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Clásico revolucionario

  • Redacción
  • 2002-02-01 00:00:00

Por el Aula Marqués de Arienzo han pasado mas de 5.000 profesionales. Ese conocimiento generosamente impartido es aún más perdurable que el recuerdo de la mejor copa, es un regalo de la bodega en beneficio del vino y de los bebedores.

cuando Domecq desembarcó en La Rioja, hace casi treinta años, en 1973, apareció en esta zona tan tradicional, revolucionando el territorio y el comercio. La llamada Compañía General de Viñas se hizo así con 1.700 has. de terrenos, más de cuatro mil escrituras de minifundio variopinto, y viñedos de edades y estados muy diversos. Poco después llegaría el actual director, Manuel Villegas, a acometer una profunda reestructuración. Con una cabeza bien estructurada, con su indeleble acento jerezano y con sus hijos, aún niños, que se han hecho aquí hombres y mujeres.
Por aquel entonces Domecq Rioja estaba participada por la banca, y el primer paso de la reestructuración consistió en adquirir el 100% de la empresa y en seleccionar rigurosamente las parcelas de mayor calidad para crear una propiedad racional, concentrada en el terreno. Se diseñaron así las 300 has. actuales, divididas en tres pagos: Monjes, Assa y Castejones, tres viñedos que a lo largo de estos años han alcanzado su madurez, su plenitud, y que mejoran vendimia tras vendimia.
El maestro Emile Peynaud, el mítico enólogo francés, colaboraba con Domecq en México, y formó aquí un estricto panel de cata presidido por José Ignacio Domecq, padre e hijo, con una pléyade de rigurosos críticos y conocedores en la misma medida del propio vino, de la competencia, de las tendencias del mercado y de las preferencias de sus clientes. Ellos han venido seleccionando desde la vendimia del 75 hasta la última, la del 2001 que promete entrar en el cuadro de las añadas históricas.

El sentido de la medida
La historia es aquí una sucesión de esos años y de sensatas ampliaciones. La bodega, que ya había nacido cumplidita, incrementó en un tercio su capacidad original hasta los 26.000 litros, para sustentar la filosofía clásica del Marqués de Arienzo, el aprecio por los reservas y grandes reservas.
Antes habían inaugurado una revolucionaria linea de trasiegas y de limpieza de barricas que, poco a poco, se ha ido incorporando en todas las grandes bodegas de dentro y fuera de la región. Y esa facilidad para trasegar sin esfuerzo entre dos operarios, sin peligro de que se oxide el vino y con la garantía de mantenerlo siempre cuidado y limpio ha sido un puntal en la calidad del vino, algo que se refleja en la copa y en la edad que pueden alcanzar las botellas en perfecto estado.
Ese es uno de los rasgos distintivos de sus vino. El otro es la procedencia y la elaboración. Mínimos detalles que establecen grandes diferencias son, por ejemplo, el empleo de las levaduras autóctonas, a ser posible las de la propia uva, o sus hermanas bien criadas si han disminuido mucho por los tratamientos fitosanitarios. O la provisión de uvas de viñedos muy viejos y bien tratados como el de Olegario, el abuelo de Gerardo, el enólogo, que ya heredó su viña de los antepasados y viene mimándola con sus manos toda la vida. Con su ayuda se completa la elaboración de sus Crianzas, Reservas, Grandes Reservas y Reservas Especiales.

Crear escuela
Pero la dedicación de la bodega no se limita a la elaboración y crianza del vino sino que se redondea con una labor propia, original, con un generoso trabajo didáctico. La bodega cuenta con una preciosa y confortable residencia: diez cálidas habitaciones, un comedor luminoso, una cocina en la que Carmen Valdés borda las patatas con chorizo a la riojana, un asador al aire libre, amplios salones donde chisporrotea el fuego de la chimenea y, en fin, todo lo que el viajero puede desear. En ese paraíso acoge a sus visitas pero, sobre todo, a los participantes en el Aula Marqués de Arienzo.
Por allí han pasado a lo largo de diez años más de 5.500 profesionales de la hostelería o el comercio de vinos. De la mano del enólogo Gerardo Ruiz y de maestros como Rafael Ruiz Isla recorren los caminos de la cata y los vinos en lecciones inolvidables, una enseñanza que es un impulso para seguir aprendiendo y una garantía para aconsejar a sus clientes.

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