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ENATE: Y el vino se hace arte

  • Redacción
  • 1997-10-01 00:00:00

Una bodega del Siglo XXI que ha llevado su concepción del vino como obra de arte hasta las últimas consecuencias
y situado la D.O. Somontano en el cenit de su prestigio

Enate es ya un nombre mítico en una zona, Somontano. Creada en 1991 por la familia Nozoleda Arenas, ha pasado de la nada a la más absoluta de las grandezas, en una pirueta tan sorprendente como poco aplicable a otras Denominaciones de Origen. Pero en Somontano estaba todo por hacer. Partir de cero tenía el aroma de la aventura irreversible, el aliciente de un futuro despejado, la ventaja de ningún pasado que lastrase el proyecto vanguardista de la bodega. Y así, con audacia, en tan sólo seis años, “Viñedos y Crianzas del Alto Aragón” ha lanzado al mercado vinos de soberbia factura que han supuesto el lanzamiento de una zona, “al pie de la montaña”, donde el cielo claro y limpio del Mediterráneo se fusiona con los aires húmedos que llegan del Cantábrico.

Una bodega de Arte y Diseño

Y es que en “Viñedos y Crianzas del Alto Aragón” no se andan con chiquitas: una bodega prodigio, de geométrica funcionalidad, obra del arquitecto Jesús Manzanares; un viñedo con 275 ha. donde se cultivan las variedades más prestigiosas del mundo; sonetos de Shakespeare para promocionar sus vinos; etiquetas ilustradas con pinturas originales de artistas tan prestigiosos como Antonio Saura, Víctor Mira, José Manuel Broto, José Beulas y Vicente Badenes. Y diseño, mucho diseño. Se le nota a esta novísima bodega, ubicada en las faldas del Pirineo aragonés, la impronta de sus fundadores, profesionales liberales de espíritu cosmopolita y gustos refinados. Hay en su planteamiento una sutil mezcla de paisaje centroeuropeo con aire latino, luminoso y audaz, que se reflejan nítidamente en todos sus vinos.
Constituida en 1991, la bodega nace con la idea de elaborar sólo vinos de altísima calidad, en producciones limitadas y perfectamente concebidas hasta en sus mínimos detalles. Las instalaciones son ultramodernas, con todos los adelantos técnicos, una excelente plantilla que cuenta entre sus miembros con el enólogo Jesús Artajona, más de un centenar de barricas nuevas de roble americano y francés.

Privilegio de los Grandes Vinos

No posee Enate una gama muy amplia de vinos, pero sí escogidos, verdaderas joyas de buen gusto. Desde su rosado de Cabernet sauvignon de nariz intensa, muy afrutada (frambuesa, arándanos), pleno, carnoso, ágil y vivo, hasta sus blancos jóvenes de Macabeo y Chardonnay, frescos e intensos, con el nervio de una acidez ajustada, o Gewürztraminer con el marcado carácter especiado de esta variedad alsaciana (“würzing”, especia, en alemán). Pero sobre todo destaca su blanco elaborado con uva Chardonnay fermentado en barrica nueva de roble francés: aroma intenso en el que destaca la madera con sus notas tostadas y de vainilla cubriendo una frutosidad melosa que recuerda el pomelo y los frutos secos. Muy sabroso y equilibrado, es largo y vivo en boca, con un final en el que destaca, de nuevo, su estancia en el roble. Un vino modélico destinado a ganar complejidad con el tiempo.

El esplendor del Cabernet

Su tinto crianza a base de Tempranillo y Cabernet sauvignon es otro ejemplo de vino actual bien diseñado, con el toque exacto de madera -nueve meses en barricas de roble americano y francés- que enmarca su complejo aroma frutal (grosella, arándano, mora). Pero donde la nota alcanza el sobresaliente es con su Reserva de Cabernet sauvignon, un vino de altos vuelos en el que la más noble de las variedades, tras un año de crianza en roble francés, y su posterior clarificación con albúmina de huevo, ofrece sus argumentos más contundentes: color granate muy cubierto, amplio y complejo abanico aromático en el que es fácil distinguir las frutas compotadas (moras, grosellas), el sutil fondo especiado (vainilla, pimienta, laurel) realzado por el sugerente recuerdo balsámico que, en conjunción con el roble, refresca las sutiles notas de humo, vainilla y cedro. Carnoso, suave, tánico, tiene el punto adecuado de acidez como para permitir una buena evolución en botella. Y el valor añadido de una exquisita presentación que incluye en la etiqueta un cuadro del pintor José Manuel Broto. Vinos privilegiados del Somontano hechos para paladares afortunados.







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