- Redacción
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- 2003-12-01 00:00:00
Con la clara recuperación de las bolsas a lo largo de los últimos meses, se ha superado la grave crisis de confianza de los años anteriores. Los mercados han retornado a un enjuiciamiento más objetivo de las condiciones básicas y las valoraciones. Evidentemente, un exceso tanto de optimismo como de pesimismo no es buena directriz para la inversión financiera. La estructuración de las inversiones financieras, que cada inversor debe definir para sí individualmente, debe orientarse en criterios racionales. Que son, por ejemplo, los datos financieros fundamentales, el potencial de ganancia expresado en la relación de la ganancia en la cotización, en el caso de las acciones y, en el caso de las obligaciones, la tendencia de la cotización determinada por la influencia de intereses y la moneda. A esto se suma la actitud muy personal ante el riesgo. La capacidad de riesgo objetiva y la voluntad de riesgo subjetiva rara vez tienen la misma cobertura. Todos estos factores conducen a una constante necesidad de asesoramiento y toma de decisiones.