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Grupo Pesquera: El Vínculo.

  • Redacción
  • 2012-07-01 09:00:00

Alejandro Fernández necesitaría un biógrafo de cabecera para seguir día a día lo que urde y pone en pie.

Imparable, ese es su estilo, su vitalidad, capaz de recorrer en el mismo día hasta tres de las cuatro bodegas que componen el Grupo, desde la casa madre en Pesquera, su pueblecito burgalés -del que tomó el nombre y que gracias a ello tiene un lugar de honor en el mapa- hasta la incursión en La Mancha, en el paisaje del Quijote, bajo los blancos molinos de Campo de Criptana. Pero los pies le llevan mucho más allá, de vez en cuando a México, donde la marca es muy apreciada y a través de distintos eventos se ha abierto un camino de rosas entre el público femenino, al que es tan difícil acceder. El otro potente mercado es el norteamericano, el que encumbró la marca desde su nacimiento hace casi 40 años. Y allí acuden el protagonista y sus vinos, ya sea para epatar a Parker, para celebrar las altísimas puntuaciones que le concede, o para mostrarlos en catas en los restaurantes del famoso chef español José Andrés y en las ferias y exposiciones a las que acude cualquiera de las denominaciones de origen de alguna des sus bodegas.




Lo que hay detrás
Con ese apretado programa, con esa vida pública absorbente, cualquiera pensaría que no hay tiempo para más, pero siempre está detrás el día a día callado de las viñas que crecen y maduran, los vinos que se crían en la oscuridad, las nuevas ideas que van fermentando hasta presentarse en sociedad. Así ocurrió con el proyecto que ha transformado un abandonado edificio industrial en el centro de Peñafiel, a la sombra del castillo, en el deslumbrante Hotel Pesquera, un refugio ideal para adentrarse en el mundo del vino y en el conocimiento de la Ribera del Duero. Poco más de 40 habitaciones y suites decoradas con elegante eclecticismo en torno a enoteca, biblioteca, cava histórica y relajante spa.
No muy lejos, en Dehesa La Granja, ha ido afianzándose la oferta enoturística, catas de vino seguidas de sabrosos menús en los que se lucen los productos propios de la finca, desde los garbanzos a los embutidos. Y es que el amor a la tierra no se limita a la viña, sino que pasa por otros cultivos y crías, y por la cuidada restauración o diseño de los edificios: Pesquera, Condado de Haza, esta arquitectura rural que es Dehesa La Granja y el aire manchego en El Vínculo, junto a la vía de un tren que rememora lejanos tiempos de gloria para la zona.

Cepas viejas para vinos nuevos
La gloria revive ahora en forma de nuevos vinos. Eva, la hija menor, la enóloga que trabaja codo con codo con Alejandro, ha incorporado novedades, como el roble francés de las barricas, y ha puesto en pie locuras de este creador tan sensato, por ejemplo el nuevo Alejairén, un blanco monovarietal de uva Airén, que a veces resulta tan monótona en la zona y que en sus manos busca la altura y la profundidad de un Borgoña. ¿Cómo? A base de cepas viejas y avaras de la tierra seca de La Golosa que apenas dan dos kilos de uva, de una fermentación como ellos suelen, “de oído”: escuchando las cubas y refrescándolas con una cortina de agua si hiciera falta. Y después con tiempo, con año y medio de barrica. La sorpresa, la admiración de cuando nació El Vinculo de Tempranillo se repite con creces. ¿Qué será lo siguiente?


El Vínculo
Avenida de Juan Carlos I, s/n
13610 Campo de Criptana (Ciudad Real)
Tel: +34 926 563 709
www.grupopesquera.com

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