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Bodegas Paco García. Rioja, todo por inventar

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  • Redacción
  • 2016-01-25 11:28:09

Los García han sido viticultores durante generaciones en Murillo de Río Leza, un pueblo riojano orillado entre la sierra y el valle, en confluencia del río Jubera y Leza. Ellos vendían su uva a la cooperativa local, que fue la primera de La Rioja, y sobre todo, a la bodega más famosa de la zona, Marqués de Murrieta. Así han conocido, vendimia a vendimia, los avatares, el ritmo pendular del valor de la vid en La Rioja. Su despegue estratosférico basado en la fama de los años setenta, la plantación apresurada para aprovechar el tirón, y en los noventa, la devaluación, las negociaciones ruinosas para los viticultores. Por entonces decidieron que no podían depender de la demanda de las bodegas; que su trabajo, siempre cuidadoso, no podía pasar de 500 a 30 pesetas, y que la valoración sería la que ellos mismos fueran capaces de aplicar a su materia prima. Es decir, los padres y el hermano mayor, ya en edad de sumarse a la empresa, decidieron montar su propia bodega, imprimir su huella en el vino de principio a fin. Y así nació Francisco García Ramirez e Hijos S.L.

 

Pero el hombre propone y... El tiempo ha jubilado al padre, Paco, y les arrebató en un accidente al hijo mayor. Por esos vericuetos el hermano pequeño, Juan Bautista, con apenas 21 años, tomó las riendas del futuro de la casa. Eso sí, junto a su compañera, Ana Fernández Bengoa, que ya se dedicaba al marketing y exportación de vino mucho antes de que las flechas de Cupido los unieran. Desde entonces, Ana y él viven de, entre, con, para, sobre, entre… la bodega. Y no porque les robe el tiempo, sino porque les estimula la creatividad, porque les hace bullir la mente, la sensualidad, porque hace brillar sus ideas renovadoras.

 

I + D + I

La madre de todas las ideas ha sido una duda metódica: ¿Por qué no aplicar al vino, a la bodega, los principios y la actitud que han hecho evolucionar, e incluso han revolucionado, la gastronomía en los últimos tiempos? Y la primera respuesta pasa por asociar uva y placer. La viticultura, el trabajo del agricultor siempre ha venido siendo una empresa separada que acaba en la vendimia, mientras que debería entenderse en función del vino, del placer de quien lo va a beber, que es, al fin y al cabo, lo que justifica y costea todo el proceso.
Para redondear el proyecto de vinos sumaron a su Tempranillo 10 hectáreas compradas a CVNE bajo la sierra, que se suman a otras 7 plantadas de Maturana Tinta y al descubrimiento de su tío Patxi, la Tempranillo Blanca, que apareció como mutación en una de sus cepas y que ahora son 7 hectáreas que ya están a punto para convertirse en vino.

 

El proceso

La filosofía de la casa pasa por la vendimia manual, y no por lo que pueda notarse en el vino, sino por lo que la máquina pueda dañar al viñedo. La uva llega en cajas o en remolques de 4.000 kilos y mucha se recoge en una viña que es un jardín experimental en torno a la casa-bodega. Casa por fuera y bodega por dentro, ya que detrás de su aspecto acogedor, su patio florido que la madre cuida con mimo, su medida humana, se ahonda 12 metros bajo tierra en busca de la temperatura natural estable y óptima para el vino. Son dos plantas subterráneas, una dedicada a la elaboración y otra a la crianza y otros variados experimentos, “microelaboraciones y miniexperiencias”, en cemento oval o en cubas de roble troncocónicas invertidas. ¿Por qué invertidas? Para que durante la fermentación el sombrero tenga mayor superficie. Parece tan lógico como que la tierra es redonda, pero hasta que no llegó Colón... También han comprobado que los tanques de acero producen reducción por la falta de oxígeno. Para evitarlo, quieren volver a las vasijas tradicionales de hormigón y barro que no producen desequilibrio electroestático.

 

El equipo

Juan Bautista trabaja codo con codo con un biólogo cordobés, Pan, que se ha afincado aquí, como enólogo y en el trabajo y la investigación del campo. Lo que sale de ese tándem -o mejor, de esa simbiosis- que completa las ideas de Ana y su conocimiento del mercado y la labor y la fe de su hermano Quique son experiencias sorprendentes. Como un monovarietal de Garnachas de altura que no se puede hacer cada cosecha porque no siempre madura lo suficiente. O las concienzudas comparaciones en cata ciega del efecto del roble americano o francés, y ¿por qué no? del castaño en lugar del roble, o del barro en busca de una frescura explosiva. Toda una tentación para el amante del vino. Todo un reclamo para quienes aún no lo son, porque esos son su público, al que quieren llegar para quebrar la fatídica línea descendente del consumo de vino en este país, mayor productor del mundo. Para lograrlo están elaborando vinos modernos, complacientes, sociales, golosos, sorprendentes, aromáticos… Vinos plenos para los sentidos, buenos compañeros de mesa y que no asusten al paladar ni al bolsillo.

De esa forma se entienden y se aprecian en las catas nacionales e internacionales y así, tanto el Crianza como el Paco García Seis o el Beautiful Things, logran medallas y reconocimientos allá donde aparecen.

La mano del padre es la imagen de la bodega, su etiqueta. La imaginación, el cuidado, la investigación sin líneas rojas que la frenen son la verdadera huella de la bodega. La huella de un camino hacia un largo futuro.


Bodegas Paco García
Ctra. Ventas Blancas, s/n
26143 Murillo de Río Leza
La Rioja (España)
Tel. 941 432 372

www.bodegaspacogarcia.com
Twitter: @PACOGARCIAWINES
facebook.com/bodegaspaco.garcia

 

 

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