- Antonio Candelas
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- 2023-12-06 00:00:00
Entre los hitos más importantes de Bodegas Riojanas, cuya fundación data de 1890 en Cenicero, está el nacimiento hace 90 años de Monte Real, un vino precursor de los hoy reconocidos vinos de paraje. Una historia que lo sitúa en la cúspide de la diferenciación.
A l llegar a Bodegas Riojanas nos encontramos con un emocionante vestigio del pasado que certifica la relación que la familia Frías-Artacho tenía ya con la viña allá por el año 1799. Una puerta de piedra por la que se accedía al viñedo El Cerrado –cuyo año grabado da testimonio de este vínculo centenario– luce orgullosa y eterna dando la bienvenida a todo aquel que quiere explorar la historia de delicioso apego de esta familia de Cenicero con el vino y Rioja.
No sería hasta 1890 cuando, tras haber logrado un año antes un galardón tan importante en la época como la Medalla de Oro en la Exposición Universal de Barcelona, los Frías-Artacho decidieron lanzarse a la creación de la bodega bajo el precepto inalterable a lo largo de las décadas de máximo respeto a la viña. Un pilar fundamental con el que han llegado a nuestros días y sobre el que en su momento nació Monte Real.
El Monte, paraje inspirador
En esta apasionante historia centenaria hay que destacar el año 1933, cuando Román Artacho, alma irremediablemente inquieta y emprendedora de Bodegas Riojanas, encargó al enólogo francés de la casa, Gabriel Larrendant, la elaboración de un vino diferente que de alguna forma explorara otra manera de expresar el estilo riojano y se convirtiera a su vez en el icono de la casa bodeguera. Ante aquel reto innovador y –por qué no decirlo– arriesgado, Gabriel apostó por un único paraje llamado El Monte que además acabaría dando nombre al vino. Ubicado en Cenicero, en plena Rioja Alta, aquel lugar de viñas de tierra arcillo-calcárea con canto en superficie y a una altitud que rondaba los 500 metros sobre el nivel del mar, era perfecto para que la maduración pausada de las uvas mantuviera la personalidad del entorno y pudiera asumir la crianza y afinado en bodega.
La nueva concepción del vino, cuyo origen ponía el foco en un solo paraje y además el nombre del lugar se trasladaba a la etiqueta del vino, abría un camino desconocido por aquel entonces en Rioja. Un concepto que con el tiempo ha demostrado ser una bonita manera de fijar la identidad de un lugar amplificada con el paso de las décadas por el conocimiento y las mejoras técnicas implantadas tanto en campo como en bodega.
El futuro de un icono
La eternidad de un icono se forja a través del dinamismo, y Monte Real se ha mantenido fiel a su ADN vanguardista para ir adaptándose a las diferentes realidades del mercado y al talento vitícola y enológico. Esa vanguardia ha bebido en todo momento de la viña y hoy lo sigue haciendo a través de parcelas míticas que en algunos casos pueden alcanzar los 120 años de vida. De esta manera, la familia Monte Real ha ido creciendo en los últimos tiempos con una enorme base de viñedo cualitativo: el Monte Real Cuvée, el monovarietal de Garnacha, el Tempranillo Blanco o el Monte Real Cepas Viejas son ejemplos claros de ese impulso de marca centrado en trasladar las particularidades del terruño a la copa.
Pero si queremos que el futuro sea consistente no debemos renunciar a la innovación y la sostenibilidad. Por eso Bodegas Riojanas ha trabajado para obtener en 2022 la certificación Wineries for Climate Protection, con el foco puesto en cuatro aspectos fundamentales de la sostenibilidad: la reducción de la huella de carbono, la eficiencia energética, la gestión eficiente del agua y la reducción de residuos. Otro de los puntos de ese desarrollo sostenible se ha centrado en el desarrollo de un enoturismo de calidad que enriquece el municipio de Cenicero con las 10.000 visitas que recibe la bodega al año. Y no podemos olvidar la creación de la Escuela de Viticultores, con la que se pretende fijar población y formar verdaderos profesionales de la vid.
Es hermoso pensar que el legado de aquella conversación entre Román Artacho y Gabriel Larrendant para la creación de Monte Real sigue hoy vigente: el origen al servicio de la innovación.
Bodegas Riojanas
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26350 Cenicero (La Rioja)
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