- Antonio Candelas
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- 2023-05-31 00:00:00
Cuando entiendes la labor vitícola como una actividad a largo plazo en la que la inherente incertidumbre y circunstancias cambiantes del entorno pueden echar a perder el trabajo de décadas, el foco se redirecciona hacia la creación de un viñedo cualitativo y más resiliente.
A l igual que hiciera esta centenaria casa bodeguera en las últimas décadas del siglo XIX revolucionando el mundo del vino a partir de un sistema de elaboración novedoso con la crianza en barrica de roble como principal innovación, Marqués de Riscal, una vez más, nos demuestra que ese afán por investigar y mejorar el sector vitícola va grabado en su ADN. La única diferencia con aquella ocasión es que esta vez la innovación nace en el campo. La viticultura convencional practicada sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo pasado acabó perdiendo la perspectiva de lo importante que era mantener el suelo con vida. Al incorporar al suelo abonos minerales y llevar a cabo intensivas técnicas de laboreo, este ha ido empobreciéndose y perdiendo ese carácter diferencial. Todo ello, sumado a la erosión genética provocada por la utilización de clones más cuantitativos que cualitativos, ha desembocado en muchos casos en perfiles de vinos tendentes a la uniformidad. Cambiar el paradigma de este tipo de viticultura es donde el equipo técnico de Marqués de Riscal está poniendo todo su empeño. Un empeño que nació en 1995 cuando empezaron a darse los primeros pasos hacia desarrollar con éxito la técnica del reinjerto sobre viñas viejas.
Proteger las raíces
Como tantas veces, las anomalías se advierten a través de un proceso de observación y, en viticultura, es clave observar con conocimiento para actuar con criterio. Durante aquella década de los noventa había experiencias suficientemente concluyentes para afirmar que viñedos plantados en los setenta no se comportaban de la misma forma que las viñas viejas, por lo que había que actuar sobre aquellas si se quería obtener una calidad equivalente. Francisco Hurtado de Amézaga, director general Técnico y de Producción de Marqués de Riscal, asegura que había dos opciones: arrancar el viñedo o bien reinjertarlo, algo que en aquel momento no estaba bien visto. Un reinjerto que se lleva a cabo con yemas de clones de elevada calidad seleccionados entre los mejores. Tras años de trabajo y experimentación han ido apoyando esta idea del reinjerto hasta que en 2017 la apuesta fue definitiva. Hoy llevan 180 hectáreas reinjertadas con un éxito rotundo.
Las ventajas contrastadas que se argumentan desde la casa son claras y todas tienen que ver con una mejora sustancial en la riqueza de matices, recuperación de la autenticidad varietal y parámetros de calidad en los vinos, así como en otros aspectos agronómicos no menos interesantes. El hecho de mantener el sistema radicular de la viña vieja supone que la planta conserva intacta la parte más importante, a partir de la cual se traslada la personalidad del suelo a las uvas y supone una herramienta clave para soportar, por ejemplo, agudos eventos de sequía, puesto que las raíces han explorado horizontes profundos para conseguir las reservas hídricas necesarias. Además, este proceso evita tener que arrancar la viña y tan solo se pierde una cosecha. Una técnica de adaptación continua porque no solo posibilita modificar el clon de la variedad sino que permite cambiar la variedad con uvas de ciclo más largo para adaptarse a las nuevas circunstancias climáticas.
Regenerar el suelo
Como bien dice el master of wine Pedro Ballesteros, la viña es un cultivo leñoso con vocación de eternidad. Una bonita descripción a la que no favorece en absoluto la incertidumbre de eventos climáticos severos y perjudiciales que se avecinan. Esta realidad es un reto verdaderamente extraordinario que Marqués de Riscal quiere contrarrestar no solo con la técnica del reinjerto. Además, está llevando a cabo unas acciones decididas pensadas para regenerar la vida del suelo y favorecer la biodiversidad del viñedo como estrategia eficaz y natural contra las plagas: plantación de árboles en el entorno, cubiertas vegetales, crear espacios para la fauna autóctona, enriquecer la microbiota del suelo...
Esta línea de trabajo de Marqués de Riscal es pura evolución del conocimiento que ha cambiado las bases de la viticultura como consecuencia de la inquietud por entender la complejidad del momento. Solo así se entiende la innovación y el futuro esperanzador de nuestra viña.
Marqués de Riscal
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