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Lambrusco: el vino que vino

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  • Redacción
  • 2014-05-29 11:26:50

Piano, piano, si va lontano. Bajo ese lema, pasito a pasito, han entrado en la mesa cotidiana del mundo entero alimentos, tragos, usos y costumbres de la vecina Italia. Y aunque nuestro país siempre ofrece resistencia a conocer y apreciar vinos foráneos, el Lambrusco, con su alegre versatilidad, va adquiriendo carta de naturaleza y ya no solo acompaña el menú joven en la trattoria sino que se entroniza en la mesa festiva y en la oferta habitual de todas las tiendas de vino. 

Desde la Vitis labrusca, la vid silvestre citada en los escritos clásicos de Virgilio, que el hombre supo domesticar obteniendo un vino de intenso color rosado o rubí, hasta llegar al Lambrusco, clásico y reinventado a la vez, que se ha exhibido con todos los honores en la reciente edición de Vinitaly, la más importante de las ferias del sector que se realizan en Italia, el Lambrusco ha evolucionado con un admirable sentido enológico y, por qué no, también comercial.

Los lambruscos se definen popularmente como espumosos de bajo grado alcohólico, ligeros, frescos y de perfumes agradables. Esas amables características los han colocado en la cima como el producto italiano más vendido tanto en la propia Italia como en el mundo entero.

Pero es precisamente ese éxito y esa versatilidad lo que ha venido produciendo la desconfianza o el voluntario olvido por parte de la crítica especializada. La respuesta de las siete denominaciones de origen que tutelan su producción no se ha hecho esperar: la inversión en investigación, en cuidado del campo, en innovación de bodegas y en control, desde las variedades hasta la copa, han dado origen a un abanico de lambruscos que rebasa con creces sus humildes orígenes de vino familiar y de hostería.

Los productores de Módena y Reggio Emilia, grandes y pequeños, han creído en su producto, en sus potencialidades y, con esfuerzo, inversión y trabajo han sacado a la luz la calidad del mejor lambrusco. Potencian con cuidado y conocimiento el vino base que hay detrás de ese milagro de la naturaleza que cada primavera produce la segunda fermentación, la alegre profusión de sus burbujas, desde el frizzante al spumante, de los que en los últimos tiempos elaboran nada menos que 35 millones de botellas anualmente.

Detrás están dos Consejos Reguladores, Consorzio Marchio Storico dei Lambruschi Modenesi y Consorzio Tutela e Promozione dei Vini Reggiani, que se encargan de encaminar esa evolución y la promoción de lo que elaboran seis denominaciones de origen y una indicación geográfica protegida.

Bodegas diseminadas por territorios que les aportan diferencias de variedades de uva y estilos históricos, de modo que hoy en día hay lambruscos para todos los gustos y ocasiones, para todos los bolsillos y para todos los públicos, aunque es importante saber que, por mucho que algunas etiquetas intenten confundir al consumidor, todo lo que se haya elaborado con un proceso de gasificado o edulcorado artificial deja de ser un verdadero Lambrusco.

Vinos jóvenes, con un bouquet entre afrutado y floral, una variedad de color entre el rosado y el rojo rubí, una agradable acidez y una moderada graduación alcohólica. Con un carácter común pero con personalidades distintas, con matices que diferencian a cada origen, cada productor y cada marca. Tintos y rosados, secos, semisecos, amabili y dulces, algunos frizzanti y otros spumanti.

 

Lambrusco con carné de identidad

La provincia de Módena, con más de 8.000 hectáreas de viñedos y cuatro denominaciones registradas, es sin duda el territorio del Lambrusco de D.O.P.

Lambrusco di Sorbara DOP, conocido como Lambrusco della Viola por su carácter floral, de aroma intenso fresco, delicado y seco en el paladar, con moderada acidez y un volumen alcohólico en torno al 11%.

Lambrusco Salamino di Santa Croce DOP, de intenso color rojo rubí con una efervescencia bastante persistente, aromas de fruta madura y en boca fresco, armónico y delicadamente ácido.

Lambrusco Grasparossa di Castelvetro DOP, de intenso color rojo rubí con una efervescencia bastante persistente. Con aromas de fruta madura, y en boca armónico y delicadamente ácido.

Lambrusco di Modena DOP, cuya producción se remonta a mediados del siglo XIX, se elabora hoy en tinto, rosado y joven con media docena de variedades y una graduación mínima permitida del 10,5% al 11%.

En Reggio Emilia elaboran más de 7.500 productores que han transformado sus tradicionales lagares domésticos en modernas bodegas. Conservan su tradición traducida en una amplia gama de tintos y rosados, espumosos y frizzanti

El Reggiano Lambrusco DOP deja sentir en la copa la herencia de las viejas viñas y el refinamiento de la moderna elaboración.

El Colli di Scandiano e Canossa DOP, cuyo bouquet es enriquecido por los colores y perfumes de las uvas Marzemino, Spergola y Malvasia autóctonas.

La IGP Emilia (o dell’Emilia) certifica que el 85% de las uvas pertenecen a los varietales Lambrusco y el proceso de frizzantatura, de fermentación natural que produce las burbujas de anhídrido carbónico, solo podrá realizarse en la zona de producción, aunque su Lambrusco podrá ser embotellado fuera, eso sí, en el ámbito de la Unión Europea.

Variado, natural, brillante y acomodaticio, a la vista está que no se trata de un trago fácil para las nuevas generaciones sino que, para disfrutar plenamente su variedad y su complejidad, para valorarlo en su medida, exige sutileza y educación del paladar. La experiencia que solo da el conocimiento. Conocimiento que da placer. ¿Hay quien dé más?


Lambrusco DOP

Consorzio Marchio Storico dei Lambruschi Modenesi
Via Virgilio, 55. Modena (Italia)
www.lambrusco.net

Consorzio Tutela e Promozione dei Vini Reggiani
Via Crispi, 3. Reggio Emilia (Italia)
www.revinireggiani.it

www.facebook.com/pages/Lambrusco-DOP/201191036754915

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