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Josep Masachs, punto y seguido

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  • Ana Lorente
  • 2020-01-27 00:00:00

Cien años han trasformado el paisaje y el entorno, pero han afianzado la bodega y su fe en el futuro con una estrategia sólida y vanguardista: vinos con identidad que representen el Penedès y la historia de la familia.


La primera imagen en sus cavas fue la iconografía de su apellido: mano y sacos. La que estrenan al cumplir 100 años recupera esa idea de forma más moderna y conceptual, símbolo de continuidad de la historia de una familia que se cuenta entre los viticultores históricos de Vilafranca que comenzaron a elaborar sus uvas antes de que el crecimiento de la villa fuera llevándose las bodegas a la periferia. La familia Masachs ya elaboraba cava en el primer tercio del siglo XX, regida por Josep Masachs Llorach. Allá por los cincuenta fue su hijo, Josep Masachs i Juvé, quien constituyó la empresa y empezó a comercializar sus cavas. Los hermanos Joan y Josep marcaron la continuidad y definieron el crecimiento superando los tiempos de crisis a base de ampliar los canales de exportación, hasta el punto de que viajaba al extranjero el 90% de su producción. Los Masachs situaron su nueva bodega en la Finca Monsarra, en Torrelles de Foix (Alt Penedès), pero sobre todo entre viñas, para agilizar y perfeccionar el control de la vendimia. La construccion reproducía el aspecto clásico de una masía. Así se conserva, pero en los últimos tiempos el interior se ha vestido con tecnología actual y práctica, y con principios radicales de investigación y calidad.

El Penedès, la tierra
Allí, en lo que sigue siendo una bodega familiar, nace la obra de una nueva generación, la cuarta de la familia, que está marcando una nueva filosofía en la que se sacrifica el volumen buscando ensalzar la calidad para que cada botella sea una muestra y una exaltación de las cualidades del Penedès: Álex Ruiz Masachs, CEO y enólogo, se encarga de la estrategia de la empresa y, mano a mano con los agricultores, desarrolla las nuevas gamas de producto mientras cuida de su proyecto personal, Els Vinyerons, vinos naturales que ya tienen un puesto en los mejores restaurantes. Laura Masachs, su mano derecha, se encarga de que todo funcione en el día a día. Todo ello, bajo la atenta mirada de Joan Masachs, director y cofundador, siempre pendiente de que no se escape ningún detalle.
A las 30 hectáreas de viñedo propio suman las de numerosos viticultores seleccionados desde hace muchos, muchos años, de forma que han conservado métodos tradicionales –como la vendimia manual– y a la vez han ido adecuando sus cultivos hacia el modo orgánico, que la bodega considera, con buen criterio, que es la primera forma de honrar, lucir y preservar su tierra. Para ello, han puesto en marcha una concienzuda línea de investigación con experiencias de microvinificaciones por parcelas, por localizaciones, que se van convirtiendo en nuevas marcas, en nuevas versiones del cava y en nuevos vinos tranquilos.

La innovación, hacia el cielo
La segunda forma de lucir su tierra es potenciar las uvas autóctonas Parellada, Xarel·lo, Macabeo y Trepat. Para las nuevas elaboraciones solo se ha perdonado, entre las uvas foráneas, a la Chardonnay. Sumada ya en los años ochenta al coupage clásico de Macabeo, Parellada y Xarel·lo para crear el elegante Carolina Masachs Brut Nature, un cava de larga crianza con una personalidad única que la bodega va a relanzar este año con una nueva etiqueta de papel reciclado y con uva proveniente de unas viñas espectaculares trabajadas junto con Penedes500.
Pero no solo se honra al terreno. La Mítica es un nuevo cava que reivindica el papel protagonista de su abuela, omnipresente en la historia de la bodega. Un proyecto llevado a cabo por mujeres de gran personalidad, inolvidables y valientes, como ella, cuyo resultado es un cava reserva orgánico, vegano, con un licor de expedición muy especial y una etiqueta rompedora. De producción limitada, aparece de momento en sus versiones Brut Nature, Brut y Rosado.
Mientras, se renuevan tanto el edificio de bodega como la imagen y la comunicación a través del logotipo, la web o el vestido de sus botellas, siendo una de las bodegas que han invertido en incorporar maquinaria para envolverlas con sleever con un resultado tan pulcro como llamativo. Una vorágine que también los está llevando a adecuar las instalaciones para ofrecer en unos años experiencias enoturísticas. Es la nueva visión de un equipo actual con la sabiduría familiar de cuatro generaciones a sus espaldas. Imparables.

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