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Francisco Gómez: Viaje al Mediterráneo interior

  • Redacción
  • 2009-11-01 00:00:00

Una plaza abierta sembrada de acebos y camelios presidida por la fachada de un palacio andaluz abraza la bodega, la almazara, el faro, una capilla rupestre, un helipuerto y la escultura de un racimo diseñada por Alberto Corazón que también viste las etiquetas de algunos de sus vinos. Mientras el sueño se ponía en pie, por allí pasaron César Pelli, el arquitecto que alzó las Petronas, Ricardo Bofill y un puñado de figuras estelares. Al final, el propietario, Francisco Gómez, se armó de papel y lápiz y diseño a capricho, con talante juguetón y desprejuiciado el puzle que da imagen a la bodega, la almazara, la vinoteca y hasta al futuro hotel. El concepto del vino de la bodega se basa también en su criterio personal, que resume en una palabra: calidad. Pero para realizarlo sí que delegó en un experto tan sensato como atrevido, Juan Huerta, un enólogo bregado y experimentado por más de 30 años en Burdeos, en Suiza y en esta zona fronteriza de los secanos mediterráneos de Almansa, Jumilla o el Alicante interior; un amante de la local Monastrell, abierto y entusiasta frente a esta experiencia sin cortapisas, sin prejuicios, sin tiempo, sin estrecheces. ¿Mediterráneo o bordelés? Así planificó el viñedo desde 2004 de modo que plantaron variedades nobles -Verdejo, Sauvignon Blanc, Graciano, Cabernet Sauvignon, Syrah, Merlot...- y compraron o arrendaron en los alrededores viñas añosas de Monastrell. Y lo cuida con la más vanguardista tecnología: dendrómetros para controlar la humedad, fotos de satélite para comparar parcelas, medidores de la masa foliar para decidir cuánta uva ha de permanecer en cada cepa y cuánta hay que eliminar en la poda en verde para no superar los 5.000 kilos en espaldera o los 2.000 en la viña en vaso. Con el mismo criterio vistió una bodega práctica, pulcra, sin tolvas, puesto que toda la uva pasa por mesas de selección, y con depósitos chatos y comedidos, refrescados con la camisa en la parte inferior para poder elaborar pequeñas cantidades de uva por separado. Uva que llega en condiciones óptimas porque la blanca se vendimia de noche y la tinta cuando el sol apenas sonrosa el horizonte y se refleja en el cobre de las fachadas. Se enfrían con nieve carbónica y en esa atmósfera inerte maceran hasta la fermentación. Después todos los tintos se crían sin prisa en barrica y en botella. El mundo allá abajo Los 1.200 metros de bodega se duplican en la profundidad donde la sala de barricas atesora un muestrario de las mejores maderas y tonelerías del mundo. Y son los propios toneleros, algunos excelentes catadores, quienes en sucesivas visitas van afinando, junto a los enólogos de la casa, la cuna que conviene a cada vino, a cada proyecto. A pesar de la juventud de la bodega, las 1.300 barricas que se emplean para la segunda fermentación y la crianza ya empiezan a renovarse. El botellero, los ordenados e infinitos jaulones se prolongan hasta la sala de crianza del Fondillón, un altar donde ensalzar las virtudes de esa exquisita, recóndita y golosa elaboración de Monastrell sobremaduro que durante siglos fue gloria y fama internacional de la zona y desde el pasado año se elabora en la casa. Mas allá se extiende un laberinto de nichos enrejados donde los clientes pueden reservar sus selecciones de vino y acudir cuando quieren y con quien quieran, a retirarlos o degustarlos en alguno de los salones frente a un menú preparado para la ocasión. En la copa, el Fruto Noble, la primera elaboración, de 2004, caprichoso coupage basado en Syrah y Monastrell que después de un año en barrica preserva todo su carácter frutal. O el Serrata, que salió en 2005 y sorprende por los modales afrancesados, complejos y domados a lo largo de 18 meses en barrica, que le confiere la sabia combinación de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Petit Verdot, Merlot y el pícaro toque sureño y soleado de Monastrell. Uva que se muestra varietal en el rotundo Boca Negra. Degustarlos junto al jamón y al tocinito entreverado que se cría en la finca bien merece una visita. Bodegas Francisco Gómez Finca La Serrata Carretera de Pinoso km. 9 03400 Villena (Alicante) Tel. 965 979 195 www.bodegasfranciscogomez.es

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