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Alicante: enoturismo a través de sus rutas, experiencias y vinos de gran calidad

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  • Redacción
  • 2024-02-28 00:00:00

Hay miles de razones para visitar la Comunitat Valenciana en cualquier época del año. Por sus paisajes costeros, sus pueblos de interior, los parques naturales, su cultura y patrimonio, la bondad de su clima… Podríamos seguir y seguir, y no acabar nunca, pero ¿qué ocurre cuando conjugamos todo eso con la tradición y la sabiduría de las zonas vitivinícolas?


Y a no hay espacio para la duda de que la Comunitat Valenciana, gracias a las particularidades propias de sus tres provincias y la evidente diversidad, posee una tradición y un legado vitivinícola en el que se aúnan el asombro y la pasión. Y gracias a ello ha llegado hasta nosotros todo el saber acumulado con tesón y sabiduría durante siglos, hasta desembocar en la producción de unos vinos con personalidad propia.
Y es que este territorio custodia desde hace siglos, con cariño y entrega, un legado vinícola que tiene la suerte de extenderse por sus tres provincias en el que se dan la mano muchas horas de sol, la brisa del mar y una orografía cambiante y espectacular. No en vano, desde tiempos remotos, ha atraído a diferentes civilizaciones (romanos, fenicios, íberos...), y todas ellas impulsaron su particular pasión por la cultura del vino, además de transmitirla, época a época, en un legado histórico de incalculable valor que ha llegado hasta nosotros. Estamos hablando de tierras y viñedos que ya abastecían de vinos, por ejemplo, a la Antigua Roma.
Desde Castellón, pasando por la provincia de Valencia y llegando hasta la de Alicante, la Comunitat cuenta con diferentes Rutas del Vino que permiten descubrir una oferta enoturística atractiva, moderna, sostenible y renovada donde la vinculación a lo cultural, lo histórico, lo paisajístico y lo gastronómico maridan perfectamente con la enorme paleta de vinos cargados de diversidad y singularidad. Y cada una de estas rutas transcurre por territorios salpicados de aventuras, de toda clase de batallas pasadas y de innumerables tesoros. En el yacimiento arqueológico de Benimaqua, de Dénia, por ejemplo, se encuentra uno de los lagares más antiguos de Europa, pegado al mar y con vocación de exportación, algo común durante toda la historia de la D.O.P. Vinos de Alicante.
Y por ello, tomando el vino y la tradición vitivinícola de la provincia de Alicante como excusa, llegamos a la conclusión de que el vino de esta tierra no es excusa sino una fuente de placer inagotable.

Sorprendentes contrastes
Practicar el enoturismo aquí es una experiencia que a buen seguro ampliará y cambiará la perspectiva sobre el universo del vino de cualquier viajero, no importa del tipo que sea, al mismo tiempo que prueba y disfruta de unos vinos que se han ganado el reconocimiento y el prestigio de los más entendidos. Para que todo esto sea más fácil existen varias rutas del vino en Alicante, como la Ruta de La Marina Alta, la Ruta del Vinalopó Medio y la Ruta de Cocentaina y Alcoy. Conocerlas supone un viaje apasionante por los pueblos que conforman la Ruta del Vino de Alicante. Al norte, en la zona de La Marina, encontramos los municipios de Alfaz del Pi, Teulada, Moraira y Calpe; junto a la Vall de Pop, los de Castell de Castells, Benigembla, Murla, Parcent, Alcalalí, Xaló, Llíber, Senija y Benissa. Al sur se encuentran las comarcas del Vinalopó i L’Alcoià, con municipios como Algueña, Monóvar, Novelda, Petrer, Pinoso, Salinas, Sax, Cañada o Villena. No cabe duda de que el enoturismo es una manera directa y espectacular de adentrarse y conocer esos rincones de la provincia alicantina, visitando sus bodegas y acercándose a sus excelentes vinos con Denominación de Origen Protegida.
Así que realizar cualquiera de estos recorridos es una manera de embeberse de unos productos procedentes de microclimas, suelos y uvas diferentes, acunados por el mismo mar, pero en cuyo rastro aún permanece el sabor del pasado.
Es hora de proponer un recorrido intenso y un primer contacto repleto de experiencias lo suficientemente agradables como para que uno se deje sumergir en la cultura del vino de la provincia de Alicante, que, conocida por sus playas, su clima y su hospitalidad, alberga un tesoro en forma de viñedos que se extienden desde el mar hasta la montaña. Su riqueza vitivinícola está marcada por algunas de sus variedades de uva autóctonas más universales, como la Moscatel de Alejandría, y vinos únicos, como el Fondillón. En estos casos queda patente ese toque de buena maduración e intensidad que dan el clima de Alicante y los veranos intensos. Gracias a la versatilidad que la Moscatel de Alejandría despliega, se permite elaborar vinos blancos y espumosos, con sabrosos toques florales y frutales, además de vinos de licor, como la mistela de Xaló, todos ellos vinos dulces y elegantes que ya son un referente para los sumilleres de la alta cocina. Del Fondillón siempre se ha dicho que es el vino de los navegantes, no en vano fue el primero en dar la vuelta al mundo. Claramente, la D.O.P. Alicante no sería lo que es sin esta rareza vinícola, un vino único en el mundo. De hecho, está reconocido por la Unión Europea y se le ha otorgado una especial protección dentro de la Denominación de Origen. Nace de la sobremaduración de la Monastrell en la cepa y se produce gracias a los largos veranos levantinos y a la falta de humedad otoñal. Se trata de un vino añejo natural de Monastrell con más de diez años de crianza, forjado en viejos toneles y barricas alicantinos que las bodegas han ido guardando y juntando a lo largo de los años para obtener un rico patrimonio de toneles que hoy forman parte de la singularidad del producto. Todo un lujo cuya elaboración y guarda no es un legado fácil de acometer, por lo que son muy pocas las bodegas que lo elaboran.
Y, claro está, los sorprendentes contrastes que influyen en el clima y la orografía de esta región se reflejan en la personalidad de la Denominación. Estamos ante una tierra rica en microclimas, con suelos óptimos para el cultivo de la vid. Si a esto añadimos la amplia variedad de sus uvas, todo ello hace que los vinos de Alicante sean sabrosamente diferentes a los de otras provincias españolas y cualquiera de sus rutas servirá al viajero para conocer a fondo estas tierras. En ellas se ha ido cincelando un paisaje donde la naturaleza y la mano del hombre han encontrado un equilibrio privilegiado: castillos y atalayas en pueblos pintorescos; bosques de pinos que extienden sus bellos dominios para desembocar en playas de aguas transparentes; montañas emblemáticas que parecen contemplar embelesadas el mar; acantilados que van a parar a los brazos de calas recónditas. Aquí, la riqueza vitivinícola está salpicada en todos sus rincones de contrastes, desde pequeñas explotaciones a orillas del Mediterráneo a grandes extensiones que configuran las comarcas que atraviesa el río Vinalopó o las de La Marina.Además, el territorio alicantino alberga una singularidad constructiva ligada a la cultura vitivinícola: los riuraus. Estos curiosos edificios porticados, de planta rectangular, se utilizaban antiguamente para proteger la uva pasa de la humedad. Son lugares cargados de historia y singularidad que, desde finales del siglo XVIII, salpican el paisaje de la Marina Alta. Benigembla es el pueblo de la comarca que más restos de riuraus conserva dentro del casco urbano; en uno de ellos, podemos ver una Estufa de Pasa, una cámara de secado que permitía reducir el tiempo de producción. Llíber también es importante por sus riuraus: aquí encontramos tanto los que están situados en la falda de la montaña –que preservaban la pasa del rocío– como los riuraus de la partida de Els Cairons.

Gastronomía de prestigio
Obviamente, estamos ante un destino enoturista muy potente en el que cualquier viajero querrá pararse y disfrutar. Y por si esto fuera poco, el vino de la D.O.P. Alicante es ideal para maridar con un sinfín de productos gastronómicos con características únicas de calidad y sabor. Desde las recetas de arroz de las comarcas costeras (paellas, arroz a banda, arroz negro, arroz meloso de bogavante…) a platos como el espencat, el suquet de peix, las cocas o el putxero con pelotas. O, si bajamos más al sur, los arroces con conejo, caracoles al sarmiento, embutidos y pastas típicas. En definitiva, hablamos de numerosos referentes gastronómicos de reconocido prestigio: la gamba roja de Dénia, el langostino de Guardamar del Segura, el tomate de Mutxamel, la granada Mollar de Elche o el turrón de Jijona, sin olvidarnos de sus excepcionales restaurantes con Estrellas Michelin.
Toda esta oferta enoturística está agrupada en la página web www.esperienciascv.es, donde centenares de empresas y profesionales ponen toda su creatividad al alcance de aquellos visitantes que quieran llegar a cualquiera de los tesoros turísticos ligados a la cultura del vino. Solo queda decidir cuáles, puesto que encontraremos planes y actividades tan sorprendentes como originales. Escapadas enológicas, museos del vino, visitas guiadas, escapadas románticas, maridajes, dormir entre viñedos, jornadas gastronómicas… Un cartel impresionante de enoturismo a la carta, adaptado a todos los públicos y listo para ofrecer las mejores actividades del mundo del vino en combinación con la cultura, la gastronomía, la naturaleza e incluso el deporte, que los viajeros podrán disfrutar intensamente con amigos, la familia o incluso solos. Sin olvidar que estas actividades pueden realizarse en cualquier época del año gracias al clima tan especial y bondadoso que se disfruta en estas tierras alicantinas.
¿Vas a dejar escapar este itinerario enoturístico tan sorprendente y capaz de latir al ritmo del buen clima y los mejores vinos?

Más información:
www.enoturismo.comunitatvalenciana.com

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