelas, en la fecha exacta, cuando alcanzan la perfecta madurez. La idea de la empresa era completar su ya amplio catálogo con un gran vino blanco acorde a los puntales de la filosofía de la casa, es decir, alta calidad y precios razonables. Y la forma de evitar oscilaciones de una y otro, cada vendimia, es disponer de materia prima propia y de un concienzudo proyecto de integración vertical, es decir, un control minucioso a través de todos los pasos del proceso, desde la tierra y la uva hasta la botella y el etiquetado. La plantación, que nació con el siglo, ya está apta para presentar en sociedad sus frutos. Las dos variedades, Verdejo y Sauvignon, están en la calle desde este mes. Durante sesenta días durmieron sobre sus lías en el depósito, para extrarer intensidad y complejidad. Campos de Orión Sauvignon tiene un tono pajizo, frescura cítrica y profundidad mineral. La Verdejo 2004 luce tonos verdosos y sensuales recuerdos de guayaba y papaya. Pero, ante todo, han satisfecho los deseos de sus creadores: son vinos para acompañar con brillantez, para enriquecer con elegancia todo un menú. Y es que, aunque los diseñadores lo olviden, el vino es para comer. Caserío de Dueñas Villaverde de Medina (Valladolid) Oficinas Centrales: C/ Julián Camarillo, 6. A-Bajo 28037 Madrid Tel. 91 500 60 00 Fax 91 500 60 07 www.habarcelo.es E-mail: habarcelo@barcelo.es

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